Globalizacion financiera: el ser humano como variable de ajuste
Este proceso y sus impactos en el trabajo, la protección social y los lazos comunitarios fueron el eje de un seminario en el que los especialistas coincidieron en sus consecuencias: el aumento de la precarización, el aislamiento y la polarización.
27-09-2019
Con el pasaje del capitalismo industrial al capitalismo financiero, el régimen de acumulación cambió y lo que lo sostiene no es ya la explotación del trabajo humano vivo sino directamente la destrucción de las instituciones sociales, tal como evaluó Guillermo Pérez Sosto, director del Centro de Estudios en Políticas Laborales y Sociales del Instituto Torcuato Di Tella (ITDT).
De acuerdo al experto, la actual acumulación se realiza sobre la precarización de millones de trabajadores y el desplazamiento de gran parte de ellos hacia la desocupación definitiva, desarticulando la protección de derechos “La variable de ajuste no es el salario, es la existencia misma del asalariado”, expresó, indicando que hoy en Argentina el 50,2% de la población está inmersa en la informalidad.
Pérez Sosto también se refirió a las superdevaluaciones e hiperinflaciones, rasgos por excelencia de la violencia monetaria, y a sus efectos de disciplinamiento en la sociedad. “La violencia monetaria está al servicio de la instrumentación de los miedos. Se trata de una estrategia de despolitización”, definió el sociólogo en el marco del V Seminario Globalización Financiera y Cuestión Social, organizado por el Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados (CIEA) de la UNTREF, el ITDT, la Fundación UOCRA y la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA.)
El investigador del Instituto Di Tella agregó que lo que se busca es desvalorizar a las personas para que no puedan influir en su entorno público. “A esa persona solo le queda refugiarse en la vida privada, con la esperanza vana de encontrar alguna seguridad”, dijo sobre la atomización social que suele acompañar el caos económico. Continuando con su análisis, el especialista aludió a la hiperinflación de 1989 y la debacle de 2001, y dijo que cuando estamos en la parte expuesta de la crisis la gente siente amenazado su sentido del orden, aquello que le hace inteligible su vida en sociedad. “Por eso se vuelve más obediente frente a los programas de ajuste y los economistas que vienen a salvarnos”, explicó.
Pero según él, en esta violencia monetaria “hay una brutal transferencia de recursos a las manos de quienes desencadenan y operan el proceso”, incrementándose la distribución desigual del ingreso. Pérez Sosto detalló que en los últimos cinco años, el 10% más rico de la población se convirtió en dueña del 49,8% del ingreso total.
En los escenarios de globalización financiera, explicó el especialista, las sociedades tienden a organizarse dualmente, donde por un lado hay un sector altamente instruido y con acceso a la tecnología compleja, integrado al mundo, y por el otro quienes no tienen nada de estos saberes y prácticas y que con sus viejos oficios quedan socialmente excluidos. “Hemos llegado al fin de estos programas de ajuste, si no deberemos resignarnos a la regulación de la pobreza, la administración de la precariedad y a vivir a una distancia importante de la deseada cohesión social”, dijo Pérez Sosto planteando un fin de ciclo.
En su opinión, la alternativa ideal es encaminarse hacia un modelo de una sociedad de semejantes, en cuyo seno nadie esté excluido y donde es necesaria una reforma de la matriz productiva y distributiva, la implementación de políticas de pleno empleo, desprecarización laboral y de garantía y calidad educativa y formación profesional para la empleabilidad.
Salida regional
Por otro lado, Carlos Quenan, profesor del Instituto de Altos Estudios de América Latina en la Université Sorbonne Nouvelle - Paris 3, aseguró que en el actual escenario internacional, América Latina tiene que ensayar una respuesta regional.
“En ningún caso se ha logrado volver a los niveles de crecimiento de antes de 2007. El Asia emergente y China han desacelerado su crecimiento, la zona Euro es la más afectada, América Latina viene con un crecimiento negativo del ingreso por habitante en los últimos cinco años y para 2019 se esperan tasas de crecimiento inferiores al 1%”, graficó.
Quenan enfatizó que desde 2015 la población que vive con menos de 5 dólares diarios en América Latina ha comenzado a subir, revirtiendo los avances que se produjeron en la década pasada en materia de reducción de la pobreza.
“Tenemos que cuidarnos de no tener una excesiva dependencia de los flujos financieros internacionales; y, en un mundo de crecimiento mediocre y amenazas proteccionistas, hay que favorecer los procesos de integración”, continuó, puntualizando que se deben adoptar enfoques pragmáticos para sostener la demanda regional e incentivar el desarrollo de cadenas de valor regionales.
Sin embargo, el experto comentó que hay un escollo ideológico que se debe sortear. “Frente a la crisis de la globalización, no se propone la regulación de las finanzas que es su verdadera causa, sino un repliegue identitario que trata de preservar lo propio frente a lo ajeno, visto como una fuerza hostil”, evaluó, citando como ejemplo el rechazo hacia los migrantes, el Brexit y las reivindicaciones autonómicas en España.
“En América del Sur hay un problema grave con Brasil y el gobierno de Bolsonaro, que atenta contra cualquier voluntad integracionista”, sintetizó.
Caída de los salarios
De estos encuentros, que se sucedieron a lo largo de cuatro jornadas en el Auditorio UOCRA y la Sede Rectorado Centro de la UNTREF y reunieron a referentes del campo económico, la sociología, la ciencia política y las relaciones internacionales, también participó Bruno Théret, docente investigador del Instituto Interdisciplinario de Ciencias Sociales de la Université Paris Dauphine, quien habló del problema de la deuda pública asociada a las crisis financieras y a los crecientes procesos de desigualdad.
Théret planteó que desde mediados de los años 70 a la actualidad el salario real cayó en todos los países aun aumentando la productividad, y que esa pérdida del poder adquisitivo fue compensada por los trabajadores tomando deuda privada, procesos que desembocaron en crisis de gran envergadura como la de las hipotecas en Estados Unidos.
Finalmente, Pablo Jacovkis, secretario de Investigación y Desarrollo de la UNTREF, y Diego Masello, coordinador general del CIEA, ahondaron en un fenómeno presente en Argentina al que definieron como “Efecto Mateo”, por el que “a los que tienen no solo se les reconoce lo que tienen sino que se les dará con creces y a los que tienen poco, no solo no se les va a dar sino que se les va a quitar lo poco que tienen”, según reza la parábola religiosa. Para revertir esa grieta social, indicaron que las políticas públicas deben enfocarse en el concepto de potencial dinámico en el trabajo, que incluye no solo una inversión económica sino también social y educativa.