Piscitelli: "La danza de la economía regenerativa necesita que naturaleza y tecnología vayan juntas”
El titular del Seminario Filosofía de la Innovación analizó el futuro de la producción y el trabajo. En ese horizonte están la mímesis con la naturaleza como nuevo paradigma y las tecnologías y los polímatas como motores del cambio.
29-10-2024
En su libro Polímatas, el filósofo Alejandro Piscitelli, responsable del Seminario Filosofía de la Innovación de la UNTREF, aporta un dato impactante: actualmente la proporción de los materiales producidos por los humanos (hierro, hormigón, asfalto, etc.) es equiparable a toda la biomasa existente sobre el planeta.
Desde 1950, la especie humana se lanzó frenéticamente a la fabricación de objetos hasta igualar el espesor de todo lo viviente. Para 2040, se prevé que esta “jungla de cemento” alcance más del doble de la masa de seres vivos: dos millones de millones de toneladas.
Frente a estas proyecciones alarmantes, quien se desempeña como responsable del Seminario Filosofía de la Innovación en UNTREF y como docente en otras universidades (UBA, San Andrés) sostiene que es necesario diseñar un futuro en el que podamos reconectarnos con el orden biológico, fundando un nuevo modelo civilizatorio al que designa como “Simbioceno”.
El Simbioceno refiere a una simbiosis con la naturaleza y plantea que las actividades humanas tienen que ser compatibles con los sistemas ecológicos. “A diferencia del mundo cartesiano en el que vivimos y de la economía extractiva, donde está todo fragmentado, se trata de una cultura de la conexión y la coexistencia. En esa cultura los seres humanos son parte de la naturaleza y no la dominan, se valora la biodiversidad y los animales son considerados personas no humanas”, indica Piscitelli.
Pero la novedad, apunta el filósofo, es que esta vuelta a los orígenes no tiene nada de ver con la recuperación de paraísos perdidos, sino que en ella son decisivos los nuevos avances en ciencia y tecnología.
“Lo más interesante de este paradigma es que la naturaleza y la tecnología no están en conflicto sino entrelazadas. Tanto una como otra tienen que verse mutuamente en una danza, en un tango. Hay una expresión que dice ‘se necesitan dos para el tango’. Para bailar esta nueva danza de la economía regenerativa se necesita que naturaleza y tecnología vayan juntas”, metaforiza.
Las tecnologías que requiere esta nueva etapa son muy variadas. Entre ellas, menciona a las impresoras 3D y 4D, grandes aliadas a la hora de optimizar recursos. La biotecnología y la biomanufactura, relacionadas al uso de organismos vivos como bacterias, algas y hongos para crear materiales y productos, una línea que vienen trabajando algunos equipos de investigación de UNTREF como BIONUMA.
Asimismo, Alejandro destaca el rol de los cobots, capaces de desarmar dispositivos electrónicos y recuperar materiales que sería imposible hacerlo con humanos. También dice que son centrales las tecnologías de reciclaje avanzado y los llamados materiales responsivos, como textiles que repelen el agua sin necesidad de químicos tóxicos o elementos de construcción que se autoreparan. “Son materiales que cambian su respuesta por estímulos externos como la humedad y la temperatura, materiales flexibles, con memoria, vivos, que pueden curarse a sí mismos cuando se dañan. Es un poco como funciona la naturaleza, le cortás una parte a una hydra y se autoregenera. La idea es trabajar esto a nivel industrial, productivo, económico, no solo biológico. Y ahí también encontramos la biomimética, el diseño inspirado en la naturaleza, como las estructuras arquitectónicas que reproducen los patrones de crecimiento de los corales”, agrega.
El especialista explica que esto ha sido sistematizado muy bien por la arquitecta e investigadora israelí-estadounidense Neri Oxman, quien delineó las pautas de esta nueva forma de producción a la que denomina ecología material.
“La idea de la ecología material es ver cómo interactúan los materiales, los procesos de producción y el entorno. Ahí hay muchos principios como los de interconexión y ciclicidad, esto de que cualquier residuo puede ser un insumo. Después está el tema de la adaptabilidad y evolución. Los materiales y los procesos no están hechos para un uso indistinguido, deben ser adaptativos y poder evolucionar. Oxman va más allá de la sustentabilidad, se dirige a una economía regenerativa. En un proceso industrial lo que nosotros conocemos es un ciclo lineal: producís, usás y desechás. En cambio, en la ecología material los materiales tienen múltiples ciclos de vida”, describe.
