La BIM 2020 destacó la asociatividad como nuevo paradigma del arte audiovisual

La quinta edición de la Bienal de la Imagen en Movimiento (BIM-UNTREF) contó con más de 200 piezas de artistas de todo el mundo y charlas sobre los desafíos de producir y exhibir en estos tiempos.

02-11-2020

Los artistas, curadores y profesionales de más de 20 países de América, Europa, Asia y Oceanía reunidos en la quinta edición de la Bienal de la Imagen en Movimiento (BIM-UNTREF) Mirarnos a los ojos (volver a), recorrieron desde diversos enfoques las transformaciones que la pandemia de coronavirus generó en el campo del videoarte y el cine experimental, planteando nuevos modos de producción, exhibición y consumo de estas obras y la necesidad de abrazar estrategias, como la asociatividad, para hacer frente a la crisis.  
 
Entre el 22 y el 31 de octubre, la BIM tuvo una programación de encuentros virtuales alrededor de los nuevos formatos mediados por aplicaciones como Zoom, la reconversión de los espacios de exhibición y cómo sostener los laboratorios independientes y la conservación audiovisual en la nueva normalidad, entre otros temas. Además, el público pudo disfrutar del proyecto especial Mirarnos a los ojos (volver a), una obra coral online en la que participaron más de 70 artistas de distintos rincones del globo con piezas especialmente producidas durante el confinamiento social.

En la inauguración, el rector de la UNTREF, Aníbal Jozami, destacó poder llevar adelante la actividad en un contexto tan adverso. "Es un orgullo presentar esta Bienal en este año tan complicado, tan lleno de situaciones inesperadas. Toda mi admiración para quienes colaboraron en este proyecto. Esta quinta edición de la BIM demuestra su validez y seriedad y el crecimiento que ha tenido a lo largo del tiempo", dijo, agradeciendo especialmente a Gabriela Golder y Andrés Denegri, directores de la Bienal y del Centro de Investigación y Desarrollo de Proyectos Vinculados a las Artes Audiovisuales (CONTINENTE), perteneciente al Instituto de Investigación en Arte y Cultura Dr. Norberto Griffa (IIAC), espacios de la UNTREF.

La directora del Departamento de Arte Cultura de la Universidad, Diana Wechsler, valoró el título elegido para esta edición y el componente crítico y testimonial de las obras. “Quería reconocer el esfuerzo y el acierto. Cuando plantearon este título sentí que el proyecto tenía mucho de un doble lugar, de testigo y actor principal en este contexto. Ese ‘volver a’ del título se instala como un problema que en este momento nos conmueve. Y celebro la selección de todas estas imágenes y estas obras, que exista este espíritu de intentar dar desde el arte algunas miradas y respuestas a esta contemporaneidad que se nos hace cada día más compleja”, expresó.

A su vez, Golder remarcó el desafío que planteó realizar la Bienal en el marco de la emergencia sanitaria. "En un principio creímos que no era posible y luego pensamos que no podíamos dejar de hacerla, y ahí empezamos a elucubrar cómo podíamos hacer una Bienal asumiendo la virtualidad y la necesidad del encuentro. Siempre decimos que la BIM es un espacio de encuentro y de resistencia y creo que esta edición lo es más que nunca”, aseguró. 

Por su parte, Andrés Denegri se refirió al afecto como motor de toda la iniciativa. “Tenemos delante todo lo que perdemos por esta pandemia, pero creo que a veces hay algo que no llegamos a ver por una cuestión de perspectiva histórica. Siento que estamos generando nuevos lazos afectivos o al menos encontrando estrategias para mantenerlos, y esas estrategias nos posibilitan potenciarnos”, indicó. 

Un tejido artístico

El proyecto Mirarnos a los ojos (volver a) es un entramado de colaboraciones de más de 70 artistas de distintos países que aportaron más de 200 piezas producidas en momentos de pandemia. Como explicó Golder, el proyecto nació de la misma virtualidad y apunta a la horizontalidad y a la comunicación con los otros, como signo de estos tiempos. 

“La Bienal optó no por generar links y hacer muestras online como otros festivales sino que decidimos sumergirnos en la virtualidad y dejamos de estar segmentados para empezar a tejer. Tiene mucho de tejido este proyecto, entre artistas de gran renombre internacional y artistas jóvenes”, describió sobre la plataforma que contó con la colaboración de la productora de contenidos multimedia de la Universidad, UNTREF Media.

El proyecto está compuesto por videos en los que está muy presente el confinamiento, las casas, los animales domésticos, el hastío, la fatiga, la nostalgia, pero también están los trabajos que muestran las percepciones desde el encierro, mirar más el cielo, el agua, las partículas que vuelan en el aire. “Todo está marcado por el adentro, todo surge de este momento, siempre se está hablando de esta situación excepcional”, agregó Golder. 

Siguiendo la línea de este proyecto, hubo encuentros dedicados a la creación de imagen colectiva, en los que los artistas invitados compusieron, cada uno desde sus computadoras, experiencias narrativas audiovisuales en red a partir del uso de aplicaciones como Zoom. Estas actividades se iniciaron con la performance Ambiente Copus, dirigida por el artista brasileño Demetrio Portugal, que planteó algunas reflexiones sobre estas aplicaciones en auge. “Tienen una estructura de neopanóptico con algunas características que estamos investigando. Una de ellas es la interactividad, la posibilidad de mirar a la otra persona y tener un feedback instantáneo. Estos son índices de verdad, de realidad”, ponderó. 

¿Qué hacer frente a la pandemia?

