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La pérdida de valor de las credenciales educativas en el mercado de trabajo Argentino 1995-2001. Una respuesta desde los métodos estadísticos.

En este trabajo se sostiene que durante la segunda mitad de la década de 1990 se desarrolló un proceso de pérdida de valor de las credenciales educativas de los trabajadores con nivel de estudios secundario completo o mayor. Como a su vez en el período se incrementó la desigualdad salarial se sostiene que lo que se observa es un fenómeno de dos aristas: de devaluación educativa y segmentación del mercado de trabajo. Para realizar estas afirmaciones se utilizan regresiones lineales múltiples para el cálculo de premios salariales. Dado que la fuente utilizada es una muestra y el universo es pequeño se utilizan pooles de datos para ampliar la cantidad de muestra disponible y mejorar las estimaciones. Se desarrolla una metodología cuyo objetivo es poder decidir desde el punto de vista estadístico si los pooles de datos pueden ser utilizados o no en cada problema de trabajo y como trabajar con ellos, y así poder utilizar los recursos disponibles bajo el control de métodos estadísticos.

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Los docentes en la Encuesta Permanente de Hogares. Notas metodológicas para su identificación y estudio.

El estudio de los docentes como colectivo laboral en Argentina puede ser realizado con precisión a partir de los Censos Nacionales de Docentes. Estas fuentes de información son específicas del sector educativo y, por lo tanto, las más idóneas para la caracterización detallada de los cargos, horas, funciones, trayectorias y formación de los docentes. Sin embargo, sus principales limitaciones son la periodicidad decenal y las dificultades para comparar a los docentes con otros grupos laborales. La Encuesta Permanente de Hogares, fuente diseñada para caracterizar y monitorear la inserción laboral de la población, permite suplir las limitaciones mencionadas en el estudio de los ocupados en las actividades de enseñanza. Sin embargo, tiene ciertas características y limitaciones que resultan importantes tener en cuenta al utilizarla para estudiar el colectivo docente. Este artículo analiza la fuente en cuanto sus potencialidades para el estudio de este grupo laboral. Concluye que es consistente para el estudio de la evolución del empleo docente.

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Especificación del modelo, datos faltantes y casos atípicos: la “trastienda” de una investigación basada en el análisis de la varianza.

El artículo está centrado en la discusión de aspectos metodológicos de la investigación de tesis de la autora. En el campo de los estudios sobre la distribución personal del ingreso y los mercados de trabajo resulta habitual el análisis de la regresión del ingreso personal contra diversos atributos de los perceptores y sus ocupaciones. Este análisis tiene por requisito la resolución de cuestiones referidas a: la definición del modelo en que estará basado, el tratamiento que se dará a los casos sin información y los procedimientos mediante los que se evaluará y, eventualmente, corregirá la influencia de los casos extremos sobre los parámetros estimados. El artículo refiere qué decisiones fueron tomadas en la investigación a este respecto, fundamentando las razones y describiendo su impacto sobre los resultados obtenidos.

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¿Qué son los Indicadores? Perspectivas y usos diferentes.

El presente artículo tiene como objetivo presentar las diferentes perspectivas y usos de los indicadores, por un lado, desde las ciencias sociales y por otro desde lo que se denominó “Movimiento de Indicadores Sociales”. En términos generales, el uso de los indicadores ha sido utilizado desde el enfoque de las ciencias sociales para medir empíricamente conceptos teóricos que permitan el abordaje empírico a los fenómenos sociales. Sin embargo, los indicadores son también utilizados desde una perspectiva más pragmática, principalmente por los organismos de estadística y organismos internacionales. A través del artículo se presentan los diferentes recorridos realizados por las perspectivas mencionadas. En la primera parte se describe la medición empírica de conceptos a través de indicadores en los principales referentes de las ciencias sociales. En la segunda parte se describe el contexto de surgimiento y el desarrollo de lo que se denominó “Movimiento de Indicadores Sociales” como otra forma de aproximación al estudio de la realidad social a través de indicadores. En la tercera se problematiza las diferencias de ambas perspectivas en cuanto a los objetivos y el método que utilizan y se presenta como conclusión la importancia de vincular ambas perspectivas.

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Aportes al estudio de la opinión pública en las elecciones presidenciales 2007 en Argentina.

El presente trabajo intenta explorar la creciente importancia que los estudios de opinión pública han comenzado a tener durante las últimas décadas. En este sentido, se busca brindar un aporte a la investigación dentro de una actividad que siempre ha estado más bien alejada del ámbito académico, en especial en los estudios relacionados con los procesos electorales. Asimismo, el trabajo intenta develar la notable injerencia que los medios de comunicación tienen en los procesos electorales de los últimos años, demostrándose que se trata de una tendencia que va tomando cada vez más impulso. Finalmente, se analizaran cuestiones que resultan un aporte para diagnosticar los cambios en las percepciones de la ciudadanía durante la etapa previa y posterior a una elección.

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Construcción de un índice del nivel socioeconómico del hogar urbano en la República Argentina mediante el análisis de correspondencia múltiple y escalamiento óptimo.

El trabajo presenta la construcción de un índice que tiene como finalidad asignar a cada hogar urbano de la República Argentina un nivel socioeconómico. Se piensa al índice como una variable latente (no observable) y se aplica el análisis de correspondencia múltiple, método exploratorio de estadística multivariada, para obtener los ponderadores (pesos) de las modalidades de las doce variables seleccionadas.

El índice se compone de variables relativas a las características de la vivienda, la condición laboral y educativa del jefe de hogar y del cónyuge. La metodología se aplica a la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares 2012/2013 (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos). Una vez estimados los puntajes de la variable latente para los hogares urbanos, se establecen los quintiles socioeconómicos y se asigna a cada hogar un quintil. Finalmente, se analizan las características de cada uno de los quintiles obtenidos y se indican las fortalezas y limitaciones de la metodología.

