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09-08-22
DOS NUEVAS MUESTRAS PONEN EN VALOR LAS CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO ORIENTAL EN MUNTREF

Las exposiciones se inauguraron en la Sede Hotel de Inmigrantes, con la presencia de autoridades de la Universidad,  diplomáticos, referentes religiosos y personalidades del arte.

Desde el sábado 6 de agosto se presentan en MUNTREF Sede Hotel de Inmigrantes dos exposiciones que exploran los aportes de los pueblos del Mediterráneo Oriental a nuestra cultura y la crisis humanitaria que los golpea actualmente en sus lugares de origen. Se trata de las muestras Del Mediterráneo oriental al Plata. Cristianos, judíos y musulmanes, curada por Marcelo Huernos, y Hacia la otra orilla, con obras de Diana Dowek y curaduría de la directora artística de MUNTRREF, Diana Wechsler.

Ante una nutrida concurrencia, el acto de apertura estuvo a cargo del rector de la UNTREF y director general de sus museos, Aníbal Jozami, junto a los curadores Wechsler y Huernos, las artistas Dowek y Karina El Azem,  el director del Instituto de Diversidad Cultural de la Universidad, Hamurabi Noufouri, y la investigadora Gladys Jozami. Acompañándolos entre el público estuvieron presentes la embajadora de Francia, Claudia Scherer-Effosse, el embajador de Alemania, Ulrich Sante, y el de Uruguay, Carlos Fernando Enciso Christiansen, así como la máxima autoridad de la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquia S.S. Moran Mor Ignacio Efrén II y el presidente del Centro Islámico argentino Aníbal Bachir Bakir, entre otros invitados.

El rector de la UNTREF se refirió al sentido especial que tiene para la Universidad esta inauguración: “Hicimos esta muestra como una suerte de recordatorio a toda esa gente que huyendo en algunos casos de la represión religiosa, en otros de la imposibilidad de desarrollarse en sus propios países, vinieron a la Argentina y la engrandecieron. Es el marcar presencia y hacer justicia con una gran corriente migratoria”, expresó. 

Jozami señaló que a comienzos del siglo XX algunos funcionarios pensaban desde los prejuicios y la discriminación que la inmigración que necesitaba el país era la europea, descartando la posibilidad de que emigrados de otras regiones pudieran integrarse a la comunidad nacional. 

“Se consideraba que había que obstaculizar la llegada de quienes venían de países del Mediterráneo Oriental porque generalmente se convertían en vendedores ambulantes que no agregaban mucho al proceso en el que estaba inmerso la Argentina.  Esos supuestos vendedores ambulantes constituyeron y desarrollaron gran parte de las empresas industriales y comerciales más importantes. En algún momento nuestra Cámara de Diputados tuvo el 50 % de sus representantes con origen en algunos de estos países, y cuando Argentina tuvo 22 gobernaciones, había 14 gobernadores que eran de procedencia árabe con distintas pertenencias religiosas. Lo que quisiera remarcar la importancia de esta comunidad en el desarrollo de la Argentina, una comunidad de la que soy parte y muchos de los que están acá también”, concluyó el rector. 

En la jornada inaugural se llevó a cabo un recorrido por la muestra Del Mediterráneo Oriental al Plata. Cristianos, judíos y musulmanes, bajo la guía de su curador, el historiador Marcelo Huernos, que durante años estuvo recolectando información, testimonios y archivos de estos pueblos que lograron crecer armoniosamente en suelo argentino.

La muestra, que podrá verse hasta el 23 de diciembre en el Museo de la Inmigración, resalta los motivos por los cuales estos emigrantes debieron dejar sus patrias de origen, las comunidades locales en las que se insertaron, las instituciones que formaron y el legado que dejaron. 

Con un formato que apela a distintos soportes, la exposición se sustenta en el clima de diálogo pacífico que reinó entre las tres grandes religiones que llegaron al río de la Plata y recoge valioso material de archivo como fotos, pasaportes, videos, diarios y revistas, al igual que préstamos y donaciones de objetos emblemáticos de esas colectividades, entre ellos un fez, un narguile, un molinillo de café, una balanza, libros religiosos y algunas piezas de ajuar familiar. 

Asimismo, Huernos indicó que la exposición incluye un espacio de memoria. “El cilindro es un espacio en el que se decidió hacer un homenaje a todas esas personas que vinieron y aquellos que murieron en los distintos genocidios, donde van a escuchar una poesía dicha en los tres idiomas de estas comunidades: el  árabe, el armenio y el judeo-español. Es una poesía que Khalil Gibrán escribió en 1915, cuando vivía en Estados Unidos y estaba sucediendo una hambruna terrible en el Líbano y Siria”, detalló.

Del Mediterráneo Oriental al Plata. Cristianos, judíos y musulmanes también rinde tributo a los descendientes de esos migrantes que descollaron en los ámbitos de la ciencia y la cultura, como la galerista Ruth Benzacar, el escritor Juan José Saer, el músico Eduardo Falú, Nicolás Sarquís y Jorge Demirjian. En la exposición también tiene un lugar relevante la obra de la artista plástica Karina El Azem.

“Lo que queremos con esta muestra es darle a estos colectivos que han sido bastante invisibilizados en la historia de la inmigración en Argentina el lugar que realmente se merecen. Hay mucha gente que colaboró, quiero agradecerles a todos, a los que aportaron sus testimonios y a los que nos han prestado objetos. Gracias por el amor con que han compartido esas posesiones familiares tan custodiadas”, significó Huernos. 

En la sala contigua se despliega la muestra, Hacia la otra orilla, con pinturas e instalaciones de Diana Dowek. Impactantes por su tamaño y las situaciones que retratan, las obras giran en torno a la crisis humanitaria que afecta actualmente a estos pueblos. Desde 2011, la guerra desatada en el Mediterráneo Oriental ha llevado a más de la mitad de la población siria a buscar refugio en los países europeos, en muchos casos perdiendo la vida en el intento. Una catástrofe que ha copado los titulares de los diarios y suscitado álgidos debates sobre los refugiados en Europa.

Diana Wechsler, curadora de la muestra, explicó las intenciones de la artista. “Como demandando de las imágenes una verdad en su capacidad de documentar, las fotografías de prensa son su punto de partida. La pintura se suma luego, aportando al registro de los hechos otra dimensión sensible: hacer que el documento se humanice con las huellas de la gestualidad, de los trazos”.

Como hija de sirios, los refugiados y migrantes son uno de los objetos de estudio de Dowek, al igual que la violencia social. A estas pinturas que buscan un nuevo realismo, en las que se aprecian familias sirias a bordo de embarcaciones precarias o con el telón de fondo de sus ciudades derruidas, la artista agrega otros materiales como los alambrados, “un leitmotiv para generar una distancia entre la imagen representada y el espectador, para instalarnos en un sitio inquietante desde el que pensar con estas imágenes”, agrega la curadora. 

El lema con el que Dowek acompaña estas piezas, que estarán disponibles al público hasta el 9 de octubre, es más que elocuente: “Las graves condiciones humanitarias generadas por guerras e injusticias sociales, hacen imposible a los pueblos no emigrar… esto los empuja hacia la otra orilla”.

Ambas exposiciones pueden visitarse gratuitamente, sin reserva previa, de martes a domingos entre las 11 y las 18 horas.