Un marco normativo inclusivo y las prioridades para el desarrollo
30-06-2017
Por primera vez en Argentina se realizará la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio y en ese marco, la UNTREF realizó un encuentro internacional con los especialistas Félix Peña, Rubén Cortina, Jane Kelsey, Deborah James, Ranja Sengupta y Burcu Kilic. El simposio abordó la necesidad de establecer un marco normativo global más inclusivo, el rol del comercio electrónico y los impactos de la cuarta revolución industrial en el sector de los trabajadores (ver nota general).
“Los países en desarrollo ven a la OMC como un corset que restringe las políticas de crecimiento industrial y productivo”, comentó Jorge Argüello, de la Fundación Embajada Abierta.
Como explicó el especialista, los lineamientos de la OMC penalizan las medidas de protección comercial y son asimétricas en cuanto a los subsidios, que generan una competencia desleal entre los países más ricos y pobres.
Coincidiendo con él, Carlos Bianco, de la Universidad Nacional de Quilmes, dijo que para los países desarrollados la visión para ser parte del mundo es la del libre comercio, pero que esto esconde una trampa. “Lo que no se dice es que estos países alcanzaron su prosperidad con la industrialización y las políticas proteccionistas, como fue el caso de Inglaterra con la industria naval y Estados Unidos con sus manufacturas”, indicó.
Según Bianco, existen tres grandes fábricas en el mundo con sus periferias: América del Norte, Europa y Asia. “El resto de las regiones como América del Sur y África son proveedoras de materias primas, alimentos y energía baratas, porque esta es la necesidad del capital transnacional”, expresó.
Frente a esas desigualdades históricas, los expertos coincidieron en que es necesario reformular la OMC y su marco normativo. “Tenemos que encaminarnos hacia una gobernanza global más inclusiva”, opinó Félix Peña. Para él, con los mismos impulsores de la OMC cuestionando su participación en ella, se abre una oportunidad única. “Es el momento para que la OMC se convierta en la OMC de la gente”, dijo.
Y señaló que en la región hay dos foros en los que los países latinoamericanos pueden hacer causa común: la próxima reunión de los miembros de la Alianza del Pacífico, el Mercosur y la ALADI. “Hay que fomentar la cooperación regional para rediseñar las reglas. Cuando un sistema no está gobernado por reglas se basa en la voluntad de los que tienen poder”, aseguró.
En los espacios de discusión de los países en desarrollo las prioridades son erradicar la pobreza, consolidar la seguridad alimentaria y el empleo digno, garantizar el acceso a la salud y la educación de calidad, permitir la transferencia tecnológica desde los países desarrollados y promover obras de infraestructura.
“Es imperioso transformar las normas agrícolas mundiales que limitan las posibilidades de los países en desarrollo para garantizar la seguridad alimentaria de sus pueblos y a la vez otorgan al gran agronegocio subsidios ilimitados”, ilustró Deborah James, directora de la red global Our World is Not for Sale.
Entre otros ejemplos, los presentes mencionaron el caso de Brasil, que hoy tiene al 60% de su población bajo la línea de pobreza. James insistió en la necesidad de implementar una política de reservas públicas de alimentos, en la que los gobiernos garanticen a los agricultores un precio mínimo para su producción y distribuyan esos alimentos a las personas con hambre dentro de sus fronteras. “Lo increíble es que estas normas van en contra de la OMC”, señaló.
“En India, los supermercados subsidiados eliminan a los pequeños productores, y ponen en riesgo la seguridad alimentaria. La declaración de Doha establece que se debe garantizar el suministro de medicamentos, pero la OMC lo impide, salvo los que son de primera necesidad”, ejemplificó Ranja Sengupta, de Third World Network.