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Orientaciones de futuro laboral y educativo de estudiantes secundarios. Análisis multivariado en un diseño muestral complejo.

En este artículo se analizan las orientaciones de futuro laboral y educativo de los estudiantes que a fines de 2008 cursaban el último año de estudio en las escuelas estatales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En primer lugar, se describen las orientaciones de futuro hallándose una prevalencia de proyectos educativo-laborales entre los estudiantes y una anticipación de obstáculos que resulta más pronunciada en el plano laboral que en el educativo. Luego, mediante un análisis de regresión logística multivariada, se compara la influencia relativa de distintos atributos sociales, escolares, biográficos y de la oferta educativa sobre los objetivos de tipo profesional. Entre los principales resultados se halla que las diferencias de género muestran contundencia en la priorización de un objetivo profesional. La modalidad del plan de estudios también emerge como un aspecto clave en los horizontes de futuro, observándose un hiato entre la formación bachiller-comercial y la técnica, donde prevalecen expectativas de inserción laboral directa luego del egreso. Otro hallazgo es que en el plano educativo los horizontes de profesionalización adquieren una difusión más amplia e independiente del origen social educacional, como reflejo de un contexto donde están dadas ciertas condiciones para el acceso masivo a la educación superior. Por otra parte, en el trabajo se enfatiza la importancia de considerar la complejidad del diseño muestral en la instancia de análisis de los datos. Para ello se comparan los resultados obtenidos con estimadores que consideran la complejidad de diseño muestral con otros “naive”, reflexionando acerca de las implicancias epistemológicas que esto conlleva en la puesta a prueba de hipótesis en el análisis bivariado y multivariado.

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“Condiciones de socialización, entorno y trayectoria asociados a la reincidencia en el delito”.

En la actualidad el delito y la punición son analizados desde diferentes enfoques, ya que además de estar en crisis son temas a los cuales se les busca encontrar respuestas y soluciones. Es sabido entre los expertos que estudian estos tópicos que dentro de las cárceles la población es mayoritariamente joven, con bajos niveles de educación y provenientes de clases socioeconómicas medias/bajas y bajas, caracterizadas, entre otras cosas, por los bajos niveles de ingreso.

Teniendo en cuenta estas características podría pensarse que la vinculación explicativa de una conducta delictiva está dada por la asociación entre la condición de pobreza de un hogar y/o de sus integrantes y las probabilidades de comisión de delitos y la reincidencia en los mismos. Sin embargo, en este documento proponemos la existencia de una relación mucho más compleja. Por lo tanto, cabe preguntarse en relación al delito y a la reincidencia en el mismo, ¿qué tan asociados están esos factores a quienes incurren nuevamente en una conducta delictiva y al nivel de violencia al momento de perpetrar un delito?, finalmente, ¿qué factores son estos?

Para responder a estas preguntas se realizó un modelo de análisis multivariado basado en una regresión logística, en el cual se incorporaron variables relacionadas con los entornos o contextos de socialización temprana de los sujetos así como la trayectoria en instituciones como los institutos de menores. Los datos utilizados pertenecen a la Encuesta a Población en Reclusión de 2013, en la cual para Argentina se aplicaron más de mil encuestas personales a presos condenados por la justicia federal y ordinaria de la Capital así como por la justicia de la Provincia de Buenos Aires. Cabe destacar, además, que este fue un estudio que abarcó un conjunto de otros cinco países de la región: Brasil, Chile, El Salvador, México y Perú.

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Un ejemplo de diseño cuasi experimental: uso de la regresión logística binaria en la construcción de un grupo de comparación para la evaluación de impacto de un programa social.

Este artículo trata acerca del empleo de la regresión logística binaria para la construcción de un grupo de comparación útil para la evaluación de impacto de un programa social. Se basa en una experiencia de aplicación real de tal procedimiento.

En la primera parte se aborda brevemente la problemática que plantea la implementación de diseños puramente experimentales en el caso de la evaluación de políticas públicas de contenido social y la alternativa de emplear modelos cuasi experimentales con un grupo de comparación construido estadísticamente. También se ponen en consideración algunas cuestiones inherentes a los diseños con doble medición, al tiempo que se abordan las dificultades que plantea la frecuente ausencia de una línea de base en el caso de los programas sociales. Asimismo, se explicitan los requisitos que debieran cumplimentar los grupos de comparación construidos mediante modelación estadística.

La segunda parte se refiere a las características del procedimiento estadístico empleado (la regresión logística binaria) y su utilidad específica para la obtención de grupos de comparación, con las limitaciones e inconvenientes que plantea, las alternativas posibles para sortearlos y los recaudos a adoptar. Finalmente, en la última parte se exponen los resultados provenientes del ejemplo de aplicación de este procedimiento conjuntamente con la interpretación de los mismos.

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METODOLOGIA ESTADISTICA PARA LA ESTIMACION DE LAS SUPERFICIES SEMBRADAS CON CULTIVOS EXTENSIVOS - METODO DE SEGMENTOS ALEATORIOS.

El conocimiento de la superficie sembrada con cultivos extensivos es de relevancia estratégica para el país y necesita ser estimada en forma objetiva dos veces al año para las principales Provincias Argentinas. El método aquí propuesto es el de observar –con el significado literal de la palabra- una muestra de segmentos que se definen, como relativamente pequeñas áreas que toman la forma de polígonos rectangulares, sin consultar a los dueños de las tierras, a los productores ni a ninguna persona relacionada con las explotaciones que contiene el segmento.

La selección original es de puntos aleatorios dentro de estratos de uso homogéneo del suelo, que luego se los transforma en segmentos. Es obvio que gran parte de los puntos caerán en lugares que no se pueden acceder con un vehículo y para poder llevar a cabo la observación es necesario trasladar el punto hasta el camino más próximo y allí conformar el segmento. Desde el punto de vista de la teoría del muestreo se reconoce que el procedimiento de trasladar origina un sesgo el cual es un error no debido al muestreo.

