“La memoria es un permanente ejercicio”

Un recorrido sobre la obra de Gabriela Golder y el concepto de memoria, que, bajo la premisa de recuperar el pasado para cuestionarnos el ahora, atraviesa todo su trabajo.

04-04-2018

Gabriela Golder es artista, curadora, docente de la UNTREF en la Maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas y directora de la Bienal de la Imagen en Movimiento.  Mediante el videoarte, disciplina principal en su trayectoria, recupera y piensa la memoria. 

En la BIENALSUR 2017, se recuperó una muestra de su curaduría, Ejercicios de memoria, que fue presentada por primera vez en 2006, a 30 años de la última dictadura militar y que plantea procesos reflexivos como ejercicios para recordar.

Forman parte de Ejercicios…, la obra de Jonathan Perel, El predio, donde a través de un film, el artista revela el proceso de construcción de la ESMA y la manera en que los distintos discursos y prácticas sobre la memoria de lo que ocurrió allí dialogan, conviven y chocan entre sí. También la obra de Carlos Trilnick, que propone una intervención sobre uno de los arcos del estadio donde se jugó la final del mundial de fútbol como un acto de silencio, de luto, de contra festejo, de homenaje a aquellos que sufrían en silencio.

- ¿Qué lugar ocupa hoy el concepto de memoria en el hacer artístico y en la curaduría?

En la vida, no puedo separar mi ser habitante de este planeta, de este país, de mi trabajo como curadora, como artista. Yo soy en relación a un contexto.

La memoria la tomo como un ejercicio, este deber de ejercicio de memoria, por eso en la muestra que hicimos junto a veinticuatro artistas argentinos, convocados por la UNTREF, las imágenes y sonidos de los videos funcionan como disparadores de procesos de memoria sobre los sucesos de la última dictadura militar

La memoria es un hacer y pensar continuos. En este sentido, no tiene que ver con recordar un pasado aislado, recordamos algo pensándolo en relación con el presente y en articulación con el futuro. Entonces sí, mi obra está desde siempre vinculada con la memoria, es lo que atraviesa todos mis trabajos. Quiénes somos, de dónde venimos y qué hacemos: cómo educamos, cómo pensamos como curadores, cómo es nuestra vida, cómo hacemos el ser artistas. 

- ¿Qué nuevos espacios habilitan la memoria?

Desde mi práctica o desde mi pensamiento los espacios no habilitan, a no ser que sean institucionales y habría que pensar qué espacios se generan desde ese lugar. 

Una ocupa los espacios, se mete en los intersticios. Los espacios en general no están dados, de hecho pocas veces lo están, sino que en una acción se toman, se ocupan, se crean, se buscan, se encuentran. Sobre todo es un trabajo de ejercicio y acción, nos metemos por ahí, y por ese camino seguimos recordando, pensando la memoria.

Es importante que quede claro que la memoria no es algo que se recoge, sino que es un permanente ejercicio. 

- ¿Cuál es el impacto y el lugar de lo poético para recordar?

Los planteamientos estéticos y la poética que se utiliza son estrategias de producción, recursos desde donde plantear el interés que se tiene por problemáticas o situaciones, por ejemplo ahora estrené una obra en la sala PAyS del Parque de la Memoria, El futuro de la memoria, que está concebida con algo muy importante: cartas de presos políticos durante la dictadura militar.

En la obra se remarca no tanto desde dónde está pensada, sino cómo se aborda la temática en el sentido narrativo, de qué manera estoy eligiendo interactuar. Entonces, en este caso invito a niños y niñas a leer estas cartas y pienso la iluminación, el movimiento de cámara y todas estas elecciones hacen a la poética y a la estética que acompaña a los trabajos. Las cartas leídas desde la actualidad funcionan como acto mismo de recuerdo, recuperan y dan vida una vez más a esos relatos para repensarlo desde hoy.

Lo artístico en mí no es algo cerrado que empieza y termina acá, si bien no trabajo obras interactivas, mi modo de plantear lo que me convoca es incluir al otro con cierto recorrido, con un determinado tamaño de pantalla que genera un espacio de inmersión, donde quien la recorre encuentra un lugar para pensar. 

Es un espacio interactivo que no tiene que ver tanto con la acción del espectador en el momento, como en general son planteadas las obras interactivas, sino que tiene que ver con recorrer los espacios. En esta misma dirección y para cerrar lo que yo creo que es el lugar de lo poético, lo ubico lejos del adoctrinamiento. No creo en que uno tiene que convencer y plantear obras sin dudas, para eso está la publicidad, en todo lo que planteo existe el lugar para pensar y para hacer desde ese pensamiento, entonces mis trabajos plantean dudas. No hay un modo, no hay nada como artista o como curadora que tenga que decir, sino mi estilo poético es plantear y a partir de eso generar un pensamiento y una emoción, una acción.  

Proyecto Arroró se construyó a partir de una de una búsqueda referida a la memoria y la identidad a través del registro documental de canciones de cuna, de diversas partes del país. En este trabajo rescatás la importancia de la canción de cuna para el recuerdo, ¿cuál es el lugar de la canción de movilización política y de reclamo, para la construcción de historia y de memoria?

Es fundamental, se podría hacer un ejercicio de memoria atravesando las canciones que constituyen esas marchas. La canción es un lugar de construcción muy fuerte y de transmisión, es una cuestión que se repite, donde se va construyendo una identidad, tanto colectiva como individual, de recorridos personales

Fue muy claro en el 8M había un cancionero que permitía pensar mucho en qué melodías se eligen, qué canciones se retoman, y todo eso hace a la identidad, de qué consumimos, cómo lo resignificamos, de dónde venimos, cuál es nuestro contexto, que haya canciones feministas que retoman canciones de reggaeton, o canciones de cancha tiene un sentido y habla de un momento particular. 

- Teniendo en cuenta la especificidad del lenguaje del videoarte ¿cuál es el aporte y el impacto que tiene para recordar?

El cine y el video ofrecen la posibilidad de repasar imágenes tanto de creación propia como de archivo, para repensarlas en un espacio contemporáneo, ayuda a volver a comprenderlas. Cada paso, cada nueva lectura que pertenezca a un pasado o a momentos anteriores, recogidas por otras personas o anónimas, pueden ser resignificadas, entonces desde ese lugar y también en la construcción, en el montaje, en el sonido, y en muchos elementos específicos del video se puede ejercer este deber de memoria. También ofrece la posibilidad de plantear eso de “¿Lo que se ve es real?” y sugerir la duda sobre lo real, sobre la verdad.

 “El vídeo otorga la posibilidad creativa de realizar lecturas renovadas sobre ciertos acontecimientos de especial importancia para la comprensión y construcción de una memoria e imaginario nacional”.

Una imagen no significa una cosa, su carácter polisemántico es un aporte fundamental que permite la resignificación permanente, hay muchísimas lecturas válidas y posibilita al artista trabajar con todos los elementos que componen al video para generar ese espacio de lecturas posibles. 

El paso del tiempo o el hecho de ser un medio basado en el tiempo, hace del video un lenguaje muy pertinente en el momento de insistir, de repetir, de repasar, de recentralizar. Hay un tiempo en el que transcurre algo que se puede construir de un modo diferente de como fue preconcebido. Y en este sentido también es interesante pensar este lenguaje del mismo modo en el que pensamos la memoria, desconfiando de todo.