Trilogía de la naturaleza o la reinvención del paisaje
Yonaguni, Tchernobyl y Naica, tres sitios distantes en el globo: uno en Japón, el otro en Ucrania y
el tercero en México. Cada uno de ellos se presenta para Angelika Markul como una “zona” en el
sentido en que Andrei Tarkovsky la entendiera: tautológicamente (una zona es una zona), un sitio
singular, específico, más allá de toda narrativa. Sin embargo, como en el del director soviético, en
el trabajo de Markul cada uno de los espacios elegidos encierra un misterio que no va a
desentrañar deteniéndose en lo accidental, sino que más bien va a “presentarlo”. El denominador
común en todos ellos es quizás la tensión entre naturaleza y cultura, entre vida y muerte.
Cada proyecto encierra largos años de investigación que comienzan con el encuentro más o
menos casual de una historia encriptada en un paisaje. Ese que para cualquier espectador resulta
natural, ese que posiblemente el turismo ha espectacularizado y neutralizado. Sin embargo, su
mirada se detiene allí, en las preguntas sin respuestas acerca de las ruinas sumergidas en el mar
en Yonaguni, o de las formas en que la naturaleza retorna a la vida en un sitio muerto para
siempre como Tchernobyl después del accidente atómico, o en Naica, adentrándose en las
entrañas de esa extraña cueva de cristales gigantescos.
Si su libro de viaje está signado por la indagación, el encuentro con especialistas, con
comunidades, con textos, en suma, con los relatos de los otros, a partir del momento en que su
cámara toma contacto con esos paisajes, todo aquello queda atrás y la naturaleza se presentará,
entonces reinventada por su mirada que el espectador hace propia ante la inmersión a la que sus
video-instalaciones nos convocan: por la pregnancia de las imágenes y por lo intrigante de las
sonorizaciones –compuestas por músicos convocados ad hoc– sus trabajos instalan la
perplejidad acerca de esos bellísimos espacios naturales y con ella la conciencia de su finitud.
La manera en que el tiempo transcurre en cada uno de sus videos hace que la noción de “esculpir
el tiempo” desarrollada por Tarkovsky resulte productiva para pensar el trabajo de Markul y la
manera melancólica, serena y cadenciosa en que alerta desde lo vital sobre la caducidad.
Diana B. Wechsler
Curadora
Las escuetas escenas de En un futuro no muy lejano irrumpen en la sala como premoniciones
distópicas, advertencias de una inminencia inevitable. En la desolación de indistintas llanuras
patagónicas, una pareja –última esperanza de sobrevivencia para el género humano– lucha contra
el ímpetu del viento. Intuimos la presencia del elemento natural, de por sí intangible, solo por
reflejo, a través de su repercusión sobre los cuerpos y del sonido envolvente que, junto con la
línea del horizonte, unifica los paisajes excediendo el marco de los dispositivos.
Las acciones
simples y puntuales se manifiestan en un loop infinito que impone la repetición continua de los
eventos, detenidos en un no-lugar sin caracterización alguna. El tiempo contemplativo sigue el
ritmo cíclico de una visión apocalíptica nutrida por la estética austera de las imágenes que, como
lo señala Wim Peeters, “logran la elocuencia concentrada y el poder visual del haiku japonés”.
Sebastián Díaz Morales experimenta hace varios años con las posibilidades lingüísticas de la
imagen en movimiento transitando por el territorio del documental, del cortometraje y de la
video-instalación. Fragmentando la linealidad de la narración tradicional, sus relatos vacilan
continuamente entre ficción y realidad, logrando a través de recursos básicos una efectividad
poética inmediata.
El paisaje es a menudo el protagonista indiscutible de sus videos y en este caso
se configura en un imaginario tragicómico: la naturaleza se ha sublevado contra el género humano
cuyos últimos representantes, desprotegidos a la intemperie, luchan por su supervivencia
reiterando afanosamente acciones absurdas que revelan su penosa impotencia y la completa
ineficacia de sus herramientas.
Benedetta Casini
Curadora
Larry Muñoz compone naturalezas muertas a partir de objetos encontrados: ramas secas, esqueletos de
animales, piedras, plumas e insectos, descontextualizados y re-ensamblados en instalaciones escultóricas,
son pequeños memento mori de nuestra existencia. Su lenguaje, sin embargo, está cargado de una
simbología del subsuelo que se expresa en referencias a lo marginal, a lo excluido, al desecho que suele
pasar inobservado.
Los restos que elige cuidadosamente remiten a una vanitas holística y no solamente
humana, donde la certeza de la muerte abarca cada cosa más allá de toda distinción jerárquica. En el
MUNTREF Centro de Arte y Naturaleza esa poética de lo oculto se manifiesta tanto en los objetos rescatados
del olvido, por ejemplo en la estantería encontrada en el sótano del edificio, como en los cuerpos orgánicos
que habitaron el espacio hasta ser recuperados.
Con la cuidadosa diligencia de un científico/inventor Larry
los clasifica, resignificándolos en configuraciones inéditas producto de ajustes pacientes. A lo largo de un
mes estableció una relación intima con este sitio suspendido entre el pasado y el futuro –poblado durante
mucho tiempo únicamente por el hormigueo de pequeñas criaturas silenciosas– cuya suntuosa historia solo
se intuye, incrustada en los pálidos ornamentos de la fachada.
Ocupa y se apropia del espacio, lo transforma
y se transforma: aceptando el desafío de adaptar las premisas proyectuales al contexto, abraza las
desviaciones y accede a que el proceso fluya, guiado por los imprevistos. Cada encuentro representa un
estímulo y una abertura, una transformación constante de la investigación que tarda en encontrar su punto
final.
