La Universidad se suma a un Consorcio Global sobre Discriminación
La iniciativa cuenta con la participación del Centro de Estudios sobre Genocidio, único representante de Latinoamérica, y reúne instituciones de nueve países para combatir la propagación de la xenofobia y el odio a nivel mundial.
21-06-2019
El escenario mundial de un nuevo aumento del uso de la discriminación, la xenofobia y el odio como estrategias para enfrentar las crisis económicas y sociopolíticas es el contexto que motivó la creación del Consorcio Global sobre Discriminación, Fanatismo y Odio, integrado por organizaciones de la sociedad civil y prestigiosos centros de investigación de nueve países, entre los cuales se encuentra, por Argentina, el Centro de Estudios sobre Genocidio (CEG) de la UNTREF. Por la calidad y el impacto internacional de sus investigaciones, esta fue la única institución de Latinoamérica invitada a participar de esta red.
El director del CEG, Daniel Feierstein, explicó que el Consorcio Global sobre Discriminación, Fanatismo y Odio se lanzó recientemente para contribuir a la comprensión y mitigación de estos procesos que hoy crecen en todo el mundo. “Poder poner en común experiencias muy distintas, tanto en el surgimiento y consolidación de los procesos de odio como en las formas de confrontar con los mismos, tiene una potencia enorme”, afirmó Feierstein sobre los objetivos de la asociación.
Entre las otras instituciones de larga trayectoria que la integran, se destacan el Centro para el Estudio del Genocidio y los Derechos Humanos de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos), el Centro de Estudios sobre Holocausto y Genocidio de la Universidad Estatal de Moscú (Rusia) y el programa de posgrado de Estudios de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Manitoba (Canadá), junto a organismos de Noruega, Francia, Sudáfrica, Japón y Bahréin.
El experto enfatizó que el uso fascista de la discriminación, la xenofobia y el odio “constituye una herramienta política especialmente efectiva para proyectar las frustraciones sociales hacia los grupos más débiles, construidos como responsables de los males que aquejan a la sociedad”, y destacó que esto se presenta “no solo en grupos de la extrema derecha sino en gran parte del arco político institucionalizado”, demostrando que hoy “la xenofobia ha salido del encierro de fuerzas marginales para pasar a ser una herramienta de la disputa política”.
El director del CEG dijo que actualmente la islamofobia y el discurso antiinmigrante cobran una gran fuerza, pero que los grupos históricamente hostigados –como los judíos o los gitanos– tampoco han desaparecido como víctimas de estos procesos. Las prácticas, para Feierstein, tienen puntos de contacto con aquellas del siglo XX: agresiones en la vía pública, quema de viviendas y reclamos por recorte de derechos.
“Uno de los casos más extremos se vive en estos años en Myanmar con la población rohingya, donde las persecuciones han implicado la matanza y expulsión de millones de personas del territorio”, detalló el especialista, aunque dijo que este tipo de situaciones recorren todo el globo, desde Estados Unidos a los países escandinavos, de México al Este de Europa o Rusia, de Brasil a Sudáfrica.
“Ninguna sociedad parece escapar a la pregnancia de los discursos del odio, por más que asuman lógicas diferentes en las distintas regiones”, advirtió el investigador, y opinó que, aunque en los lugares en los que se vivieron procesos genocidas las reacciones democráticas son más firmes, la xenofobia continúa avanzando, como muestran los casos actuales de Alemania y Francia.
Además, Feierstein llamó la atención sobre lo contraproducentes que pueden ser las prohibiciones y las persecuciones penales. “Permiten instalar la xenofobia como políticamente incorrecta, y por tanto atractiva a los sectores jóvenes contrahegemónicos”, evaluó.
De acuerdo a él, la mejor manera de combatir estas tendencias es mediante la creación de frentes antifascistas plurales, que articulen movimientos sociales, sindicatos, organizaciones de Derechos Humanos y partidos políticos, promoviendo un cambio cultural.
Nuevo racismo en la región
Feierstein también se refirió a la situación en Latinoamérica, asegurando que “estamos ante la emergencia y el crecimiento de un nuevo racismo que se expresa frente al inmigrante limítrofe”.
Según su análisis, la región no tenía demasiada historia de experiencias fascistas o de procesos xenofóbicos abiertos y masivos, “más allá del surgimiento de nuestros Estados y la persecución, durante el siglo XIX, de los pueblos originarios y afrodescendientes”.
Como explicó, preocupa la hostilidad dirigida a venezolanos y peruanos en Ecuador, a bolivianos, paraguayos y peruanos en Argentina, a venezolanos y peruanos en Brasil, o hacia centroamericanos en México. “Esto muestra un cambio significativo, más allá de la reemergencia del estereotipo del ‘indio’, ‘involucionado’, ‘comunista’ o ‘subversivo’”, continuó.
Por otro lado, el director del CEG agregó que resulta visible un recrudecimiento de la islamofobia y el antisemitismo, así como el reforzamiento de los prejuicios contra la población gitana. “Estas formas del odio tienden a articularse con las estigmatizaciones políticas, fundamentales durante la época de la Doctrina de Seguridad Nacional, reviviendo procesos de persecución que se suponía superados”, concluyó.