La contrapartida es que el método tiene importantes ganancias, entre ellas: a) muy alta confiabilidad de los datos por provenir de observaciones “in situ” hechas por expertos, b) no hay error en la medida de las superficies por utilizar tecnología satelital, c) una vez definido el segmento el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) permite controlar el operativo y anula el error de ubicación de los segmentos en futuros operativos, d) las muestras son altamente comparables en el tiempo, e) los resultados se obtienen en breve tiempo, en general no más de tres meses, f) reducción notable del presupuesto al no existir revisitas.

El método incorpora nuevas tecnologías, entre ellas: imágenes satelitales, Sistemas de Información Geográfica (GIS), el GPS, el uso del Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI), programas de procesamiento de la información y protocolos estrictos de procedimientos.

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Desempeño de las PyME industriales argentinas, 2005-2011: Medición de eficiencia en la producción a través de un enfoque no-paramétrico.

Este trabajo mide la eficiencia en la producción de las PyME industriales argentinas a partir de la productividad total de los factores, para el período 2005-2011, utilizando datos a nivel empresa, y aplicando el enfoque Análisis Envolvente de Datos (DEA por sus siglas en inglés) basado en el trabajo de Farrell (1957) y las extensiones introducidas por Charnes et al (1978) y Banker et al (1984). Se busca generar un aporte desde el punto de vista metodológico, como antecedente en lo referido a cómo puede medirse la eficiencia de las PyME industriales argentinas en base a información estadística disponible, y explorar cuáles son los factores determinantes de la misma, ya que hasta el momento hay un vacío de información en este sentido. A partir de esto, se explora la asociación de este nivel de eficiencia con factores exógenos a las empresas o internos a las mismas como potenciales determinantes del mismo. Se encuentra que las PyME localizadas en las regiones del país de mayor desarrollo relativo y concentración de la actividad económica tienen un nivel de eficiencia en promedio mayor al resto. Mientras que, sorprendentemente, no hay evidencia suficiente para suponer que el sector de actividad de pertenencia está relacionado con el nivel de eficiencia en la producción. Por otro lado, contrariamente a lo esperado, las empresas más grandes, que exportan, y que solicitan y obtienen créditos bancarios, registran en promedio menores niveles de eficiencia que el resto, aunque esto podría explicarse por el hecho de que estas firmas están más capitalizadas, lo que, al incrementar su dotación del factor de producción capital, impacta negativamente en su eficiencia técnica de producción.

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Análisis multivariado aplicado a la generación de escenarios complejos en torno a concepciones de sexualidad y género en alumnos de escuelas medias.

En el presente artículo se exponen aspectos analíticos y metodológicos de la aplicación de diversas técnicas de análisis de datos multivariados empleadas en una investigación sobre salud sexual y reproductiva y educación sexual. Se propone la categoría de escenarios complejos como construcción analítica que permite poner en vinculación concepciones, creencias y actitudes sobre sexualidad, diversidad sexual, género y aborto en base a un relevamiento por encuestas estructuradas en mujeres y varones adolescentes escolarizados en el nivel medio de Argentina realizado durante el segundo semestre del 2012. Dicho relevamiento tuvo como propósito principal indagar y explorar las formas en que determinadas concepciones sobre la sexualidad y el género de los alumnos se vinculan con modelos de educación sexual, las temáticas priorizadas en dichos abordajes, las formas en que se establecen los vínculos con docentes y adultos, los vínculos afectivos intrageneracionales, y las instancias de subjetivación juvenil. Se aplicaron una serie de técnicas estadísticas multivariadas: análisis de componentes principales, análisis de cluster por el método de K-medias y, fundamentalmente, el análisis de correspondencias múltiples para la generación de los escenarios complejos.

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Las elecciones a Presidente de Argentina en 2011 y 2015.

La elección a Presidente en Argentina de 2011 tuvo como ganadora a la candidata por el Frente para la Victoria Cristina Kirchner con una amplia diferencia respecto al segundo. El triunfo de la candidata tiene diferentes explicaciones causales desde el punto de vista de las motivaciones del voto por parte del electorado. A través de la presente investigación se intenta identificar las variables condicionantes y jerarquizarlas. Las características socio demográficas del ciudadano no tienen la influencia de otros momentos. En cambio, variables relacionadas con la gestión, el posicionamiento de los candidatos y el vínculo entre Néstor Kirchner y su esposa adquieren mayor protagonismo como condicionantes del voto.

El triunfo de Mauricio Macri en la elección presidencial de 2015 también tiene sus explicaciones causales. Sin entrar en la profundidad de la elección de 2011, se encontraron aspectos ideológicos y vinculados al consumo como elementos motivadores del voto.

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Las estadísticas educativas y los desafíos futuros: un sistema de información por alumno.

Este trabajo analiza tanto los antecedentes como las características actuales del sistema de información estadística del sistema educativo argentino. Se plantea también el camino futuro de este sistema, teniendo en cuenta los cambios tecnológicos que tuvieron lugar en nuestro país en los últimos años.