Benedetta Casini
Curadora
Área Yonaguni
2016
Videoinstalación
Música de Simon Ripoll-Hurier
Video, color, sonido, imágenes 3D
19’47’’ loop
Bambi en Chernobyl
2014
Videoinstalación
Música de Franck Krawczyk
Video, color, sonido
13’26’’ loop
Nació en 1977 en Polonia. Vive y trabaja en Francia y Polonia. Diplomada en la Ecole nationale des Beaux Arts de Paris (E.N.S.B.A.), section multimédia dans l’atelier de Christian Boltanski, sus obras se han presentado en numerosas exposiciones, tanto individuales como colectivas, en Francia y en varias instituciones artísticas de otros países; entre ellos, Alemania, Italia y Suiza, así como en Londres, Madrid, Trondheim, Montreal, Nueva York, Buenos Aires y Yokohama.
En 2012 recibió el Premio SAM Art Projects y en 2016 el Prix Coal que recompensa a los artistas que centran su trabajo en las relaciones entre arte y medio ambiente.
En el arte de Angelika es posible encontrar un repertorio de formas muy personal: combina imágenes de video con instalaciones, a menudo realizadas con materiales tales como papel de aluminio negro, vidrio y madera.
Su práctica artística está consagrada a los lugares naturales desaparecidos, desconocidos o peligrosos para el hombre: como en Yonaguni, donde se sumerge para descubrir un monumento desconocido que ha quedado sumergido, en Naica o Tchernobyl, donde se adentra en sitios peligrosos cuya visita está interdicta, o en los glaciares de la Patagonia, protagonistas de su último proyecto.
Entre sus muestras individuales recientes figuran Memorias del glaciar (2017, BIENALSUR), Buenos Aires, Z ziemi do gwiazd, Malakoff, Francia (2014); Terre de départ, Palais de Tokyo, París, Francia (2014); Installation monumentale (2013), Domaine départementale de Chamarande, Francia, y The Unleashed Forces. Angelika Markul and Contemporary Demonism, Muzeum Sztuki ŁódÐ, ŁódÐ, Polonia (2013).
The State of Life, National Art Museum of China, Beijing, China (2015), y Take Me I’m Yours, Monnaie de Paris, Francia (2015) y MNAD, Buenos Aires (2017, BIENALSUR), son algunas de las exhibiciones colectivas más recientes en las que participó.
Sebastián Díaz Morales nació en 1975 en la ciudad argentina de Comodoro Rivadavia.
Su lenguaje pictórico lleva la marca de esta “capital del viento”. Como dice el mismo
Díaz Morales, la experiencia de crecer en un ambiente extremo en el medio de la nada
lo llevó a un modo particular de concebir la realidad.
Sus películas y videos, que ha producido desde 1995, muestran que la realidad no es
más que un producto de la imaginación. Cada figura y cada narrativa en ellos es una
metáfora de la frontera entre realidad y ficción. Sus films giran en torno a la suspensión
del tiempo y el desplazamiento del espacio y el tiempo a través del sueño constante y la
reconstrucción de la realidad.
Morales trabaja con varias técnicas fílmicas, tales como el montaje, las disociaciones
del tipo caricaturesco o slow motion. El sonido también tiene un rol protagónico, ya sea
en la forma de ruido o música. Algunos de sus trabajos remiten a la ciencia ficción. Su
estilo narrativo y diálogos tienen un carácter minimalista, pero su imaginario evoca
asociaciones con las cuales el espectador descubre una nueva mirada a la realidad.
Su trabajo ha sido exhibido en numerosos museos, galerías y festivales en el mundo,
incluyendo la Tate Modern, Londres; Centre Pompidou, París; Stedelijk Museum y De
Appel, Amsterdam; Le Fresnoy, Roubaix; CAC, Vilnius; Art in General, New York;
Museo Ludwig, Budapest; Bienal de São Paulo; Bienal de Sydney; Fundació Joan Miró,
Barcelona; MUDAM, Luxemburgo; Fundação Calouste Gulbenkian, Lisboa, y la última
Bienal de Venecia, Viva Arte Viva. Sus trabajos se encuentran en las colecciones del
Centre Pompidou; Tate Modern; Fundación Jumex, México; Fondazione Sandretto Re
Rebaudengo, Turín; Colección Costantini, Buenos Aires; Fondation Pinault, París;
Sammlung Goetz, Munich y Coleção Berardo – Museo de Arte Moderno y
Contemporáneo, Lisboa, entre otros.
En 2009 fue premiado con la beca Guggenheim.
Colombia, 1982.
Vive y trabaja en Bogotá, donde estudió Publicidad en la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
En su trabajo, materiales orgánicos, mecánicos y objetos cotidianos se juntan para señalar cuestiones
relacionadas con lo orgánico/artificial, lo escultórico/bidimensional y algunas otras ideas relacionadas con la
producción artística y nuestra forma de contactarnos con el entorno.
Entre sus últimas exposiciones están: Topofilia, Plural Nodo Cultural; Fuga Alba Saturniidarum, Voltaje Salón de
Arte y Tecnología; Epifania tardía, Galería Beta; Salón de Artistas Jóvenes Colombianos, Instituto Cervantes de
Tokio y I’ll call you as soon as the sun goes down, Centro Cultural Heiska (Hämeenkyro Finlandia).
Ha participado en residencias y exposiciones individuales y grupales en Finlandia, Brasil, Argentina, Japón y
México.
MUNTREF CENTRO DE ARTE Y NATURALEZA
11 4179 8728
Av. Sarmiento 2725.
Miércoles a domingos de 14 a 19 hs.
Visitas guiadas: viernes, sábados y domingos 16:00 hs.