La reinvención de las industrias culturales en tiempos de apogeo digital

El sector fue uno de los primeros en cerrar sus espacios y suspender la producción y los eventos por la emergencia sanitaria. En la nueva configuración ya se habla que en la postpandemia no va a haber shows en vivo.

07-07-2020

El músico y productor Fabián “Tweety” González, figura del rock argentino durante los 90 junto a Soda Stereo y promotor de bandas emergentes en los años posteriores, dijo que el escenario es incierto y doloroso y que el negocio de la música se va a reconfigurar inevitablemente. “La música urbana se hace con dos personas en una habitación. Todo eso se va a potenciar. No va a haber shows en vivo, entonces se va a pensar en cómo monetizar la pantalla, como una nueva televisión, una Internet 3.0. El próximo paso para los músicos independientes es identificar su nicho”, proyectó González durante una de las entrevistas realizadas por el ciclo Reimaginando la convergencia, organizado por la Especialización en Industrias Culturales en la Convergencia Digital. 

También apuntó que el rol tradicional de los estudios de grabación y los sellos en el negocio sufrirá cambios, agregando que no se puede dejar de reconocer el avance de los algoritmos y el impacto que tienen. “Ahora en múltiples páginas de Internet por un mínimo fee podés bajar tracks completos generados por inteligencia artificial. Así no se van a grabar más discos”, ilustró Tweety, y dijo que en esa línea hay desarrollos como Epidemic, muy usado por los youtubers, y el software Splice, que tiene mucha recepción entre los raperos. 
Sobre los sellos, el productor aseguró que también van a reperfilarse. “Spotify está por sacar una opción con la que los artistas van a poder subir contenido directamente. El modelo va a tener que cambiar, la cosa tiene que ir por el lado de negocios colaterales”, cerró, y aclaró que con su sello Tweetin se están orientando a los contenidos para audiovisuales.   

Los artistas, trabajadores y PyMEs culturales afectados por la pandemia de la covid-19 buscan adaptarse al escenario de distanciamiento social con diversas estrategias, que van desde transpolar sus actividades a los canales digitales hasta la elaboración de protocolos específicos que permitan su desarrollo presencial en un marco de seguridad.

“Es un momento donde lo digital, que ya venía de antes, está en su apogeo, y ahí las industrias culturales tienen mucho para pensar”, comentó Stella Puente, directora de la Especialización en Industrias Culturales en la Convergencia Digital y anfitriona del ciclo en el que los referentes de la música, el teatro, el cine, la radio, las editoriales y las artes visuales comparten sus reflexiones de cara al futuro.

Además de la tendencia a la virtualidad, la crisis sanitaria desnudó otras cuestiones como las condiciones de precariedad laboral en esos ámbitos, la disparidad de género que existe al interior de ellos, las estructuras oligopólicas del mercado y la falta de apoyo estatal. 

“Las perspectivas fueron en general con una mirada más vinculada a revisar y construir una nueva normalidad, de criticar muchos aspectos que ya no estaban funcionando bien”, resumió Puente sobre el ciclo, que concluyó su primera etapa y continuará en el segundo cuatrimestre.  

Poner el cuerpo

Por su parte, el actor, dramaturgo y director de teatro Matías Feldman comentó que para su disciplina las cosas son diferentes, y que el traspaso a las plataformas plantea una disyuntiva.

“Estamos en un brete, porque el teatro era el arte que no había podido ser desmaterializado; necesita la fisicalidad, la presencia. Hay gente que rápidamente intenta adaptarse a los medios tecnológicos. A mí me pasa que tengo puesta la energía en cómo encontrarle la vuelta a ese convivio y esa materialidad con esta nueva situación”, explicó el autor teatral, y se refirió a una iniciativa que están desarrollando con el colectivo Profesores Independientes de Teatro (PIT).  

“Estamos elaborando un protocolo para clases de teatro. Lo que proponemos es el distanciamiento con cuadrículas, vamos a tener que olvidarnos por un tiempo de la circulación y el contacto. Si pensamos en los artistas escénicos independientes, entre el 80 y 100% de sus ingresos dependen de las clases y no de las obras”, enfatizó, indicando que se trata de un tema urgente a resolver y que en la Ciudad de Buenos Aires hay cerca de 900 docentes y 26000 estudiantes que forman parte de ese circuito. 