Actualmente, el sistema nacional de información educativa está basado, principalmente, en el Relevamiento Anual, operativo censal que recoge con un corte anual la información consolidada a nivel nacional sobre las principales variables del sistema educativo, exceptuando las universidades. Este sistema garantiza una información homogénea y comparable para todo el ámbito nacional.En la actualidad el sistema de información educativa enfrenta nuevos desafíos producto de un sistema educativo complejo y en constante transformación. Además, el Relevamiento Anual presenta varias limitaciones y solo permite analizar en forma parcial los nudos críticos del sistema educativo. Para paliar estas limitaciones, durante los años 2013 y 2015, se desarrolló un Sistema Integral de Información Digital Educativa —SInIDE—, basado en información nominal de los alumnos. Este nuevo sistema articula y compatibiliza los requerimientos de información de las distintas instancias de gestión en los niveles nacional y jurisdiccional y permite que las instituciones educativas desarrollen a través de este sistema sus propios procesos administrativos y pedagógicos. Su potencialidad radica en la posibilidad de acelerar todos los procesos y de recoger datos adicionales para diagnosticar el funcionamiento del sistema educativo y las trayectorias educativas de los alumnos, tanto a nivel de los establecimientos como a nivel provincial o nacional. Además, permite la construcción de nuevos indicadores para evaluar la situación del sistema educativo en todo el país, fortaleciendo las políticas que se llevan a cabo en el marco de la Ley de Educación Nacional.

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El análisis de redes sociales como herramienta para focalizar la intervención en entornos rurales a través de políticas públicas.

Este trabajo muestra los resultados mediante la aplicación de un instrumento de recolección de datos reticulares para un estudio de línea de base y evaluación de políticas públicas en entornos rurales, a fin de describir, medir y comparar las formas de las asociaciones entre los agentes involucrados de dos cooperativas.

Los objetivos de la ponencia radican en describir y caracterizar las redes de asociaciones de pequeños productores rurales en un contexto social delimitado, y evaluar la viabilidad de complementar los análisis estadísticos cuantitativos tradicionales con la metodología del análisis de redes sociocéntricas, para focalizar las formas de intervención y detectar asociaciones latentes y potenciales.

Los resultados obtenidos al aplicar este instrumento en dos agrupaciones de pequeños productores rurales del Noroeste argentino, beneficiarios de un programa social en el año 2014, muestran dos grafos multiplexados diferenciados. Mientras que en la primera red la forma de las asociaciones para movilizar recursos estratégicos se encuentra restringida por la autoridad de los referentes de la organización, en la segunda se observa una distribución más equitativa y menos autoritaria de los vínculos, así como una intermediación menos centralizada.

Se concluye que esta metodología ha sido adecuada para describir las fuerza, dirección y circulación de las relaciones entre los nodos de las agrupaciones relevadas, así como la existencia de asociaciones potenciales que no sean efectivizado. De esta forma la toma de decisiones se ve beneficiada al disponer de información específica, que permite detectar la necesidad de fortalecer vínculos, así como la posibilidad de identificar nodos y subgrupos que centralizan la intermediación y los recursos o que pueden desarrollar una mejor circulación de los mismos a causa de sus posiciones estratégicas en las redes.

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Las clases sociales según los censos de población de 1991 y 2001.

El artículo presenta una metodología para la reconstrucción de las series del Nomenclador de Condición Socio-Ocupacional y el esquema de clases de Torrado a lo largo del período 1980-2001, durante el cual los cambios en los sistemas clasificatorios de las variables involucradas en su construcción presentaron importantes cambios. Se utilizaron los datos secundarios del estudio “Estructura Social Argentina” del Consejo Federal de Inversiones para el censo de 1980 y los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de los censos de población de 1991 y 2001, para el Total del País.

La investigación aborda tanto las cuestiones metodológicas enfrentadas a la realidad de la oferta estadística en Argentina así como también aspectos teóricos sobre la temática de la estructura social. Se realiza un detallado análisis de las fuentes existentes que permiten la construcción de series lo más homogéneas posibles en términos metodológicos con el objetivo de que muestren los cambios de la estructura social entre fines de los cuarenta y la actualidad. Se analizan también los resultados alcanzados. En lo que hace a este aspecto, sin embargo, la profundidad de la indagación es menor.

El aporte permite continuar y armonizar, con las dificultades y advertencias metodológicas que implica, los trabajos de Germani (1955) y Torrado (1992) y el análisis de la estructura social Argentina según datos secundarios cuantitativos.

Palabras clave: Condición Socio-Ocupacional; clases sociales; censos de población; estructura social argentina; mercado de trabajo; ocupación; empleo.

RAESTA 1 - año 1 (2014)

Artículos

¿Qué son los Indicadores? Perspectivas y usos diferentes

Ana María Capuano1

1. Introducción

El presente artículo forma parte de la tesis de Maestría en Metodología de la Investigación Social denominada: ´Sistema de indicadores sociales sobre niñez y adolescencia. Propuesta conceptual y metodológica para la Argentina´.

Tanto la tesis mencionada, así como el presente artículo surgen a partir de reflexiones acerca de mi práctica profesional, en la cual diseñaba indicadores de distintas temáticas sociales, que formaban parte del Sistema de Estadísticas sociodemográficas, realizado en el Instituto Nacional de Estadística y Censos. En esa práctica, observe que la realización de indicadores tenía como objetivo generar información para el diagnóstico y seguimiento de los cambios operados en la situación social, así como ser un insumo para el monitoreo de las políticas públicas. Por otro lado, desde la perspectiva de la investigación en ciencias sociales, los indicadores refieren a la operacionalización de conceptos para medir aspectos de la realidad social, siendo un eje de debate epistemológico la idea de medir aspectos sociales como si fueran fenómenos naturales.

Desde esa escisión observada, es de donde parte este artículo, haciendo un recorrido por el concepto de indicador, desde las ciencias sociales así como de los orígenes de la construcción de indicadores ´sociales´ desde una perspectiva ligada a los gobiernos y a los organismos públicos productores de estadísticas. A lo largo del artículo se observará que ambas perspectivas se desarrollaron de manera aislada, pero sin embargo, como la medición en ciencias sociales a través de indicadores empíricos necesita de la construcción de información, se concluye que se presenta necesario vincular ambas perspectivas.

