Alejandro Modarelli inauguró el ciclo Lo Personal es Político
El escritor hizo un repaso por la historia de la militancia homosexual en Argentina y analizó sus orígenes sindicales, su relación con la izquierda revolucionaria, su resistencia a la dictadura y la conquista de derechos en democracia.
12-08-2020
El escritor y periodista Alejandro Modarelli fue el primer invitado al ciclo de charlas virtuales Lo Personal es Político, donde describió los hitos más importantes del activismo homosexual en el país y destacó sus cambios a lo largo de la historia.
Modarelli contó que la primera agrupación en militar por los derechos de los homosexuales se creó hacia 1967 a partir de un grupo de trabajadores de correos vinculados a la actividad sindical. Con el nombre Nuestro Mundo, esta organización funcionó bajo el anonimato en la estación de trenes de Gerli, en el sur del Gran Buenos Aires, y se propuso cambiar la idea dominante que se tenía sobre la homosexualidad.
“El núcleo de lo que ellos querían era desarticular la visión de las personas homosexuales, que variaba entre considerarnos enfermos o delincuentes”, graficó el invitado en el ciclo organizado por la Red Interdisciplinaria de Estudios de Género del Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados de la UNTREF.
Modarelli relató que la lucha de este grupo, creado en el contexto del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, estaba enfocada en poder circular libremente en las calles y no caer presos por el edicto policial Segundo H, que penaba la oferta y demanda de sexo en la vía pública. “Era un artilugio para detener a las personas por su orientación sexual”, remarcó el columnista del suplemento “Soy” de Página/12, y dijo que difundían sus perspectivas en boletines que reproducían con un mimeógrafo del Palacio de Correos.
La experiencia de Nuestro Mundo terminaría desembocando en el Frente de Liberación Homosexual (FLH), fundado en 1971, con la participación de otros sectores, entre ellos los intelectuales y escritores Juan José Sebrelli y Manuel Puig, además de una agrupación universitaria llamada Eros liderada por Néstor Perlongher, mujeres feministas, trabajadoras sexuales y gays cristianos.
El frente funcionaba en un departamento del barrio de Once y sacó un órgano llamado Homosexuales que ponía en cuestión ciertas valoraciones sobre las disidencias sexuales, especialmente en el seno de la familia.
“Era como nacer en territorio enemigo. Se consideraba que la familia era la base que iba a dar lugar a otro tipo de represión, la del Estado”, continuó el coautor de Fiestas, baños y exilios: los gays porteños en la última dictadura.
La intención del FLH, siguió Modarelli, era armar alianzas con los grupos de izquierda, específicamente la izquierda peronista que era la que podía llegar al poder, y de ese modo “generar una revolución dentro de la revolución”.
Pero este acercamiento no prosperó, porque según él, el machismo seguía fuertemente enquistado en estas organizaciones. “No lograron entender que la libertad sexual podía ser un tema político. Hablar del clítoris y la homosexualidad les parecía una frivolidad”, comentó.
Luego vino la última dictadura y el pasaje a la clandestinidad, con algunos de los miembros del FLH operando desde el exilio. El invitado mencionó una acción desarrollada en el marco de los preparativos del Mundial de Fútbol de 1978. En el medio de un partido de la Selección Argentina en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, Héctor Anabitarte y su pareja Ricardo Lorenzo consiguieron que la cámara se dirigiese a las tribunas, donde un grupo de militantes españoles desplegaron un cartel que decía ‘Videla asesino del pueblo argentino’. “Fue una performance política comentada en el mundo”, indicó Modarelli.
Sobre la vida en dictadura, expresó que era oprobiosa e insoportable, y que la comunidad homosexual se encontraba en los baños de las estaciones u organizaba fiestas clandestinas, muchas de las cuales se hacían en la isla Tres Bocas, en el Tigre. “Sobre el orden de la muerte había que hacer triunfar el deseo y arriesgarse”, señaló.
En la transición democrática, y con el FLH disuelto, cobró forma la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) conducida por Carlos Jáuregui, donde se buscó tender puentes con los organismos de Derechos Humanos y servirse de los medios de comunicación masivos para darle visibilidad al colectivo. Con la CHA se publicó, por primera vez, una solicitada en el diario Clarín que pedía por la anulación de los edictos policiales bajo la consigna “con represión no hay democracia”, algo que se conseguiría recién en 1998.
Según Modarelli, esta orientación terminó de consolidarse en los noventa cuando se fundó la Organización Gays por los Derechos Civiles, que apuntaba a la conformación de organizaciones reconocidas por el Estado y una agenda propia de demandas.
Siguiendo con su cronología, comentó que otro hito fue la Ley de Unión Civil de la Ciudad de Buenos Aires en 2002, que prepararía el terreno para la histórica Ley de Matrimonio Igualitario que cumple 10 años.
Esta ley, sancionada el 15 de julio de 2010, fue una bisagra en la historia del movimiento porque le dio reconocimiento legal y social a las parejas del mismo sexo y les permitió acceder a la adopción. El proceso no fue fácil, porque aunque tuviese el acuerdo de muchos partidos políticos, encontraba una fuerte oposición de los sectores religiosos.
“Llegó el debate al Congreso con mucha contra de los grupos católicos y evangélicos, que pelean contra lo que ellos llaman la ideología de género, que creen que es una forma de marxismo nueva. Para estos grupos la identidad de género es una creación para desestabilizar el orden patriarcal y heterosexual, es el enemigo a vencer”, recordó.
La charla contó con la moderación de María Inés La Greca, coordinadora de la Red, y de las estudiantes de la Universidad e integrantes de ese espacio, Carla Coletta y Marina Figueredo.
Las jóvenes remarcaron la importancia de generar este tipo de encuentros para la comunidad de la UNTREF. Coletta, que estudia la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura y es secretaria de Géneros y DDHH del Centro de Estudiantes, opinó que “el ciclo responde a encontrarnos entre estudiantes y pensar en cómo nuestras vivencias se conectan a partir de expresiones de violencia hetero-patriarcal para poder intervenir en la transformación de la sociedad”.
Por su parte Figueredo, quien cursa el Profesorado en Historia, aseguró que el invitado “nos sumergió en la historia de la lucha de un movimiento que muchas veces es invisibilizado”, y que haber podido participar de la experiencia la llevó a encontrarse “con los cimientos de mi carrera, capacitándome y creciendo personal y profesionalmente”.
La segunda charla de Lo Personal es Político se realizará el viernes 4 de septiembre a las 20:00 horas, y tendrá como invitada especial a Alba Rueda, presidenta de Mujeres Trans Argentina y actual primera subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación.