Cóctel peligroso: aumento del crimen e insuficientes respuestas gubernamentales

Especialistas en criminología sostienen que el incremento del crimen organizado unido a la incapacidad estatal para combatirlo genera un escenario signado por la violencia, la injusticia y el desencanto social.

12-09-2024

Con el Índice Global de Crimen Organizado en sus manos, los expertos en criminología reconocieron que en Latinoamérica no solo crece la criminalidad sino que aumenta, también, la impericia de los gobiernos para detenerla. “Advertimos una brecha muy grande entre cuán criminales somos y cuán preparados estamos para combatirlo”, dijo el jefe de la Oficina Regional Andina de la Iniciativa Global Felipe Botero durante el encuentro Crimen Organizado en el Cono Sur, organizado por el  Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (CELIV-UNTREF) y la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Trasnacional (GI-TOC).

“Estamos en un mundo más criminal en el que la capacidad del Estado para hacerle frente disminuyó notoriamente”, agregó Botero. A su vez destacó que existen algunos aspectos positivos que tienen que ver con una mejoría en la cooperación internacional y en la prevención. “Mejoró la capacidad de los Estados para comunicarse y para trabajar en conjunto, aunque todavía queda mucho por hacer”, precisó al comparar los Índices Globales 2022 y 2023.

En este mismo sentido, la jefa de gobernanza de GI-TOC Livia Wagner sostuvo que el crimen organizado trae aparejado otros crímenes y no se da de forma autónoma y aislada. “La diversificación del crimen organizado es una realidad. Tráfico de armas, de dinero, de drogas, la lucha por los dominios territoriales hacen que la situación sea cada vez más complicada para los Estados”, manifestó.

También hizo referencia a los cambios tecnológicos que modifican el modus operandi de los delincuentes y precisó que quienes combaten la criminalidad tienen que estar en constante capacitación para seguir de cerca las actividades ilícitas. “Es importante destacar, también, que el trabajo tiene que hacerse en forma colaborativa entre los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado. Hay que darles espacio a los diferentes actores”, argumentó.

El índice precisa que los delitos financieros ocupan el primer puesto y son la forma más extendida y predominante de actividad criminal en todo el mundo, delante de los mercados en torno al ser humano y del aumento del comercio de cocaína y de drogas sintéticas. Según sus resultados, los delitos financieros buscan víctimas en todo el espectro social y económico, desde grandes empresas hasta individuos.

En su presentación, titulada Mercados ilegales en América Latina, el director del CELIV Marcelo Bergman observó que todo crimen organizado tiene negocios ilícitos detrás. “El crimen organizado no se puede eliminar por completo mientras exista una amplia demanda de productos elaborados en mercados ilícitos. Entonces tenemos que saber que si no se puede terminar con el crimen organizado, lo que sí se puede hacer es restringir su impacto negativo, contenerlo y lograr que no produzca violencia”, dijo Bergman. Además remarcó que una posible estrategia para eso puede ser reducir el diferencial de precios, es decir, que el valor de un producto en el mercado legal no sea demasiado diferente al del mismo producto en el mercado ilegal. De esta manera se desalentaría la compra ilegal y se reduciría la rentabilidad de quienes comercian en dicho espectro. “Hay que buscar tres cosas: que el negocio no sea grande, que no existan grupos dominantes en el crimen organizado y evitar la diversificación criminal”, precisó el académico e investigador de la UNTREF.

Entre los funcionarios que participaron en el evento estuvo el subsecretario de Política Criminal del Ministerio de Justicia de la Nación Alberto Nanzer que consideró: “Este tipo de índices son muy importantes para quienes hacemos política en esta materia ya que nos ofrece información externa para evaluar resultados de cuestiones en las que estamos trabajando”. Nanzer remarcó que el sistema de justicia argentino está atravesando una crisis de confianza y de legitimidad ya que gran parte de la sociedad percibe que las decisiones que toma el Poder Judicial no son confiables. “Tampoco existe consenso en las personas en cooperar con el sistema, no se prestan para ser testigos o no realizan las denuncias que se deberían hacer ante ciertos casos, por ejemplo”, agregó el funcionario. También observó: “El sistema de justicia debe modificarse cualitativa y cuantitativamente para dar pelea al crimen organizado”.

El Índice Global de Crimen Organizado analiza datos de criminalidad y resiliencia de 193 países. En su edición 2023 concluyó que la desigualdad económica y social y la inestabilidad política de Latinoamérica tuvieron un impacto trascendental en la criminalidad organizada mundial. Dentro de los 20 países con mayor índice de criminalidad seis son latinoamericanos, entre ellos, Colombia, México, Paraguay, Ecuador, Honduras y Panamá. La Argentina, según el índice de GI-TOC, se coloca en el puesto 79° de los 193 medidos.

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