2. Los indicadores como referentes empíricos de la operacionalización de conceptos. Antecedentes en la investigación social

La operacionalización de conceptos constituye uno de los principales temas en el proceso de investigación empírica en las ciencias sociales, ya que remite al problema de la medición. De acuerdo con la definición clásica del término medir significa asignar números a objetos y eventos de acuerdo a reglas (Stevens, 1951). En las ciencias sociales podría definirse como el proceso que vincula conceptos abstractos con indicadores empíricos.

Entre los principales referentes en las ciencias sociales se mencionan a Lazarsfeld y Merton, aunque hay antecedentes en la obra de Durkheim. En términos generales, los autores mencionados definen a los indicadores como instrumentos que se utilizan para el abordaje de conceptos en la investigación social.

Si bien Durkheim, uno de los principales científicos sociales afines al positivismo2, no utiliza en su obra terminología explícita en relación a la operacionalización de conceptos a través de indicadores, se observan en sus trabajos aproximaciones a la temática cuando afirma que es necesario sustituir el “hecho interno” que se nos escapa por un “hecho externo” que lo simbolice y estudiar de esta manera el primero a través del segundo (Merton, 2002).

En este sentido Durkheim enuncia la siguiente regla: al iniciar la indagación de los hechos sociales, el estudioso debe dar una definición operativa de aquello que va a estudiar. Para ser objetiva, la definición debe obviamente considerar los fenómenos no como ideas, sino en términos de sus propiedades intrínsecas (Bottomore y Nisbet, 1988: 248).

En “Las Reglas del Método Sociológico” Durkheim argumenta que se necesita elaborar del principio al final, conceptos nuevos, ajustados a las necesidades de la ciencia y expresados con la ayuda de una terminología especial. Para este autor, la sociología aborda temas a los que nos referimos constantemente tales como la sociedad, la familia, el delito, entre otros y por lo tanto, el sociólogo no considera necesario ofrecer una definición previa ni rigurosa de los mismos, hecho que deriva en cierta ambigüedad y en el agrupamiento de cosas distintas bajo la misma definición.

Se observa entonces en Durkheim una primera aproximación a la necesidad de que los conceptos utilizados en el lenguaje común se transformen en conceptos científicos para las ciencias sociales.

En el siglo XX, la operacionalización de conceptos se convierte en un tema central de las ciencias sociales, principalmente dentro del desarrollo de la metodología empírica, siendo su principal referente Lazarsfeld.

Siguiendo los postulados del positivismo, Lazarsfeld pretendía desarrollar las ciencias sociales tomando como modelo el método de las ciencias naturales. Para ello, las primeras debían crear un lenguaje de observación que consistiera en observables objetivamente definidos, generalizables y cuantificables, que permitieran conocer los atributos de los fenómenos.

Lazarsfeld propuso una estrategia empírica para poder identificar propiedades generales a través de las cuales los fenómenos fueran conocidos, tratándolas como variables -el llamado “lenguaje de las variables”-. Los términos básicos del lenguaje científico debían expresar cualidades generales de los objetos, de ahí que la investigación social adoptó términos cuasi matemáticos para hablar de los fenómenos sociales (Hughes y Sharrock, 1999).

La identificación de las variables fue un paso innovador, convirtiéndose en el eje en torno al cual surge una nueva manera de planificar y practicar la investigación social. Para la investigación social, el lenguaje de las variables ofrecía un medio de expresar relaciones entre las propiedades de los objetos (personas, instituciones, países, etc.) y como tal una manera de describir objetiva y cuantitativamente los fenómenos sociales. Todos los fenómenos de interés para la investigación social podían ser conceptualizados y medidos al menos en cierto nivel, correlacionados y manipulados de diversas maneras por las técnicas formales del análisis de variables, permitiendo formular y poner a prueba hipótesis (Hughes y Sharrock, 1999).

Lazarsfeld consideraba que las ciencias no abordan su objeto de estudio en su totalidad, sino que seleccionan determinadas propiedades del mismo e intentan establecer entre ellas relaciones recíprocas, siendo una característica de las ciencias sociales que la elección de las propiedades estratégicas se constituye en un problema esencial (Lazarsfeld, 1979).

El autor describe la operacionalización de conceptos como un proceso compuesto de cuatro etapas. En un primer momento, el concepto no es más que una entidad concebida en términos vagos, que confiere un sentido a las relaciones entre los fenómenos observados e intenta explicar las regularidades observadas. Debido a la complejidad que presentan los conceptos en ciencias sociales, el segundo paso consiste en dividirlo en dimensiones. El tercer momento es aquel en que se seleccionan los indicadores, que cubrirán las dimensiones del concepto (equivalentes empíricos de las dimensiones). Esta es la fase de la definición operacional. El indicador es un instrumento que posee una determinada relación de probabilidad con respecto al concepto, por lo tanto es necesario utilizar un número importante de indicadores para dar cuenta del mismo. Esta es una de las etapas más complejas del proceso, ya que determinar los criterios que limitarán la elección de indicadores constituye un problema. Es decir, cuando seleccionamos los indicadores ¿debemos considerarlo parte del concepto o como fenómenos independientes de este? Para encontrar una respuesta es necesario, en términos de Lazarsfeld, conocer las leyes que presiden las relaciones entre indicadores. Dentro de esta etapa se necesitan realizar pruebas de validación para poder dar cuenta de la existencia de relación entre los distintos indicadores de un concepto. La última fase consiste en reunir los indicadores obtenidos en las etapas precedentes, ponderarlos y articularlos construyendo una medida única, un índice.

Lazarsfeld fue criticado, entre otras cosas, porque se consideraba que el lenguaje de las variables era intencionalmente ateórico, su método resultaba una estrategia para la formación de teorías empíricas que no llegaban a ser el tipo de generalizaciones teóricas que eran el objetivo de las ambiciones de los positivistas (Hughes y Sharrock, 1999).

