• Presentación

    Deira
    Más allá de la Otra figuración.

     

    Existe una tendencia, o error en muchos casos, en la historia del arte a encasillar a los artistas a partir de una época, una etapa de sus vidas o un tipo de obra. Al enfocar dicho período, se suelen olvidar otros aspectos de su trayectoria.

    Ernesto Deira fue un incansable indagador de la figura humana antes y después del período de la nueva figuración. Esa época, que representó para algunos el estallido de la pintura (aunque hoy veamos cómo ese y otros estallidos hicieron sobrevivir la pintura y negar todos los pronósticos y opiniones agoreras sobre su futuro), fue sin lugar a dudas uno de los momentos de mayor originalidad del arte argentino y dio lugar e inspiró innumerables variantes en los años siguientes.

    Deira fue, junto con Luis Felipe Noé, Jorge de la Vega y Rómulo Macció, protagonista de ese momento. Sin embargo, y para no caer en el tipo de error al que hacíamos referencia, corresponde analizar y mostrar a este artista en toda su trayectoria y esto es lo que estamos haciendo en esta exposición. Con ello, cumplimos el tipo de misión que siempre hemos asumido como museo universitario.

    A través de una especial y compleja curaduría, esta exposición nos muestra al artista mucho más allá de la etapa más conocida de su trayectoria y logra, con la variedad de obras de distintas técnicas, brindar un panorama uniforme y abarcador de su trabajo.

    De esta manera, ofrecemos al público del museo una visión nueva de un gran artista. Nuevamente estamos cumpliendo con nuestra tarea gracias al excelente trabajo de curaduría e investigación del equipo curatorial, que en esta oportunidad encabezó Marina Aguerre, y a la colaboración constante de todo el equipo del Muntref.

     

    Aníbal Y. Jozami

    Rector Untref / Director Muntref

  • Sobre la muestra

    Rojo, negro, blanco, azul, amarillo y chorreaduras. Materia a rabiar. Gestos continuos y evidentes de la mano del artista que ocultan y develan, a la vez, otros sutiles elementos. Entre ellos sigue apareciendo más materia, sin desatender la ineludible figura humana. Basta simplemente con ubicarse frente a las obras y detenerse a mirar…
    Se trata de Ernesto Deira, este siempre maduro artista que abrazó con pasión la pintura y se sumergió en ella en una búsqueda permanente.El período por el que es mayormente conocido es aquel iniciado en 1961 junto con Luis Felipe Noé, Rómulo Macció y Jorge de la Vega. La muestra Otra figuración en la Galería Peuser (en la que también participaron SameerMakarius y Carolina Muchnik) fue el comienzo de un trayecto de indagaciones compartidas a lo largo de cuatro años. La nueva figuración argentina buscaba nuevos paradigmas expresivos sin descartar el recurso a lo figurativo. El grupo de obras que se muestran en la primera sala del Espacio Muntref corresponden a este período.

    Sin embargo, hay un Deira más allá de la Otra figuración: un artista que sigue pesquisando sin intermitencias y cuya producción está marcada tanto por la presencia de un tema recurrente, el hombre, como por la evidencia de fuertes cambios estilísticos que se dan casi a manera de saltos. Estos cambios están atravesados por su especial recurso de la línea, elemento constante en toda su obra y que proponemos rastrear a lo largo de esta exhibición.Las obras presentadas en la siguiente sala muestran un cuerpo humano que se va develando progresivamente, desde sus entrañas hacia el exterior, y señala incluso -como en las de1966, relacionadas con Vietnam- lo más inhumano del hombre: su capacidad destructiva.
    El adentro y el afuera juegan en simultáneo en los cuadros que integraron su contundente muestra en la Galería Bonino en 1967, año en el que recibió el Premio Palanza. Y la línea, gran protagonista sugerente de siluetas, reaparecerá, sinuosa y rotunda, en los Retratos imaginarios de1975, ahora junto con desdoblamientos de la figura e intrigantes presencias en espejo.
    Otra paleta, más sombría, y el cambio en el tratamiento de las carnaciones se evidencian en las obras que constituyen la serie Imágenes de la pasión (1976), en las que los pocos elementos que permiten descifrar lo humano revelan un discurso categórico, profundamente comprometido con su tiempo. A un recurso similar apeló pocos años antes en la serie Identificaciones (en Chile, desde 1971).
    La figura humana, junto con la calidez de los rojos y naranjas, termina por expandirse sobre toda la superficie del cuadro en un sugestivo entramado de superposiciones. Son los ochenta, años en los que fue nuevamente galardonado por el medio.

