La fotografía y el problema de lo real, un recorrido por su historia

En un seminario del Doctorado en Teoría Comparada de las Artes, la investigadora Paula Bertúa (UNTREF/CONICET) reflexionó sobre los distintos abordajes que analizan la relación de la imagen fotográfica con el mundo exterior.

21-05-2021

Un recorrido por los discursos históricos que abordaron la relación que la imagen fotográfica mantiene con lo real muestra las contribuciones del poeta Charles Baudelaire, los semiólogos Umberto Eco y Roland Barthes, la filósofa estadounidense Susan Sontag y el pintor belga Philippe Dubois, entre muchos otros, dando cuenta de una multiplicidad de miradas y de la complejidad de ese vínculo. Este fue el hilo conductor que desarrolló la investigadora de la UNTREF y del CONICET, Paula Bertúa, en el primero de los cinco encuentros del seminario El objeto fotográfico: enfoques, debates y perspectivas, organizado por el Doctorado en Teoría Comparada de las Artes de la UNTREF.

Bertúa explicó que hacia fines de siglo XIX y principios del XX dominó una visión sobre la fotografía como espejo de lo real. “Este es el discurso de la mímesis, un discurso vetusto que ya nadie en el ámbito académico podría defender y que sin embargo en el sentido común sigue operando”, aseguró, señalando que entre sus máximos representantes está Charles Baudelaire, a quien definió como “un gran reaccionario de la fotografía”. 

La investigadora, que también es docente de la Universidad de Buenos Aires, explicó que esa posición defiende la idea de que la fotografía es una representación objetiva y un medio que permite que la realidad se haga visible como tal, dejando de lado su dimensión artística. Esta capacidad mimética, según ella, está asentada en el procedimiento mecánico de la fotografía, que es hacer aparecer una imagen de manera automática, creando esta ficción de que entre la imagen y el dispositivo no hay mediación, porque no interviene la mano del artista dejando su impronta.“ La fotografía se opondría así a la obra de arte que sería el resultado del talento y la inspiración de un artista”, detalló. 

Sin embargo, indicó que en el mismo período aparecieron los primeros cuestionamientos a esta postura de la mano de los pictoralistas, quienes ensalzaban el carácter artístico de la fotografía por encima de sus aspectos técnicos. “Se dice que querían imitar a la pintura, pero por otro lado estaban interviniendo materialmente sobre la fotografía, para generar otra manera de verla. Este discurso que deconstruye la idea de la fotografía como copia de lo real se consolida con los estudios estructuralistas en los años 70”, refirió. 

Como apuntó, en el marco del estructuralismo aparecen los aportes de autores como el italiano Umberto Eco y el francés Roland Barthes, que plantean que la fotografía “es una transformación de la realidad”, desenmascarando así “esa ilusión de referencialidad directa”. Esta teoría, indicó la especialista, va a poner énfasis en la fotografía como discurso codificado, como un medio de representación que es convencional y que depende también de los contextos culturales en las que se lee. “Lo que aparece es la idea de que el discurso fotográfico es un asunto de convención, es una convención como hablar una lengua, y de alguna manera una institución también”, agregó.

Pero los debates se profundizaron aún más con el surgimiento de una tercera corriente en la década de 1980. Para estos pensadores, entre los que se encuentran la filósofa estadounidense Susan Sontag y el pintor belga Philippe Dubois, “la fotografía es la huella o el trazo de un real” y por eso se la considera como un índice o índex. De acuerdo a Bertúa, este momento es el más interesante para quienes se dedican al estudio de la fotografía, porque es ahí en donde surge un movimiento teórico “que convierte a lo fotográfico como objeto específico de indagación”. 

Durante su clase, la docente también dedicó un tramo a pensar los orígenes de la fotografía, sirviéndose de las reflexiones del historiador del arte británico Geoffrey Batchen. Este autor propone analizar dónde y cuándo surge el dispositivo, pero no en términos fácticos de quién fue el primero que la inventó o descubrió, sino cuándo surge la formación discursiva de un deseo de fotografiar. “Batchen dice que la fotografía fue descrita al menos por 20 personas de 7 países distintos entre 1790 y 1939, y esa es una idea hermosa”, puntualizó. 

En ese sentido, ilustró con una anécdota de Hippolyte Bayard, uno de los pioneros de la fotografía junto a Louis Daguerre. Bertúa contó una escena de su vida en la que se le revela el deseo de fotografiar mirando los campos de duraznos de su padre. “El padre les regalaba a sus amigos duraznos rubricados con las iniciales de su nombre. Cortaba las iniciales en un papel que ponía sobre las cáscaras de los duraznos y los dejaba madurar. En esa marca que quedaba, Bayard descubrió un principio fotográfico que quedaba, Bayard se hizo de un principio fotográfico”, concluyó. 

El seminario continuará hasta el 13 de julio y en los próximos cuatro encuentros se tocarán temas como la relación de la fotografía con el sistema de museos y los archivos y los impactos del pasaje de la fotografía analógica a la fotografía digital, entre otros ejes.

“El seminario a cargo de la Dra. Paula Bertúa El objeto fotográfico. Enfoques, debates y perspectivas constituye el primero entre los cursos especiales que se dictarán este año. Próximamente, la Dra. Feda Baeza dictará otro acerca del arte contemporáneo latinoamericano, y luego, la Dra. María Laura Rosa se dedicará a las teorías y estrategias artísticas feministas”, detalló la directora Doctorado en Teoría Comparada de las Artes, Dra. Talía Bermejo (UNTREF/CONICET).

Según ella, la selección de temas específicos tiene por objeto generar pensamiento crítico en relación a debates actuales a la vez que cubrir importantes zonas de vacancia en el marco de la oferta académica. Cada uno de los cursos que componen el programa también puede ser realizado por estudiantes externos a la Universidad.

Bermejo explicó que este doctorado constituye un programa personalizado y semiestructurado. El carácter personalizado está dado por la posibilidad de que cada estudiante diseñe el recorrido que seguirá a lo largo de su carrera, seleccionando (en base a las recomendaciones del Comité Académico) las áreas y seminarios a realizar que resulten más significativas en función de su tema de tesis. A su vez, el programa contempla el seguimiento de cada tesista a través de tutorías que permiten evaluar los avances y atender las posibles dificultades que surjan en la investigación. Asimismo, los cursos específicos relativos a la metodología de investigación y puntualmente el trabajo de escritura de la tesis contribuyen a un desarrollo de la carrera más acompañado y efectivo.

Por otro lado, continuó Bermejo, “el carácter semiestructurado significa que disponemos de una oferta permanente de seminarios a partir de la articulación de este posgrado con maestrías específicas que se dan en la Universidad, en especial, la Maestría en Curaduría en Artes Visuales y la Maestría en Estudios Literarios Latinoamericanos”. Ella resaltó que el plantel docente está compuesto por profesoras/es-investigadoras/es provenientes de distintas disciplinas que cuentan con experiencia en el campo de las artes comparadas. Además, ofrece cursos especiales dictados por especialistas que buscan expandir el programa a fin de actualizar zonas de la producción intelectual contemporánea. 



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