Posteriormente, fue Robert Merton, referente teórico del funcionalismo3, quien a diferencia de Lazarsfeld, consideró necesario que los estudios empíricos estuvieran orientados por la teoría y que ésta pudiera ser demostrable empíricamente. El interés de Merton se centraba en que hubiera una mayor vinculación entre la teoría y la investigación empírica.

Para Merton los conceptos constituyen las definiciones de lo que debe observarse, y entre las variables se deben buscar relaciones empíricas, en ese sentido afirma que la elección de conceptos que guían la recolección y el análisis de dato ello, tiene que idear indicadores que sean observables, bastante precisos y meticulosamente es decisiva para la investigación:

Una de las funciones del esclarecimiento conceptual consiste en hacer explícito el carácter de los datos subsumidos en un concepto (Merton, 2002: 166).

Merton destaca la importancia de la investigación empírica dentro de la investigación social. Argumenta que en general, la clarificación de conceptos se considera propia del teórico cuando en realidad es resultado de una investigación empírica y se explicita a través de la construcción de indicadores de los conceptos estudiados. Además, agrega que una tarea del análisis conceptual es establecer indicadores observables de los datos sociales que interesan a la investigación empírica, y que el problema consiste en idear indicadores de entidades inobservables o simbólicas (por ejemplo, cohesión social) que puedan sustentarse teóricamente.

En la misma línea que Durkheim, Merton argumenta que en definiciones no empíricas, es posible hablar vagamente de “moral”, “cohesión social”, sin una especificación de lo que implican esos términos, pero deben ser aclarados si el investigador pretende observar sistemáticamente tipos o grados de moral, de cohesión o de descomposición social. Para ello, tiene que idear indicadores que sean observables, bastante precisos y meticulosamente claros4. Para Merton, el establecimiento de indicadores válidos y observables, es fundamental para el uso de conceptos en la investigación, porque:

El proceso de investigación empírica suscita cuestiones conceptuales que pueden pasar inadvertidas durante mucho tiempo en la investigación teórica (Merton, 2002: 193).

Lo expuesto hasta aquí es una síntesis de algunos de los referentes de la operacionalización de conceptos en la investigación social a través de indicadores. Sin embargo, se observa que los indicadores también son utilizados desde una perspectiva diferente a la descrita, a través de lo que se llamó movimiento de indicadores sociales, que se describe en el siguiente punto.

3. Movimiento de indicadores sociales. Antecedentes, surgimiento y consolidación

Se conoce como el “Movimiento de los Indicadores Sociales” (MIS), a la opción metodológica adoptada para el estudio de la “calidad de vida”5 a través de su medición empírica. Se suele ubicar el origen de este movimiento a mediados de la década del ´60 en Estados Unidos.

El MIS fue un intento ambicioso para producir mediciones “precisas” y “neutrales”, evaluando el estado de la sociedad y sus cambios, a partir del uso de una variedad de datos, muchos de ellos originados en el gobierno. Se consideró importante monitorear cambios en el tiempo de un sinnúmero de cualidades de la vida, tanto a nivel de la población como un todo, como para subgrupos significativos. Esa información, combinada con otros datos, podía generar nuevo conocimiento acerca de cómo incrementar la calidad de vida por medio de políticas sociales más efectivas (Bulmer, M, 2001).

El MIS, adopta la definición de indicador propuesta por Raymond Bauer, el cual los define como “estadísticas, series de estadísticas y otras formas de prueba que nos permiten evaluar en dónde nos encontramos y hacia dónde nos dirigimos en relación con valores y objetivos” (Bauer, 1966: 1).

Si bien se encuentran antecedentes de trabajos con indicadores, en la misma línea del MIS, desde principios de siglo XX, mencionando entre algunos de ellos, el de Alfredo Nicéforo6 y el de William Ogburn7, es a partir de los años ´50 que comienza a producirse la demanda desde los gobiernos de contar con una metodología que evaluara aspectos económicos y pudiera medir el grado de desarrollo y evolución de las dimensiones sociales. En Estados Unidos, se genera interés por desarrollar un sistema global de información conocido con el nombre de “contabilidad social”, cuyo objetivo era medir el estado y evolución de la sociedad. Este enfoque contable, que surge a imagen de las cuentas nacionales, intentaba medir el bienestar, considerando éste concepto afín al de riqueza, renta nacional y renta per cápita.

Sin embargo, el Producto Bruto Interno (PBI)8 utilizado para medir el bienestar social empieza a recibir cuestionamientos ya que se consideraba que la riqueza no era sinónimo de bienestar. Entre las debilidades del PBI9 como indicador social se destacaba en primer lugar, la incapacidad de distinguir entre actividades constructivas y destructivas, en segundo lugar, la dificultad para considerar la sustentabilidad a largo plazo y, finalmente, la imposibilidad para tomar en cuenta actividades productivas que ocurren fuera del mercado.

El cuestionamiento al PBI como indicador del desarrollo se sustentaba en que el rápido crecimiento económico traía un número de desigualdades que debían estudiarse por medio de otros indicadores que lo complementaran. A comienzos de los ‘60 se produjo, entonces, un crecimiento de la demanda de información social la cual contribuyó a describir aspectos no conocidos o poco estudiados de la realidad social y de los distintos grupos. La elaboración de esa información tenía como objetivo utilizarse para abordar problemas, formular metas y diseñar políticas sociales.

El objetivo que estaba en el origen de los nuevos abordajes era evaluar en qué medida tanto el crecimiento económico como la ampliación de derechos que expresaba el Estado de Bienestar excluía, en el usufructo de beneficios, a distintos grupos de población. Para poder analizar la “calidad de vida” se necesitaba tener un mayor conocimiento sobre los problemas y grupos sociales. Por todo lo dicho es que, el estudio sobre las consecuencias sociales del desarrollo económico a través de indicadores debía presentar cambios fundamentales. Este ya no podía ser abordado sólo por medio de indicadores económicos tradicionales, porque la “calidad de vida” implicaba algo más que las consideraciones económicas.

