Artistas y docentes crean herramientas para sonorizar las prácticas educativas
El objetivo es generar una instalación sonora a partir de la observación y registro de distintas clases del posgrado y del proyecto Mala Praxis.
06-08-2021
Un grupo de docentes, artistas e investigadores de la Maestría y la Licenciatura en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) producirán herramientas para sonorizar la experiencia educativa. La investigación, dirigida por Claudia Valente y José María D’Angelo, se realiza en el marco del proyecto Transelctrónicxs: Enseñanza de las Artes Electrónicas en territorio que tiene por objetivo indagar en la transdisciplinariedad entre las artes, las ciencias y la tecnología electrodigital en las prácticas educativas de esta disciplina.
El puntapié inicial para esta investigación, que comenzó en 2018, fue el interrogante acerca de si la transdisciplina se enseña y, en ese caso: ¿qué características tiene?, ¿qué se debe tener en cuenta? Aquello que caracteriza a la creación y generación de conocimiento en las artes electrónicas, ¿se conjuga con las prácticas de enseñanza?
“Nos preguntamos sobre las prácticas pedagógicas y sus aspectos metodológicos donde interviene la creación como forma de conocimiento”, puntualizó José María D’Angelo, codirector de la investigación y coordinador académico del proyecto de Arte, Ciencia y Tecnología en el ámbito educativo Mala Praxis. “Cuando comenzamos con el proyecto nos propusimos ver cómo se visibilizaba en las prácticas educativas lo transdisciplinario que caracteriza a las artes electrónicas. Porque puede ser que un artista tenga un enfoque transdisciplinario pero en la manera de enseñar este tipo de arte no necesariamente se recurra a este concepto”, agregó D’Angelo.
Para eso los investigadores observaron y registraron distintas clases en los territorios de la Maestría y el proyecto Mala Praxis teniendo en cuenta las didácticas, cómo y qué se enseña. Es decir, observaron los conocimientos implicados, qué aspectos del arte, la ciencia, la tecnología y las ciencias humanas se entrecruzan, qué estrategias de enseñanza se aplican, con qué recursos, cuál es la dinámica social dentro del aula y cómo se aborda el tema del espacio, entre otras cuestiones.
Para poder analizar la información recabada, los investigadores recurrieron al lenguaje sonoro. “Una práctica de enseñanza es entendida como un campo complejo, y una composición musical también tiene ese nivel de complejidad. En una orquesta hay distintos sonidos que coexisten en un determinado momento”, expresó José María D’Angelo.
Crearon lo que ellos denominan “una partitura de clase” donde por medio de una serie de codificaciones, decodificaciones y transducciones convierten la clase en material sonoro. “En un primer momento grabamos, registramos la clase y después la transcribimos en una planilla, en la que podemos diferenciar los distintos momentos, los campos del conocimiento en diálogo, las dinámicas humanas y metodologías, entre otras cosas”, explicaron los responsables del proyecto. Luego, a partir de un software diseñado especialmente para la investigación, esa codificación es traducida en una sonoridad, es decir, a cada elemento analizado le corresponde una materialidad sonora propia. “El resultado es una documentación sonora de los procesos educativos territorializados”, agregaron.
En palabras del codirector del proyecto, se trata de una “instalación donde las personas que observen esta pieza van a estar escuchando la sonoridad de la clase”.
“Nosotros partimos de la afirmación de que el campo de las artes electrónicas es complejo porque en él convergen artes, ciencia y tecnología; y pudimos ver que esa complejidad se traduce en los territorios que analizamos”, agregó el artista sonoro.
De acuerdo con el docente e investigador, la pandemia planteó un giro en Mala Praxis al tener que analizar qué ocurría con las prácticas disciplinarias en la modalidad remota donde los espacios de enseñanza-aprendizaje del aula-taller, el patio o el laboratorio pasaron a ser los hogares y el barrio.
“La experiencia en la pandemia fue un gran desafío y una oportunidad para replantear el formato de enseñanza y reinventar otros modos de llegar y sostener el vínculo entre los docentes y los alumnos. El intento fue acercar propuestas que tengan sentido bajo una modalidad remota en la cual docentes y alumnos no tenían una experiencia previa. Sin embargo, el proyecto se pudo implementar y se expusieron los trabajos de los alumnos de forma virtual”, comentó José María D’Angelo.
En la pieza sonora, resultado de la investigación, también se incluirán sonidos que fueron grabados por los propios alumnos de la escuela E.E.S. Nº 1 de Hurlingham a través de los trabajos que realizaron durante el año que tienen que ver con su paisaje sonoro. “Trabajamos con el contexto de los chicos, que es la casa, el barrio, y esos sonidos van a formar parte de la instalación sonora”, aclaró el coordinador de Mala Praxis.
La propuesta Mala Praxis se trata de un proyecto de aplicación concreta y práctica que no se limita a fundamentos y concepciones teóricas sobre la educación sino a pensar en esta como una práctica social. Es un espacio de trabajo coordinado entre docentes, alumnos y tutores de la UNTREF junto a profesores y estudiantes de escuelas secundarias de la Región Educativa 7 que, desde hace más de diez años, intenta generar un ámbito de participación, creación y reflexión en el aula.
En Mala Praxis lo que se propone es un vínculo con el hacer, “una práctica situada en el contexto de los estudiantes con sus deseos de aprender”, explicó D’Angelo.
De acuerdo con el codirector del proyecto Transelectrónicxs, lo que se evidencia, tanto en la investigación como en la experiencia de Mala Praxis, son las diferentes formas de enseñar y aprender. “Tener en cuenta esas diferencias nos habilita a cuestionar y reinventar modos de enseñanza más flexibles y por momentos disruptivos de los modos tradicionales”.
“Cuando los jóvenes atraviesan la experiencia de Mala Praxis entienden que hay otros modos de aprender. Esto, en principio, puede ser una dificultad ya que sus trayectorias educativas muchas veces van a contramano de la propuesta del proyecto”, aseguró el investigador.
El equipo de investigación está formado por los artistas, docentes e investigadores Claudia Valente, José María D’Angelo, Darío Sacco, Nic Motta, Sebastián Pasquel, Sara Santacruz, Rosario Cabaleiro, Myriam Beutelspacher Alcántar y Álvaro Katz.