Las materialidades fotográficas y sus significaciones

Con la conferencia inaugural del prestigioso historiador del arte de la Universidad de Oxford, Geoffrey Batchen, se realizaron las primeras jornadas sobre la temática que reunieron a especialistas nacionales e internacionales.

26-05-2021

El medio fotográfico es un campo cargado de tensiones políticas y muchas de esas disputas se juegan en su materialidad, según opinión del reconocido historiador del arte Geoffrey Batchen, de la Universidad de Oxford. Invitado a disertar en las Primeras Jornadas sobre Materialidades Fotográficas organizadas por el Centro Materia del Instituto en Investigación en Arte y Cultura de la UNTREF, el especialista británico ilustró su punto a partir de un recorrido por la figura y la obra de William Fox Talbot, uno de los pioneros de la fotografía que inició su trabajo en 1834 con impresiones de prueba “en las que la imagen se ha oscurecido, obliterado o no se ha logrado registrar”. 

De acuerdo a él, estas “protofotografías son objetos cargados de belleza, misterio y promesas”, y encierran en sí connotaciones políticas. El investigador dijo que “para comprometer la gramática visual y química de la fotografía se requiere una disputa y un desafío que están en el nivel básico de la política”. En su charla titulada Las formas de las cosas sin nombre, transmitida por el canal de YouTube de la Universidad, Batchen destacó la experimentación en el trabajo de Talbot y su oposición a la fotografía digital. “En la era de la imagen digital, donde la fotografía parece ser efímera, inmaterial, las capacidades físicas de las fotos de Talbot de repente han cobrado interés”, aseguró.

Es que para el académico, el legado de los primeros trabajos de Talbot, recuperado por varios artistas en el presente, sirve para cuestionar “la economía de la información postindustrial de la actualidad y su dispersión de la fotografía en una miríada de señales electrónicas transitorias”. El experto apuntó que las impresiones de prueba de Talbot “colocan al medio fotográfico entre comillas y nos ofrecen una fotografía permanentemente en potencia, cuyo futuro siempre está por venir”.

Además, señaló que muchos de estos objetos creados por Talbot incluían anotaciones a mano, algo que “los hace parte fotos y parte dibujos, donde la naturaleza y la cultura han dejado su impronta como si no hubiese distinción entre ellas”, conformando así una “bidimensionalidad equivalente”. Esta idea de que en Talbot la fotografía es un fenómeno tanto natural como cultural revaloriza, de acuerdo a Batchen, nuestro rol en la creación y la significación, al tiempo que niega la confirmación transparente de la coherencia perspectivística del mundo. 
  
Para el académico inglés, estos objetos descentran al observador y se niegan a dar un lugar seguro para nuestra subjetividad frágil, y nos obligan a pensar en nuestras propias expectativas sobre la fotografía. A lo largo de dos días, que reunieron a cerca de 30 historiadores, fotógrafos, artistas y conservadores de diversos países, se realizaron mesas debate en las que los especialistas exploraron aspectos como los diferentes materiales fotográficos, los problemas de conservación, cuestiones vinculadas a los archivos e indagaciones filosóficas en torno a la materialidad. 
 
En ese sentido, el director de la Academy of Archaic Imaging, Grant Romer, propuso una particular definición de la tecnología fotográfica. Como refirió, pensar la tecnología no se puede reducir a los artefactos. “Hay una tecnología de la memoria, que traspasa la memoria humana, que aumenta y extiende la información visual. La fotografía expande la capacidad de la mente, nos permite ver mucho más de lo que debíamos haber visto y cosas que no debíamos haber visto”, opinó. 

Yendo más a fondo, la integrante del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Laura González Flores, manifestó que “estamos  trascendiendo esta idea de la tecnología como algo puramente mecánico e instrumental” y yendo hacia una concepción de “modos de existencia aplicados a objetos inertes”. Esta noción, continúo la experta, implica pensar que los objetos son por sí mismos y que no dependen de los humanos para su producción. “Ya nosotros tenemos una parte de máquina y los objetos técnicos una parte de nosotros”, reflexionó.

El evento también contó con la intervención de artistas visuales como Andrea Ostera, que ponderó el lugar central que tiene la materialidad en la producción artística. “A veces es el material el que empieza la obra”, dijo, y contó que en su caso suele trabajar con materiales antiguos, como papeles velados y químicos oxidados. “Lo que hago es ver qué pueden hacer, no exigirles lo que no pueden hacer, y pensar en su potencial”, relató. Ostera insistió en que la materialidad es una decisión conceptual y que los materiales no son ingenuos, tienen su propia historia y capacidad de evocar. 

La investigadora del CONICET y docente de la Universidad Nacional de las Artes, Paola Cortes-Rocca, llamó la atención sobre una doble dimensión de la fotografía. “Por un lado está el objeto, la foto, y por el otro el hacer, el acto de fotografiar”, explicitó. Cortes-Rocca indicó que existe una tensión entre esos dos polos y que al poner el acento en el acto de fotografiar “el objeto comienza a pensarse como un objeto vivo, que va mutando”.
 
La directora del Centro Materia, Gabriela Siracusano, planteó cuán cuestionable es la idea de transparencia en la fotografía, y dedicó un pensamiento a la distancia que existe entre el soporte y el producto final. “Esa distancia contiene procesos técnicos, experimentaciones y elecciones estéticas, entre otros procesos, que terminan contribuyendo a la significación de ese producto final”, describió. Con relación al encuentro, que contó con el auspicio de Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCYT), Siracusano resaltó su carácter interdisciplinario y lo definió como “un coro con diversas voces para avanzar en nuevas ideas sobre la materialidad”.  

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