Siguiendo a Noll (2002), el crecimiento y la rápida difusión del MIS estaba relacionado, en parte, con el clima político de fines de la década del ´60 y principios de los ´70, y la prosperidad económica que caracterizó ese período, principalmente en los Estados Unidos.

En ese sentido, se planteó la necesidad de incluir indicadores que mostraran los niveles de vida alcanzados por la población, además de los indicadores tradicionales de factores de producción que reflejaban la distribución presupuestaria, procedimientos y procesos que se presume aumentan el bienestar (Andrews, 1989: 401).

Se ensayaron entonces la construcción de medidas estándar sobre el estado de la salud, el crimen, el bienestar, la educación y otras características sociales de la población (Bulmer, 2001: 7).

En este momento se afianza el MIS, presentando un importante impulso, no sólo desde los gobiernos y los organismos internacionales, sino también desde el ámbito científico y académico.

El rol de los organismos e instituciones internacionales fue clave en la determinación tanto de las líneas de investigación así como las pautas metodológicas, y contribuyeron de manera activa al desarrollo y consolidación del MIS.

Los distintos programas que se emprendieron en Europa en la década del ´70 utilizaron la experiencia desarrollada por las instituciones mencionadas. Entre ellos se destacan los programas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, quiénes aportaron las normativas metodológicas para la sistematización de la información estadística, así como los procedimientos para abordar el análisis de la misma.

El desarrollo de los indicadores sociales en las Naciones Unidas fue promovido en el seno de la Comisión de Estadística del Consejo Económico y Social a través de la elaboración del Sistema de Estadísticas Sociodemográficas (SESD). El diseño del SESD constituyó un avance respecto de los trabajos previos, en el sentido que el concepto de sistema aportó una perspectiva macrosocial que se transformó en una herramienta de análisis de la sociedad concebida como un todo.

Entre las características que debía tener un sistema de indicadores sociales se mencionan:

• Estructurar la información social, mostrando qué datos es conveniente reunir sobre los seres humanos, tanto individualmente como en grupos, y sobre las instituciones con que están relacionados;

• Servir de marco de referencia a los organismos de estadística nacional garantizando un conjunto de estadísticas sociales integradas; mostrando cómo deben organizarse esos datos para obtener un sistema de información que sea útil para describir, analizar y adoptar políticas en las diferentes esferas de la vida social (Naciones Unidas, 1975: 3).

Siguiendo a Setién (1993), a partir de mediados de la década del ´70, el MIS presenta tres cuestiones de distinta índole y nivel de complejidad. Se mencionan:

1. El surgimiento de actores y de problemas sociales que presentan dificultades para ser estudiados con los abordajes metodológicos tradicionales;

2. El desarrollo de programas de alcance regional y mundial que exigen parámetros de calidad para lograr homogeneidad en la elaboración de indicadores y que permitan su comparabilidad;

3. La persistencia de los problemas que tuvo el MIS desde sus inicios, entre ellos a) la falta de una teoría social que sustente el trabajo desarrollado; b) la diversidad de tipos de sistemas, modelos, etc. producida dentro del mismo movimiento, hecho que demuestra la falta de criterios unificados; c) la dificultad de encontrar una unidad común de medición; d) la primacía en los distintos enfoques de lo económico por sobre lo social.

Respecto al primer punto, se observa desde la década del ’80 en el contexto internacional, cambios cualitativos, cuantitativos y temáticos en torno a los indicadores sociales basados en una serie de hechos:

a.Los foros internacionales desarrollados en la década del ‘90 (Cumbre Mundial a Favor de la Infancia, 1990; Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, 1995; Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, 1992, Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, 1994, entre otras) que han mostrado la creciente desigualdad social a nivel mundial y la necesidad de contar con información específica para diversas temáticas, así como para determinados grupos poblacionales (niños y mujeres, entre otros). En estos encuentros internacionales se establecen metas que los gobiernos deben cumplir al final de un período y el cumplimiento de las mismas se evalúa a través de indicadores.

b. El surgimiento de nuevos movimientos sociales que reivindican distintos tipos de derechos. Por ejemplo, los movimientos de mujeres tuvieron un papel importante al reclamar indicadores de diferenciación socio-espacial por género. Esta reivindicación propició que los indicadores dejaran de ser globales para pasar a diferenciarse por grupos.

c. Conceptos como el de “desarrollo sustentable” o “derechos humanos” que exigen nuevos marcos conceptuales para la elaboración de indicadores.

En relación con el segundo punto, se observan distintos programas de indicadores sociales tanto en los organismos internacionales así como en los institutos de estadística. Se mencionan, en el contexto de Europa, el programa de la Comisión de la Comunidad Económica Europea, con publicaciones tales como “Europa en Cifras”, así como el Anuario Eurostat. En el contexto latinoamericano se destacan el Sistema de Estadísticas Sociodemográficas (SESD) en Argentina elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC); Indicadores Sociodemográficos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática de México (INEGI); Síntesis de Indicadores Sociales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), entre otros.

Desde los organismos internacionales, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha desarrollado un Sistema de Datos Básicos de Salud para la región, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) elaboró un conjunto de indicadores sobre la situación de los niños y niñas para monitorear el progreso hacia las metas y objetivos fijados en la Cumbre Mundial de la Infancia, además de los programas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), mencionando en el contexto de América Latina, el Sistema de Información de Tendencias Educativas (SITEAL).

