Las múltiples caras del feminismo en Argentina demandan nuevas discusiones sobre el movimiento

Representantes de distintos colectivos e investigadoras compartieron sus reflexiones sobre la efervescencia del movimiento en nuestro país y sus diferentes ramificaciones, como el feminismo popular, el feminismo negro y el transfeminismo.

02-08-2021

Investigadoras y activistas consideran que es necesario abrir nuevas discusiones sobre el feminismo en Argentina, ya que hay muchos sujetos que nutren al movimiento y provocan tensiones. Así lo afirmaron en una charla organizada por la UNTREF y la Universidad de Maryland (Estados Unidos), donde se recorrieron temas como el feminismo popular, el feminismo negro y las reivindicaciones de los colectivos trans.

Ese Montenegro, que se identifica como varón trans e integra la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados de la Nación, se refirió a esa convivencia pero remarcó algunas diferencias que plantea su colectivo con relación a otras agrupaciones. “Yo hablo de los feminismos porque hay una pluralidad en esa manera de construir las acciones que podríamos entender como feministas y esquivo la idea homogeneizante de que el feminismo es uno solo. El feminismo es diverso”, aseguró.

Montenegro se enfocó en la Ley del aborto legal, seguro y gratuito promulgada el año pasado, uno de los logros históricos de los feminismos en el país y en la región, que sin embargo, según Montenegro, ha excluido a las personas trans y no binarias.

“En 2020, cuando se legaliza el aborto, el texto de la ley sigue hablando de mujeres y personas con capacidad de gestar, esto implica que se siguen subalternizando las experiencias de las personas trans, no binaries y otras identidades de género respecto de un derecho reproductivo”, expresó, agregando que el aborto “es una práctica médica pero antes que nada social” y que no debería “seguir atado a una identidad”. Para Montenegro, en el texto de la ley debería decir simplemente "personas con capacidad de gestar", término que incluiría a las mujeres, las personas trans, no binárias y otras identidades de género.

En ese sentido, expresó que en el aborto hay un ejemplo de violencias específicas que atraviesan a comunidades que están en disputa y que muchas veces no se logran visibilizar. “Las personas trans venimos hablando del cissexismo como una violencia estructural que nos impide el desarrollo y el acceso a muchísimos derechos, yo puse el derecho al aborto como un ejemplo claro, pero esto se ve en el derecho al trabajo, el derecho a la salud o a la educación”, cerró el referente trans. 

Por su parte, la investigadora de la UNTREF, Anny Ocoró Loango, comentó que hay un movimiento de mujeres negras en el país muy activo. Según la investigadora, esa corriente es relativamente joven y ha ido ganando protagonismo gradualmente. “El movimiento negro en Argentina existe desde la década del ochenta y ha estado impulsado desde sus inicios por mujeres negras, pero las cuestiones feministas llegan de una manera más tardía porque la primera reivindicación tiene que ver con la invisibilización de la negritud, entonces es un feminismo que no va a surgir en tanto no se discuta la presencia negra en este país”, explicó.

Asimismo, destacó que esta vertiente tiene un gran aporte de las migrantes. “Han aportado experiencia en la militancia negra, muchas vienen de participar de otros procesos en sus países”, afirmó, y destacó que en algunos casos militar en Argentina les resultó revelador. “Muchas migrantes han devenido negras en esta experiencia, gente que era negra en sus países pero que no se reconocía como negra, y que en el marco de las discusiones feministas y afrodiaspóricas, y en un contexto bastante ajeno a la negritud, devienen negras”, relató.

También enfatizó que hay “un cuerpo negro ocupando los espacios públicos para generar transgresión, con los cabellos y los turbantes”, e incluso se refirió a una “politización de lo estético”. Así y todo contó que en los mismos ámbitos del feminismo emerge cierto racismo solapado. “En los encuentros nacionales de mujeres, está la idea de que las mujeres que no son negras quieren tomarse fotos con ellas. Aun en aquellos espacios más progresistas aparecen estas mismas prácticas exotizantes que reproducen el racismo de otra manera”, evaluó.

Para ella, son muchos los desafíos para pensar el movimiento feminista en general, pero no duda sobre las contribuciones de las afrodescendientes. “Pienso que las mujeres negras están en las calles movilizándose, debatiendo sobre raza, clase y género, y están también construyendo sus subjetividades políticas”, apuntó.

En una línea similar, la integrante del Colectivo Antirracista Identidad Marrón, Sandra Condori Mamani, se detuvo en el racismo estructural que existe en Argentina y en la importancia de poder identificar sus tramas. Siguiendo el pensamiento del sociólogo peruano Aníbal Quijano, Mamani definió al racismo como “un invento de la modernidad que ha creado las maneras en que vemos el mundo, en que podemos jerarquizar y clasificar a las personas”, y dijo que bajo esa mirada “hay migrantes buenos y migrantes asociados al fenotipo, lo étnico, el lugar de origen, la nacionalidad y el género”.

En su intervención, la activista aseveró que “las razas no existen y el racismo sí”, y que “el racismo no está afuera sino adentro”. Además, hizo un llamado a revisar los sentidos que viene construyendo el movimiento feminista. “Hay que desandar también el relato oficial nacional y feminista y empezar a preguntarnos qué paso en 1492, que eso lo traen otros feminismos comunitarios. Ese es un punto que es necesario pensar en estos espacios que estamos entretejiendo ahora”, opinó.

Finalmente, la investigadora de la Universidad Nacional de San Martín y la UNTREF, Carolina Flores, se refirió a los feminismos populares impulsados por las mujeres de los movimientos piqueteros, en donde el eje de la opresión es la clase social y el espacio de militancia la barriada. Flores relató que estos feminismos populares surgieron entre las mujeres que integran el Frente Popular Darío Santillán, un movimiento de desocupados localizado en La Matanza, en la Provincia de Buenos Aires.

“Es donde surge la experiencia de los espacios de mujeres, que son justamente una estrategia que tienen las mujeres piqueteras para encontrarse entre ellas, problematizar sus temas, construir una grupalidad dentro de esta grupalidad más amplia, y donde conforman una identidad política propia que las lleva a participar muy activamente de los encuentros nacionales de mujeres”, describió.

La académica consideró que este feminismo se reconoce en el legado de lucha de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo así como en la de los movimientos LGBTIQ+, y acotó que tienen una metodología que apunta a deconstruir las lógicas de la masculinización de las lógicas políticas y ubicar el deseo en otro lugar. “Busca ser un proyecto alternativo al neoliberalismo, el capitalismo y el patriarcado, animándose a dejar de ser esa experiencia autonomista alejada del Estado y luchando por construir institucionalidades alternativas”, sintetizó.

Aportando preguntas y moderando el debate estuvieron la docente de la Universidad de Maryland, Sabrina Gónzalez, y la coordinadora de la Red Interdisciplinaria de Estudios de Género del CIEA-UNTREF, María Inés La Greca.