    Los dibujos exhibidos, fuertemente imbricados con las pinturas, merecen una mención aparte. En ellos es factible reconocer todos los elementos mencionados que a veces anteceden, otras discurren en paralelo, otras retoman lo ya explicitado. Son “campo de experimentación”, pero también “campo de producción específica”. Es por ello que integran especialmente la muestra para que, en el conjunto aquí presentado y a manera de gran rompecabezas, generen asociaciones, propongan nuevas lecturas y contribuyan a redescubrir la obra de este prolífico y gran artista.

    Marina Aguerre
    IIAC, MCAV
    Untref

  • Artista

    Ernesto Deira nació en Buenos Aires en 1928 y desde adolescente demostró interés por el dibujo. En 1947 conoció a Olga Galperín, con quien se casó en 1953 y tuvo dos hijos: Silvina y Martín. En 1947 ingresó a la carrera de Derecho, profesión que ejerció hasta 1974. En 1952, en Piriápolis, conoció a Leopoldo Torres Agüero con quien se inició –al regresar de un viaje por Europa en 1953– en el estudio sistemático de la pintura.
    En 1957 comenzó a asistir al taller de Leopoldo Presas y empezó a participar en salones y exposiciones colectivas; realizó su primera muestra individual en 1958 en la Galería Rubbers de Buenos Aires.

    La segunda fue en 1960 en la Galería Witcomb. Ese año conoció a Luis Felipe Noé, Rómulo Macció y Jorge de la Vega, con quienes presentó la exposición Otra figuración en la Galería Peuser al año siguiente. En 1962, recibió una beca del Fondo Nacional de las Artes y viajó a París, donde participó por primera vez en una muestra en el exterior, la Exposition d’Art Latino-Américain. Al regresar, los cuatro artistas expusieron en la Galería Lirolay y en Bonino. La relación con Alfredo Bonino fue muy estrecha y se evidencia en las exposiciones que realizó en sus galerías, tanto en Río de Janeiro en 1963 como en Buenos Aires en 1964, 1965 y 1967.

    En 1963, Deira, Noé, Macció y De la Vega expusieron en el Museo Nacional de Bellas Artes. Al año siguiente, además de participar del Premio Internacional del Instituto Torcuato Di Tella y de la II Bienal Americana de Arte en Córdoba, inició una importante participación en el exterior en New Art of Argentina en Minneapolis, en el IV International Award en el Museo Guggenheim de Nueva York y en una exhibición individual en la Pan American Union de Washington.

    En 1965 fue premiado en el I Salón Artistas Jóvenes de América Latina en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires,expuso en el Museu de Arte Moderna (MAM) de Río de Janeiro junto con Noé, Macció y de la Vega y culminó con una estadía en Cornell (Estados Unidos). En 1966, en la III Bienal Americana de Arte en Córdoba, obtuvo el Segundo premio de pintura con Variaciones para un bastidor bien tensado y en 1967 recibió el Premio Palanza de la Academia Nacional de Bellas Artes.

    En 1970 se concretó su primera retrospectiva en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa de Córdoba. Al año siguiente realizó su primera exposición individual en la Galería Carmen Waugh de Buenos Aires (luego denominada Galería Jacques Martínez),que inició una serie de muestras tanto en esta ciudad como en otras del exterior, que marcaron en 1974 el ingreso al circuito artístico europeo.

    Debido al golpe de Estado de 1976, Deira y su esposa se exiliaron en París, pero mantuvieron contactos fluidos con el país: viajaron por cuestiones personales o debido a las exposiciones que se sucedieron en el tiempo, como Imágenes de la pasión en Carmen Waugh. En 1982 obtuvo el diploma al mérito en los Premios Konex y en 1983 el Primer premio de Pintura de la Fundación Fortabat. Ernesto Deira falleció en París en 1986.

  • Obras

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