Feminismos negros y marrones, cuando la etnia y el género son ejes de la opresión
En un nuevo encuentro del ciclo Lo Personal es Político, referentes de colectivos de mujeres indígenas y afrodescendientes hablaron del racismo y el sexismo que imperan en la región y de sus estrategias de lucha.
24-08-2021
Los planteos del feminismo interseccional, donde el género se cruza con otros ejes de opresión como la etnia, recorrieron las intervenciones de Bruna Stamato, de la Tertulia de Mujeres Afrolatinoamericanas, y Sandra Mamani, de Identidad Marrón, invitadas a conversar en el ciclo Lo Personal es Político, organizado por la Red Interdisciplinaria de Estudios de Género del Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados (CIEA-UNTREF).
“La práctica antirracista camina junta con el combate a la lesbofobia y la transfobia, porque son cuerpos marcados como disidentes y alejados del sujeto universal: el hombre blanco, cisgénero y de una determinada clase social”, señaló Stamato sobre ese cruce. La activista habló de la necesidad de desarmar esta categoría del sujeto universal, enfatizando que “esa es una de las cosas que el feminismo viene haciendo desde hace mucho” y que “la lucha contra una opresión no puede estar desvinculada de la lucha en contra de distintas opresiones”.
Stamato, que también integra la Red Interdisciplinaria de Estudios de Género, dijo que el feminismo negro que practica es un proyecto que apunta a un cambio profundo en la sociedad pero que no deja de estar atravesado por su propia historia personal. “Desde el momento en que bajo del edificio hasta que camino a la parada del colectivo ya estoy sintiendo las consecuencias de ese racismo, por ejemplo con la exotización, con la sorpresa de transitar en la calle por ser afrodescendiente, como si fuera un lugar donde la gente no ve personas como yo”, ejemplificó.
Además, habló de espacios tomados por la blanquitud, aseguró que hay lugares como restaurantes o algunos barrios en los que son vistos como extraños. Y en ese sentido profundizó que “la cuestión va más allá, cuando se nos niega el acceso a derechos básicos como la educación, la atención de la salud y tener una vivienda. Todo eso está conectado con la cuestión de ser personas racializadas”, aseguró. Stamato, que es brasileña y se define como mujer afrodescendiente bisexual, contó que viene de una familia interrracial y cómo se autopercibía en su país de origen. “Crecí en un ambiente muy emblanquecido y era nombrada con eufemismos como morena, pero no se hablaba de mi negritud”, relató.
Asimismo, confesó que devino negra en Argentina. “Tuve que salir de Brasil para percibirme como una persona afrodescendiente. Yo me di cuenta de eso acá, que es un país que invisibiliza a la comunidad afrodescendiente y donde no se discute mucho el racismo”, advirtió. La activista dijo que para que esa transformación social de fondo tenga lugar es indispensable tejer alianzas. “Es una cuestión de trabajo comunitario, de construir y fortalecer alianzas políticas. Es muy importante pensar en prácticas y eso implica escuchar a otras compañeras y lo que necesitan. El proyecto es en conjunto”, explicó.
También se explayó sobre qué tipo de feminismo es el que puede acompañar esta lucha. “¿Queremos un feminismo liberal, con mujeres ocupando determinados espacios de poder, o uno comprometido con un cambio de justicia? Poner mujeres en determinados lugares por el simple hecho de que son mujeres no va a cambiar la vida de las lesbianas, las negras, las originarias, travestis y trans”, cerró.
Por su parte, Sandra Mamani ahondó en la cosificación de las mujeres indígenas o de ascendencia indígena. “Hay un estereotipo acerca de no considerarlas como sujeto mujer, no tenerlas como personas sexuadas sino asexuadas, y solamente como una fuerza de trabajo, como procreadoras de todes les hijes que existen y que además son el mal”, comentó con ironía. Sobre las personas marrones en general, destacó que otro discurso muy instalado es el de la invasión y de que ellas son quienes roban y quitan. “Cuando hay crisis como las que estamos atravesando a nivel global, aparece el nacionalismo donde siempre hay una construcción del odio, de un chivo expiatorio”, reflexionó.
Por otro lado, apuntó que hay una negación de las raíces indígenas en Argentina y que eso resulta en una extranjerización. “Cualquiera que se parezca mínimamente a alguien de Bolivia, Perú o Paraguay no es argentino”, afirmó. Mamani se refirió a la importancia de pensar en la cuestión interracial. “El punto está ahí, en cómo empezamos a construir los espacios de activismo pero también en cómo construimos los vínculos interraciales. Ese es un punto frágil, sobre el que hay un silencio, pero que tiene un impacto muy grande en las formas de concebir el mundo y en las relaciones entre las personas”, concluyó.
Acompañando la charla y formulando preguntas estuvieron la coordinadora de la Red, María Inés La Greca, y otras dos de sus integrantes, la secretaria de Derechos Humanos y Géneros del Centro de Estudiantes y estudiante de Gestión del Arte y la Cultura, Charly Coletta, y la estudiante de Historia Marina Figueredo.