Narrar con sonidos
El sonido es portador, a diferentes niveles, de una información que será la esencia de la comunicación. Estos niveles pueden agruparse en dos grandes campos: el semántico y el acústico.
Nivel semántico:
En este campo se pueden agrupar aquellos sonidos en los que predomina un marcado poder evocador. En tal sentido funcionan como índices, dan cuenta de la causa, indican el acontecimiento del cual forman parte. Nos valdremos de un ejemplo: vemos que se cierra una puerta y se escucha el sonido que resulta de esta acción; en ausencia de la acción y frente a la audición como único estímulo sería posible inferir el hecho de que se cierra una puerta, pero también podríamos inferir si la puerta es grande o chica, si es de tal o cual material, si está cerca o lejos, si está a la derecha o a la izquierda, incluso podríamos detectar el estado de ánimo o la intencionalidad de la persona involucrada en la acción (si se cierra con cuidado, con violencia, etc.).
Nivel acústico:
Este nivel, que suele estar oculto para el oyente común, por lo menos en forma consciente, es determinante del nivel semántico. Hasta tal punto es determinante, que si se variaran las condiciones acústicas podríamos no reconocer la relación causa efecto, e incluso llegar a pensar que la causa es otra (sea conocida o no). Esta audición especializada permite hacer una lectura de otro campo de información, dar cuenta de otras cualidades: composición espectral, envolvente dinámica, evolución en el tiempo, manera en que interactúan sus componentes, manera en que se propaga en el espacio, etc. Estos aspectos son importantes cuando se trata de establecer grados de contigüidad en la construcción de la banda sonora y, de manera inequívoca, se constituyen en verdaderos factores de separación y enlace entre dos unidades de significación diferente, pertenezcan o no éstas al mismo nivel narrativo.
Los efectos especiales de sonido
Para aquellas funciones en las cuales no esté involucrada la evocación será necesario emplear otro tipo de sonidos: los llamados sonidos acusmáticos. Estos efectos especiales de sonido son aquéllos cuya causa no conocemos: los usados para "representar" sonoramente a un animal prehistórico, a un marciano, a un personaje de dibujo animado, etc. Sin embargo, en el momento en que este tipo de sonido aparece lo hace en simultaneidad con una imagen, por lo que el oyente experimentará una relación causa-efecto imaginaria que anulará inmediatamente la posibilidad de valorar el sonido por sí mismo (valor acusmático). Por lo tanto, más allá de problemas semánticos, podríamos decir que un efecto especial de sonido también es un sonido que, sin tener referente, participa de una secuencia sonora narrativa. De esta manera su inclusión sería muy importante por dos motivos: a) por sus cualidades expresivas, pues un sonido de estas características produce un "extrañamiento", condición ésta capaz de producir un efecto psicológico "perturbador"; b) por sus cualidades acústicas, que serían de gran ayuda para la organización interna de la banda, pues al no tener que sujetarse a un referente visual pueden variar cuanto sea necesario.
El texto
En términos generales, es fácil constatar que tanto en el cine como en otros lenguajes audiovisuales, el texto es el soporte de la narración y sobre él recae la responsabilidad de contar una historia.
Evidentemente, las palabras aluden a sujetos, objetos, acciones, situaciones, y demás imágenes mentales que se ocupan de la realidad, pero también aluden al mundo de las ideas, de lo imaginario, de las fabulaciones. Las palabras y sus asociaciones nos remiten a hechos conocidos o posibles y también a hechos, objetos o situaciones inexistentes, los cuales se hacen presentes porque podemos "visualizarlos" a través de su contenido semántico y también porque con mayor o menor previsibilidad, las palabras forman imágenes.
Cabe entonces pensar que en el cine las palabras crean imágenes dentro de imágenes. Imágenes que se vinculan a otras imágenes (las visuales) para dar significados o significaciones más complejas o, en todo caso, de otro orden. Ahora bien, no sólo las palabras o las imágenes son portadoras de información; también informan los gestos, los sonidos, la música, etc. Aceptemos que, eventualmente, hay que contar una historia, pero ¿por qué usar solamente el texto para contarla? Aceptemos que el guión puede ser en origen solamente un texto, pero luego, en algún sentido será necesario abandonarlo, transformarlo en otro, en el que las diferentes imágenes que susciten los diferentes lenguajes vayan ocupando su espacio, su lugar en la trama multimedial para ver qué parte, qué aspecto de la historia se contará con imágenes, con movimientos de cámara, con encuadres, con luces, con sujetos, con objetos, con gestos, con sonidos, con música, etc. Así, un texto literario se habrá trasformado en un texto cinematográfico, un guión literario se habrá transformado en un guión técnico en el que se consignará lo que se quiere decir y cómo quiere decirse; en qué circunstancias, dentro de qué contexto.
Debemos entender que un texto no sólo es significado, también es una estructura sintáctica, una formalización en el tiempo, un hecho rítmico, una fonación, etc. Tiene, con su sentido, los elementos inflexivos y expresivos de la música.
El texto debe "sonar", tiene que ser concebido como una "música"; sólo así podrá producir motivaciones, asociaciones, sensaciones, imágenes de gran riqueza expresiva; sólo así podremos transformarlo en un objeto de seducción.
Como conclusión podemos decir que el texto -que es una de las cadenas lingüísticas que conforman la banda sonora- sólo tendrá posibilidad de ser articulado con el resto del material sonoro cuando se valoricen aquellas cualidades que están más allá de su significado. Sólo entonces lo podremos pensar como secuencia sonora, como una cadena articulada de sonidos.
La música
La música es otra de las cadenas lingüísticas que forman parte de la banda sonora, y tal como la entiende comúnmente la gente, suele ser, junto con el texto, otro problema para la unidad de la banda sonora, tanto por su valor referencial como por las posibles funciones que puede asumir en una secuencia narrativa, aunque carezca de valor semántico.
Como arte autónomo es portador de sus propias significaciones. Sus cualidades son capaces de provocar proyecciones sentimentales que eventualmente dependerán de la cultura del oyente. Por otra parte, la música presenta un doble aspecto: el estético-formal y el simbólico-inconsciente. Es este último el que hace que las estructuras simbólicas inarticuladas de la mente profunda emerjan a la conciencia y se transformen en Gestalt articuladas.
Toda música, conocida o relativamente nueva, que presente analogías estructurales con otras conocidas, al valerse de la misma huella mnémica, provocará las mismas asociaciones o imágenes mentales y será difícil integrarla orgánicamente a la factura de conjunto que una obra audiovisual requiere. Esta imposibilidad será mayor cuanto mayor sea el reconocimiento por parte del oyente del lenguaje musical empleado. Una música temática equivale a una determinada imagen figurativa, de la cual es imposible desprenderse; de allí que será necesario emplear música esencialmente nueva para que se integre sin producir los estereotipos a los que nos tiene acostumbrados el cine comercial. Así habremos destruido la "imagen" musical conocida y con ello, de alguna manera, la asociación con la banda visual, evitando de ese modo el cliché, el estereotipo, pero todavía no habremos resuelto aquellos problemas inherentes a la unidad de la banda para poder vincular a la música con el resto del material sonoro.
Si consideramos ahora al texto como un lenguaje sonoro, y desplazamos la música del nivel de significación autónoma a otro nivel donde prevalezca el tratamiento del sonido en lugar del tratamiento temático, podremos lograr un acercamiento entre ambas cadenas lingüísticas (es evidente que la música de cine no puede ser la misma que se usa en un concierto o en un recital). La falta de correspondencia estructural entre la cadena acústica verbal y la musical es uno de los factores que hacen que la banda aparezca fragmentada, discontinua.