Feldman opinó que por más buenas intenciones que se tengan esa migración a la pantalla no se puede hacer fácilmente. “Cuando se hace algo para streaming estamos haciendo videoteatro, no teatro, porque la experiencia central de eso no está ocurriendo, está pasando otra cosa: es un video que agarra herramientas de lo teatral. Parece medio conservador decir ‘No quiero transformar el teatro a las plataformas tecnológicas’, pero en realidad es todo lo contrario. Creo que hoy sobreadaptarse demasiado rápido a las pantallas y las tecnologías es el status quo de hace décadas”, evaluó. 

Además, insistió en que los protocolos no son ajenos a la actividad. “Trabajamos con procedimientos y obstrucciones todo el tiempo, es nuestra materia prima. Yo no puedo llevar un barco a mi teatro, siempre tuve problemas de producción. Lo mismo que estar a un metro y pico de una persona, si tengo que hacerlo lo voy a hacer”, concluyó.

Concentración económica y disparidad de género

Uno de los problemas que destacaron los invitados que abordaron los desafíos del cine en el mundo postpandemia es el de las desigualdades que perduran al interior de la industria.

El docente y productor Pablo Rovito se enfocó en el grado de concentración económica que existe en la exhibición y expresó que hay una falsa idea de que la gente ve lo que quiere. “En realidad nadie ve nada, opta entre lo poco que le dejan ver”, aseguró. Según él, en Argentina hay 1000 pantallas de cine manejadas por 5 programadores, además de 5 canales de aire, 3 operadores de cable y 6 grandes plataformas de streaming internacionales que definen lo que se ve en las pantallas. 

El especialista dijo que aun con las “desastrosas políticas públicas” de los últimos años, en el país se realizaban anualmente 160 películas. “Son películas extraordinarias, que ganan premios internacionales. Lo que se ha hecho es invisibilizarlas, poner una maquinaria concentrada, centralizada y uniformada para mover solamente un tipo de estreno con mucha fuerza”, sentenció y dio el ejemplo de Avengers, que al salir se proyectó en el 80% de las salas argentinas.

Rovito sostuvo que hay que contemplar dos aspectos centrales para cualquier política del sector: el derecho a la identidad y la pluralidad de voces.

“Quiero inclusión, diversidad, descentralización, que no me legitimen los productos por cómo funcionan en el mercado sino por cuál es la decisión que yo tengo para hacer esas políticas. Quiero que se cuide el patrimonio y que haya formación de espectadores. Quiero eso en una ley de fomento. Quiero una normalidad nueva”, consideró. 

Desde otro ángulo, la presidenta de la Asociación de Autores de Fotografía Cinematográfica (ADF), Paola Rizzi, advirtió sobre los estereotipos de género que imperan en la industria y cómo les resta oportunidades a las mujeres. 

En su transmisión, destacó que hay ciertas áreas donde está naturalizado que haya una mujer, como ocurre con la dirección de arte, vestuario y maquillaje, pero no en otras más técnicas. “De ahí que en el imaginario la dirección de fotografía no sea un trabajo para nosotras, pero nada más alejado de eso. Para hacer fotografía, algo que requiere de mucha sensibilidad, hay que sacar un costado creativo y femenino”, dijo, e informó que debido a estos prejuicios en el mundo solo hay un 4% de mujeres que desarrollan esa actividad. En Argentina hay más mujeres que hombres formadas en ese oficio, pero a la hora de la inserción laboral son ellos quienes corren con mayores ventajas. 

Para la técnica cinematográfica, la igualdad de género requiere de la participación de los hombres. “Los temas de mujeres no se pueden pensar solo como cosas de mujeres, es cosa de todos. Creo que los hombres se sienten excluidos, hay que invitarlos más, para que estén, nos acompañen y comprendan si no entienden”, sugirió.

También participaron de este ciclo la filósofa, escritora y periodista Tamara Tenenbaum; el cofundador y director del Centro de Producciones Radiofónicas (CPR), Francisco Godinez Galay; la fundadora de la Galería Rolf Art y gestora cultural, Florencia Giordana Braun; y el director de la Maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural de la Universidad Nacional de San Martín, Alejandro Dujovne. Las charlas completas se pueden ver en la cuenta de Instagram de la Especialización.