Por último, la tercera cuestión mencionada incluye algunos de los problemas que se presentan como los más complejos de solucionar dentro del MIS.

a. Si bien no pueden desconocerse los avances logrados en el desarrollo de los indicadores sociales a partir de la experiencia previa del MIS y sus antecedentes, los mismos se enfrentan a la dificultad de la ausencia de un marco teórico y conceptual con sustento en las ciencias sociales que a través de conceptos y sus relaciones valide la propuesta de los indicadores sociales.

b. Las distintas orientaciones en los sistemas de indicadores sociales, existiendo principalmente dos tipos de enfoques, los que destacan la medición objetiva (como la Escuela Escandinava) y los que priorizan la medición subjetiva, más característicos de Europa occidental y Estados Unidos. Los distintos tipos de enfoques demuestran la falta de homogeneidad que rige el diseño y la elaboración de los indicadores sociales en el marco del MIS.

c. El intento de encontrar una unidad común en el ámbito social, conlleva el problema de que no existe un sistema preconcebido de cómo deben funcionar las interrelaciones y los comportamientos sociales para un país en particular. Además, las personas tienen distinto tipo de aspiraciones, lo cual aumenta la complejidad de la dinámica social (Gutiérrez Espeleta, 2002).

Siguiendo a Bulmer, la principal dificultad que tuvo la construcción de una medida fue la ausencia de una unidad común de medición en relación con los fenómenos sociales, tales como la educación, la salud, el crimen, a diferencia de los indicadores económicos que tienen como unidad común de medición el dinero (Bulmer, 2001).

d. Si bien los indicadores son una herramienta de probada utilidad para el estudio de temas sociales, muchos de ellos siguen siendo abordados desde una perspectiva puramente económica; por ejemplo, la pobreza, en la mayoría de los casos es analizada desde la perspectiva de los ingresos, mostrando un papel auxiliar de lo social a lo económico. Esto explica que los indicadores sociales han estado subordinados a explicar cómo se invierten los recursos y no la satisfacción de las personas en las sociedades (Gutiérrez Espeleta, 2002).

El MIS, tuvo dificultades en la generación de un sistema que emulara al sistema de indicadores económicos, sin embargo, no debe desconocerse que la estadística social ha mostrado importantes avances en los últimos años, no sólo en Europa y Estados Unidos, sino en varios países de América Latina. Esto se observa principalmente, en la mejora alcanzada en las estadísticas administrativas y encuestas que proporcionan los datos para la construcción de los indicadores, el desarrollo de sistemas de indicadores sectoriales, así como de programas de armonización estadística internacional, entre otros. Los avances mencionados se observan de una manera más acentuada en el plano técnico metodológico que en el teórico conceptual.

4. Usos e interpretaciones diferenciales del concepto de indicador en el movimiento de indicadores y en las ciencias sociales

Si bien ambas perspectivas utilizan a los indicadores como herramientas para la medición, ambas presentan distintas concepciones sobre el método a utilizar para el conocimiento de la realidad social.

Mientras la sociología problematizó el proceso de operacionalización de conceptos teóricos a través de los indicadores para aproximarse a la medición de los fenómenos sociales, el MIS tuvo una visión pragmática sobre la elaboración y el uso de los mismos.

En tanto el enfoque metodológico de las ciencias sociales parte de la relación que el indicador mantiene con una dimensión conceptual de alguna teoría social, la forma de aproximación a la realidad social para el MIS se basa en la aplicación del método inductivo10, el cual supone que las observaciones y la medición preceden al concepto a evaluar. El método inductivo supone un aprovechamiento de las fuentes de datos disponibles para la elaboración de los indicadores, sin contemplar las dimensiones teóricas correspondientes a la temática que se investigue.

Los indicadores elaborados en el marco del MIS han sido un recurso focalizado en los procesos de toma de decisiones, teniendo como objetivo definir prioridades y metas, evaluar programas sociales y ser un insumo para la planificación de políticas.

Por otro lado, en las ciencias sociales, los indicadores son instrumentos de análisis conceptual y el método seguido es predominantemente el deductivo, en donde el concepto precede a la observación y a la medición. El método deductivo parte de un desarrollo teórico conceptual y tras el diseño de los indicadores, se plantea la posibilidad de construirlos.

Casas justamente enfatiza la diferente concepción sobre los indicadores que existe entre el MIS y la investigación social. En este sentido afirma:

Mientras que para el MIS se llega a la conceptualización a partir de la observación y la medición (método inductivo) y los indicadores son datos obtenidos a partir de la observación empírica que relacionan con un concepto; para la investigación social es condición sine qua non al uso de los indicadores alguna teoría científica que aporte, no sólo los conceptos, sino también, sus relaciones, siendo los indicadores, equivalentes empíricos de una de las dimensiones del concepto (Casas Aznar, 1989: 88).

5. Conclusiones

Es importante destacar que entre las perspectivas descritas a lo largo del artículo, existen relaciones aunque se podría argumentar que es necesaria una mayor articulación. Las encuestas realizadas por los organismos de estadística suelen ser el insumo utilizado por muchas de las investigaciones sociales en la actualidad, eso a pesar de que como advierte Marradi cada vez que se analizan datos de una investigación ajena, se está limitado a trabajar con las propiedades que le interesaron al autor de esa investigación, lo que lleva a que algunas propiedades que puedan ser relevantes para otros investigadores no se hayan registrado (Marradi, 2007). Sin embargo la dificultad que se les presenta a los investigadores sociales para que releven la información para cada una de sus investigaciones, lleva a que las encuestas realizadas por los organismos públicos sean de una enorme utilidad.

Para solucionar uno de los principales problemas mencionados del MIS que es la falta de articulación entre la teoría y el diseño de indicadores, sería deseable la vinculación entre los organismos de estadística y los institutos de investigación, para que el abordaje a los temas sociales partan de marcos teóricos conceptuales consensuados y a partir de allí se realice la medición empírica de los fenómenos sociales.

Siguiendo a García Martínez, esto implica que el modelo teórico no debe construirse ajeno a la disponibilidad de fuentes de información, así como se debe tratar al mismo tiempo que la elección de los indicadores esté regida por el concepto que se pretende operacionalizar (García Martínez, 2000).

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