Uno de los temas centrales de discusión fue el impacto de la covid-19 en los espacios de exhibición y festivales. Mario Gutiérrez Cru, director del festival Proyector de España, comentó que virtualizaron varias actividades pero que para ellos fue fundamental la participación física del público. “Nuestra apuesta siempre ha sido darle importancia a las piezas en cuanto al diálogo que tienen con el propio espacio. Contra el formato cinemanormativo, intentamos en lo posible que haya muchas videoinstalaciones, que las piezas puedan dialogar con el espectador y entre sí, que se pueda proyectar en el suelo o en un espacio en la calle”, aseguró, y dijo que mientras se fueron abriendo las actividades recurrieron a los protocolos y las mascarillas. 

Su par del festival francés Videoformes, Gabriel Soucheyre, señaló que los intercambios de experiencias en el nuevo escenario son claves. “Estamos pensando y viendo qué están haciendo los demás, estamos muy interesados en lo que hizo la BIM con los videos. En vez de cada uno buscar una solución propia, hay que mutualizar qué es lo que está pasando en el mundo para poder compartir. Eso sería para mí algo como una fuente abierta, un open source”, indicó.

La curadora española Laura Baigorri apuntó que habrá dos grandes tendencias conviviendo durante un tiempo. “Creo que cogen mucha fuerza las redes por un lado, pero a la vez es muy importante establecer lazos sociales reales y eso está ocurriendo en centros de arte instalados en espacios que son casi rurales”, planteó, destacando como ejemplo la Fundación Cerezales en la provincia de León
 
Baigorri también dijo que este tipo de instituciones culturales se caracterizan por tener un vínculo estrecho con la comunidad. “La fundación se dedica a obras de arte de cualquier tipo pero lo están combinando con otras iniciativas de ocio y cultura, como crear huertas, hacer jornadas de jazz o enseñar cómo cuidar a las vacas y los corderos. Esto tiene que ver con una desactivación del mito del artista, el arte está dejando de centrarse en determinado elitismo y empieza a bajar a unos territorios más sociales”, reflexionó. 

Otra de las secciones destacadas de esta edición fue el encuentro de laboratorios independientes latinoamericanos centrados en el cine analógico. En la presentación, Andrés Denegri aseguró que estos laboratorios enfrentan dificultades asociadas a su condición periférica, ahora agravadas por la pandemia. “Queríamos compartir estos modelos estando atentos a lo que son las singularidades de llevar adelante este tipo de proyectos en nuestros países, desde condiciones económicas y de mercado muy particulares. Hoy lo analógico se volvió algo para muy pocos”, comentó. 

En estas sesiones, coordinadas por la directora de cine mexicana Azucena Losana, estuvieron representantes de laboratorios de Argentina, Uruguay, Brasil, México, Chile y Colombia. Varios comentaron la escasez de insumos y tecnologías como una realidad o los altos impuestos que se deben pagar por ellos, pero destacaron las estrategias puestas en juego para que los proyectos continúen.
 
Guillermo Zavaleta, de la Fundación de Arte Contemporáneo (Uruguay), habló del trabajo colaborativo y de las soluciones locales. “Si el sistema no colabora con nosotros seamos nosotros quienes a través de la red y de otros colegas sigamos sobreviviendo y autofinanciando nuestros proyectos. Por la falta de químicos hay que ir a materiales alternativos, hoy se revelan las películas con remolacha, yerba, café y vino. Las experiencias alternativas son las que mantienen vivo cada espacio”, relató. 
 
Su par de Kinolab (Colombia), Enrico Mandirola, estimó que es fundamental asociarse con la academia y dar impulso a los proyectos interdisciplinarios. “La academia es un lugar de investigación, es ahí donde están las personas que pueden seguir el relevo, estudiantes de arte y cine. Y también es el lugar que puede facilitar y organizar los materiales. Esto puede hacer que la colectivización de la producción se dé con mucha más facilidad. Las universidades pueden ofrecer servicios para la retroalimentación económica del mismo espacio”, opinó. 

Otro de los ejes de las actividades especiales fue la conservación audiovisual. El representante del Instituto alemán de Cine y Videoarte Arsenal, Markus Ruff, expuso que la preservación debe incluir a muchos sectores. “En Arsenal tratamos de tener todas las voces que sea posible para pensar qué necesita ser preservado y qué podemos hacer, no puede haber una persona sola que tome esa decisión sino varias, y el intento debería ser tratar de rescatar lo más posible y quizás un poco abrumar a nuestras generaciones futuras con esto”, argumentó.

En ese sentido, la directora del Museo del Cine “Pablo D. Hicken”, Paula Félix Didier, expuso que archivar y restaurar necesita de los espectadores. “Ningún trabajo de preservación está terminado sin la relación con el público y con lo que eso genera en quienes lo ven. Eso se ve por ejemplo en las funciones que hacemos de cine publicitario. Más allá de las cuestiones de marketing, el consumo cotidiano es muy cercano a todos y activa inmediatamente memorias que tienen que ver con lo familiar, lo hogareño, lo cultural, las épocas, olores y sabores”, ilustró. Junto a estas actividades, se organizaron charlas con artistas como el colectivo Studio Azzurro (Italia) y Ursula Biemann (Suiza), así como encuentros que abordaron las imágenes de la intimidad, los nuevos hábitos y las tradiciones, los cuerpos en la calle e imaginarse con los otros. 

Para revivir el proyecto Mirarnos a los ojos (volver a) y las videoconferencias se puede ingresar a la página web y al canal de YouTube de la BIM.

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