La plataformización: ¿Una nueva forma de trabajo esclavo?

Expertos en derecho laboral analizaron las contradicciones alrededor de las nuevas modalidades de trabajo posibilitadas por las tecnologías digitales.

07-11-2019

La evolución tecnológica está marcando la transición hacia un nuevo régimen laboral en el que crece la proporción de trabajadores autónomos y el teletrabajo, una dinámica que a la vez que genera beneficios para el trabajador en términos de flexibilidad y libertad también puede sumirlo en la precarización.

“Al ver a una repartidora con una mochila tan gigantesca que apenas podía hacer girar la rueda de la bicicleta, el primer pensamiento que se me cruzó es que volvimos a la esclavitud, y creo que si no se toca la sensibilidad de los laboralistas, los legisladores y los jueces, el camino se hace muy difícil”, afirmó el profesor Alberto Fantini de la UNTREF, durante el 8º Congreso del Trabajador Autónomo realizado en la Sede Rectorado Centro de dicha universidad. 

Su colega Martha Monsalve Cuellar, de la Universidad La Gran Colombia, expresó que el “teletrabajo crece en el mundo porque se combina con el deseo de la flexibilidad”, aunque señaló que se debe pensar un derecho laboral y un derecho de la seguridad social nuevos que se adapten a las demandas del siglo XXI. “Con el aumento de plataformas como Rappi es lamentable la desprotección que están afrontando estos trabajadores, que al ir en bicicleta en medio de una aglomeración de vehículos exponen sus vidas en las grandes ciudades”, graficó, y dijo que uno de los instrumentos para pensar en eso es la recomendación 202 de 2012 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece los pisos mínimos de protección social.
“La inteligencia artificial siempre tendrá detrás a un trabajador, a un creador; es la hora de la creatividad de esos trabajadores que deben ser protegidos por los derechos humanos”, defendió Cuellar. También comentó que el cambio cultural impulsado por las altas tecnologías implica revisar la formación que recibirán las nuevas generaciones y las necesidades de las empresas del futuro. 

“Estos jóvenes no están dispuestos a permanecer muchos años estudiando sino que quieren que esa inversión en su formación sea productiva en el término más rápido posible”, dijo sobre los millenials y centenials, y ejemplificó cómo en el Reino Unido existen programas de estudio de 16 semanas para capacitarse en programación.  

La abogada de la Asociación Argentina de Usuarios de Informática y Comunicación, Viviana Laura Díaz, explicó sobre el momento actual que “estamos ante el fenómeno de la plataformización, donde convergen dos figuras nuevas, la del usuario y el proveedor”. Según su observación,  existen tres tipos de plataformas: las que venden trabajo, como Uber, las que alquilan activos, como Airbnb, y las que compran y venden cosas, como OLX

En su presentación, la especialista dijo que este fenómeno crea un nuevo colectivo, el cibertariado, y señaló que hoy en nuestro país hay un 1% de la población económicamente activa volcada a este tipo de tareas. Díaz planteó que estas nuevas modalidades laborales albergan contradicciones sin ser necesariamente malas. Según ella, lo que requiere la plataformización es una propuesta normativa que contemple, entre otros aspectos, la igualdad de derechos para el cibertariado, el monitoreo de los algoritmos de gestión del empleo, la protección de los datos de los trabajadores, la portabilidad de la reputación digital y la prevención.

“El trabajo virtual aparece para poder conciliar la vida familiar con la laboral, tener una reducción en la siniestralidad y el ausentismo, ahorrar más, cuidar el medio ambiente y tener una reducción en la congestión vehicular”, enumeró la experta. 

Aunque el trabajo conectado remoto le reporte beneficios tanto al trabajador como a la empresa,  Díaz dijo que su baja aplicación responde a la ausencia de normas y de un manual de buenas prácticas, pero que se está avanzando en ese terreno. Como contó, hoy el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) tiene la norma referencial 22, un sistema de gestión del teletrabajo que pueden adoptar las empresas voluntariamente.

Por su parte, Alberto Birenbaum, docente de la UNTREF, aseguró que el dinamismo del mercado global “va generando una suerte de complejidad y heterogeneidad en cuanto a la clasificación de los vínculos laborales”. Como refirió, estas nuevas formas que asume el empleo generan proyectos de legislación diversos, en los que de un lado se trata a esos trabajadores de la economía colaborativa como autónomos y por el otro se busca incorporarlos a la relación de dependencia.  

“No hay duda de que se generan nuevos puestos de trabajo, pero tenemos que indagar en su calidad”, afirmó Birenbaum. De acuerdo él, esto no resiste el análisis si se repara en el concepto de trabajo decente desarrollado por la OIT y en la falta de protección social, de un marco de seguridad y de un vínculo jurídico dependiente que hoy padecen este tipo de trabajadores.  

El evento, organizado por la Maestría en Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales Internacionales y el Instituto de Estudios Interdisciplinarios en Derecho Social y Relaciones de Trabajo (IDEIDES) de la UNTREF, contó con la participación de su director Julio Armando Grisolía; la docente de esos espacios académicos María Elena López; Juan Manuel Martínez Chas, de la Central General de los Trabajadores (CGT); Julio Cordero, abogado de la Unión Industrial Argentina (UIA); y del abogado y político Mauricio D´Alessandro, entre otros.

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