Pero tal vez la afirmación más importante de Piscitelli es que estos descubrimientos no quedan únicamente en los laboratorios, sino que son aplicables a la vida cotidiana. “Uno puede decir esto es muy bonito y simpático. ¿Pero tiene algún uso concreto? Sí, tiene muchísimos usos. Algo que está muy en boga hoy son los ladrillos de micelio, ladrillos hechos a partir de hongos”, asevera.
De acuerdo con él, tampoco hay que pensar que estos desarrollos son privativos de las grandes empresas. “Tiene que ver con una nueva cultura de la producción, con pensar estos ciclos iterativos y la circularidad. En Argentina hay algunas PyMES que ya la incorporaron”.
Así, comenta el caso de Xinca Ecoshoes, que produce zapatillas a partir de residuos industriales como neumáticos reciclados y restos textiles; otro ejemplo es Simbiosis Carpintería, dedicada al diseño y fabricación de mobiliario con maderas recicladas; o Bond Eyewear, que crea anteojos de sol con plásticos recuperados del mar.
Polímatas: los agentes del cambio
En la charla con el experto, se cuela otro aspecto que él considera fundamental. ¿Cómo impulsar estos cambios? ¿Qué tipo de profesionales son los que pueden llevarlos adelante?
Para Piscitelli, los agentes centrales de esta transición son lo que él llama polímatas. “La idea de los polímatas surge de darnos cuenta que hay problemas endémicos. Los temas que nos preocupan como el agua, la paz, la seguridad, el hambre, lo que está plasmado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, siguen igual. Y esto es así porque son problemas malditos, complejos. Un problema maldito no se trata desde una perspectiva, necesita de varias. Un polímata es una persona que ve la realidad con muchos puntos de vista, alguien que tiene una visión poliocular, estereoscópica, como el ojo de la mosca que es facetado, pero sobre todo se interesa por los problemas del futuro”, define.
La gran pregunta es cómo formar a estos cuadros. “Con currículums flexibles, donde los alumnos no vayan a una sola facultad sino que puedan tomar materias de distintas facultades y hagan entrenamientos colaborativos”, responde.
Volviendo a Oxman, Alejandro señala que ella concibe a los profesionales del futuro con una formación cuádruple en la que deben converger conocimientos de ingeniería, diseño, arte y ciencia, especialmente la biología. Lo que cambia, dependiendo de si se egresa de la facultad de Exactas o de Humanidades, es el porcentaje de saberes.
Alejandro Piscitelli, especialista en estudios del futuro y responsable del Seminario Filosofía de la Innovación en UNTREF
“Necesitamos crear un futuro con sorpresa, no lineal, no tendencial, no inevitable", resalta el docente. Y para que eso sea posible, continúa, tiene que haber más laboratorios makers en las universidades, como el que alberga la UNTREF en la Sede Aromos; también se deben fomentar los viajes de estudio, programas de aprendizaje continuo y mentorías que ayuden a los profesionales a desarrollar ideas en diferentes campos, así como una mayor experiencia directa con la naturaleza y que haya más observación y experimentación.
Todo polímata tiene una mirada distinta a la convencional. Como ilustra el entrevistado, desde este enfoque uno ya no sería simplemente un médico, sino un médico en la naturaleza o un médico que está hipertecnologizado o que trabaja con la gente la contaminación medioambiental. Además, aclara que hay otras categorías similares, como los framers, que son los que reenfocan, y los edgers, que se ubican en los bordes.
Sobre la inserción de estos perfiles profesionales en las pequeñas y medianas empresas, Piscitelli asegura:
“Creo que los empresarios PyMES son polímatas sin saberlo, al menos son framers o edgers, porque vienen de un área de trabajo y tienen que desenvolverse en tres o cuatro nuevas que no conocían. Se mueven en un entorno turbulento y cada vez más cambiante. Ellos y ellas están ahí en la frontera, en el campo de batalla más intenso”.