La UNTREF obtuvo su tercera patente: un sensor con aplicaciones sociales y ambientales

Es un sensor que permite monitorear con precisión la calidad del aire y optimizar la ventilación de ambientes e industrias. Fue creado por el equipo de investigación AEROMAT UNTREF en conjunto con la CNEA.

17-10-2025

El Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) patentó el tercer invento elaborado en conjunto entre la UNTREF y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Este proyecto no solo es innovador, sino que tiene un impacto directo en la vida de las personas. Para Lucio Ponzoni, coordinador del Grupo de Investigación AEROMAT y docente de Ingeniería Ambiental, lo más importante de esta invención es su aporte social: “Este dispositivo no busca un fin comercial; lo que nos motiva es que pueda mejorar la calidad de vida de la gente y suplir demandas reales de la sociedad”, aseguró.

Este proyecto tuvo su inicio en la pandemia de COVID-19. En ese entonces, el equipo transformó una necesidad sanitaria urgente en un sensor capaz de medir la calidad del aire. Utilizando la concentración de CO2 como indicador indirecto del aire exhalado por las personas, este dispositivo optimizó la ventilación en distintos espacios y contribuyó, así, a la eficiencia energética.

El sensor incorpora tecnología de flujo forzado basada en el Efecto Venturi, logrando lecturas rápidas y representativas, superando la eficiencia de muchos sensores comerciales, incluso de mayor costo. El medidor contiene alarmas visuales y sonoras que se activan cuando los niveles de CO2 superan los 1000 ppm recomendados por la Organización Mundial de la Salud, permitiendo decisiones inmediatas sobre ventilación o renovación del aire.

Ponzoni destacó que, entre las tres patentes que ha logrado su equipo, esta es la más significativa por su alcance y versatilidad. A diferencia del videolaringoscopio que se destinaba exclusivamente a uso médico, este sensor puede aplicarse en una gran variedad de entornos: escuelas, universidades, industrias, bodegas, campos, zonas urbanas y sistemas de transporte subterráneo, entre otros. “Su alcance es prácticamente infinito y, además, aporta eficiencia energética a los espacios donde se instala”, señaló el director de AEROMAT.

“Otra de las particularidades que tiene este invento es que está fabricado mediante impresión 3D con materiales biodegradables. Buscamos que fuera posible de reproducir sin tener que recurrir a insumos de alto costo”, precisó Ponzoni.

Tras su patentamiento, el sensor proyecta múltiples aplicaciones industriales y ambientales: control de fermentaciones, monitoreo de procesos de combustión, gestión de ventilación en plantas fabriles y eficiencia energética, entre otros. Este desarrollo se suma a otras innovaciones impulsadas por el Grupo AEROMAT como la válvula Venturi, el videolaringoscopio impreso en 3D, que también fueron patentados y puestos a disponibilidad para hospitales del país.

Además, este equipo instaló un sistema híbrido eólico-solar que permitió la provisión de energía eléctrica a una escuela rural de Guaminí y creó un aerogenerador que produce 500 litros de agua por hora para lograr que un terreno infértil de El Chaltén se convierta en apto para la producción de alimentos.

“Para nosotros es un orgullo pertenecer a la UNTREF y poder llevar a cabo este tipo de proyectos orientados a mejorar la calidad de vida de las personas, porque esta es, también, una de las funciones de la universidad pública”, concluyó Ponzoni.

Forman parte de AEROMAT, además de su director, los investigadores Santiago González, Luciano Attorresi, Iván Balducci, Julieta Ganiele, Matías Caccia y Sara Montenegro.