Las desigualdades de género se reproducen en las cárceles de Latinoamérica

Así lo revela el último informe del CELIV, cuya publicación suscitó un debate con la presencia de especialistas como Dora Barrancos, Emilio Ruchansky, Julieta Di Corleto e integrantes del colectivo YoNoFui.

26-11-2018

“Hay una tendencia más pronunciada a encarcelar mujeres que hombres”, dijo el director del Centro de Estudios e Investigación sobre Inseguridad y Violencia (CELIV), Marcelo Bergman, en relación al reciente informe preparado por un grupo de investigadoras de la UNTREF. “Los patrones de género que se observanafuera de la cárcel se reproducen adentro”, alertó en la presentación que se hizo en la Sede Rectorado Centro de la Universidad.

“Hay una gravísima situación de emergencia en las cárceles, con sobrehacinamiento y la pérdida de cualquier sentido de dignidad, siendo la situación de las mujeres mucho peor que la de los varones”

Aunque la proporción de mujeres en las prisiones de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador, Honduras, México y Perú es bastante inferior a la de los hombres (oscila entre el 5 y el 6%), su tasa de encarcelamiento viene creciendo aceleradamente entre los años 2000 y 2017 (53%). “Hay una gravísima situación de emergencia en las cárceles, con sobrehacinamiento y la pérdida de cualquier sentido de dignidad, siendo la situación de las mujeres mucho peor que la de los varones”, expresó la socióloga e historiadora feminista Dora Barrancos

El trabajo, titulado Contextos de encierro en América Latina: una lectura de género, fue realizado por las investigadoras Carolina Bologna, Ana Safranoff y Antonela Tiravassi, y en él se muestran claras diferencias entre mujeres y hombres privados de su libertad. Entre ellas, se destaca que el apresamiento de las mujeres tiene un mayor impacto del otro lado de los muros. El 87% de las reclusas son madres pero, como explicó Barrancos, el golpe que se asesta excede los lazos biológicos. “Generalmente una mujer se asocia a un factoreo de personas en torno de sí, mucho más que el varón, de modo que al apresar a una mujer hay una vulnerabilidad social mayor y un desequilibrio en la comunidad enorme”, señaló. 

Otro de los hallazgos del informe es haber constatado que los roles tradicionales de género se replican en la cárcel. El 72% de las mujeres presas realizan labores de limpieza y mantenimiento, y solo el 22% ha podido acceder a la visita íntima. “Esto muestra cómo se mantienen esos acentos patriarcales absurdos acerca de la menor pulsión sexual de las mujeres”, continuó la referente del feminismo. 

Doble castigo

Por su parte, la investigadora del CELIV, Ana Safranoff, indicó que hay un tratamiento diferencial que reciben varones y mujeres por parte del sistema de justicia. “A las mujeres se las castiga doblemente, por haber violado la ley y las normas aceptadas de la feminidad”.  Además, comentó que el 55% de ellas tuvo su primer hijo antes de los 18 años, y que tenían mayores índices de desempleo que los hombres. 

 “A las mujeres se las castiga doblemente, por haber violado la ley y las normas aceptadas de la feminidad”

“Estos contextos vulnerables tienen que estar muy presentes en las discusiones y estrategias jurídicas. Es un lujo que este informe se haya podido producir en nuestro país, y nos abre el terreno a nuevas investigaciones, entre ellas la cuestión de la población trans en las cárceles”, expresó la abogada e historiadora Julieta Di Corleto

Las mujeres están involucradas en delitos menos violentos, tienen menor trayectoria delictiva y actúan mayormente acompañadas. El 38% han sido apresadas por tráfico de drogas, un aspecto que desarrolló el periodista Emilio Ruchansky. “El comercio de drogas no se va a acabar por meter más gente presa”, aseguró. Según él, el aumento de la punitividad alienta el negocio. “Hay un dato clave: el 39% tenía a su pareja detenida, y esto muestra que si metés preso al padre, va a vender la madre; y si metés presa a la madre, van a vender los hijos”, explicó sobre la desorientación que a su entender tienen las políticas de drogas en la región. “Tenemos que ir a una reforma legislativa, de lo contrario vamos a seguir encarcelando mujeres pobres y primarias, que tienen roles secundarios en las organizaciones y que en muchos casos son víctimas de trata o de explotación”, remarcó.  

“Tenemos que ir a una reforma legislativa, de lo contrario vamos a seguir encarcelando mujeres pobres y primarias, que tienen roles secundarios en las organizaciones y que en muchos casos son víctimas de trata o de explotación”

También se sumó a la charla Alejandra Marin, de la organización social YoNoFui, que habló de los talleres de fotografía estenopeica para mujeres presas en el penal de Ezeiza. “Fue una experiencia muy importante, porque les permitió recuperar su subjetividad y su voz, volver a ser las personas que fueron”, relató mientras mostraba parte de esa producción.