VOCES FEMENINAS 1
(SOBRE HAMACA PARAGUAYA)

…serás para ellos simplemente la forma del olvido.
Un vacío. Una oscuridad en esa oscuridad. Te tenderás por fin en una hamaca vacía.
La última. La más baja entre las hileras de hamacas que oscilan levemente bajo arrobas de fierros cien veces más pesados que sus osamentas de espectros.
Deshecha de moho y vejez, la hamaca dará contigo en el suelo. Nadie reirá.
Silencio de tumba. Toda la noche pasarás ahí, tendido entre los pestilentes despojos.
Los ojos cerrados, las manos cruzadas sobre el pecho.
El sudor de esos miserables, sus cacas, sus orines, chorreando de hamaca en hamaca babearán sobre ti, lloverán gotas, gotas de cieno sepulcral.
Te aplastarán hacia bajo cada vez más.
Apuntarán tu inmovilidad con esos pilares al revés…
Augusto Roa Bastos

Poésie et géométrie, loin de se briser voguent de conserve 2
Eric Rohmer

…muy seguido la voz en off tiene una fuerza mayor que una voz sincronizada con el rostro. Esta voz produce un efecto diferente; en ciertos momentos ya no es la expresión de un individuo; es la tierra que habla.
Claude Lanzmann

1. Una huella en el aire


Hace calor, el calor nunca desaparece. La tormenta se arrastra 3 amenazando con llegar y no llega. El sonido irrumpe en la pesada quietud del lugar y deja un espacio impregnado de otro tiempo.

14 de junio de 1935, en medio del paisaje guaraní, en un lugar olvidado, cerrado entre nubes y selva, una pareja de ancianos campesinos, Cándida (Georgina Genes) y Ramón (Ramón del Río), espera el regreso de su hijo que fue a pelear a la guerra del Chaco. Dice Cándida:

Lo que se espera nunca quiere venir. Yo antes decía que cuanto menos llueve más cerca está la lluvia, pero ahora veo que lo que se espera, se espera en vano. 4

Anclados, náufragos, sentados en una curva con esos pilares al revés 5, amparados por ese instante eterno, en la espera, en la detención del tiempo, Cándida y Ramón parecen estar perdidos, lejanos, pequeños en la rígida y móvil solidez de ese hábitat, gran vientre femenino, curva materna que, aunque Cándida diga que está vieja y raída, no se rompe. Colgada de dos árboles, sólida, inmersa y enmarcada por la naturaleza con sus bordes infranqueables, la hamaca preserva a los campesinos del mundo exterior.

Las imágenes de Paz Encina son imágenes de la selva, de las nubes, de la hamaca colgada, de los campesinos, de sus trabajos. Lejos están de las imágenes del mundo construidas por el cine de Josef von Sternberg 6, Fritz Lang, Ernest Lubitsch, Greta Garbo, Joan Crawford. Lejos también de las imágenes de la guerra entre Bolivia y Paraguay. A través de las imágenes cotidianas que habitan Cándida y Ramón se preserva la lengua guaraní y su identidad de otra lengua que es también otra cultura y otra ideología. Cándida y Ramón dejan por única huella su sola existencia en las acciones cotidianas de lavar la ropa, recoger la cosecha; en la contemplación de lo efímero, en el misterio de las voces que ensanchan esa sólida y móvil geometría con que la hamaca se dibuja en el plano.

Pasó una estrella…, dice Cándida
Apenas se le ve, brilla y ya quiere desaparecer, dice Ramón. 7

Paz Encina genera una disyunción entre la imagen visual y la auditiva. Una especie de voz off o voice over atraviesa y recorre el filme como una música uniforme y envolvente. Un plano general nos muestra la pareja de ancianos a lo lejos, diminutos, sumergidos en la selva, enmarcados en su hamaca. Mientras, en primer plano las voces de los personajes se escapan, se distancian de sus rostros. La utilización de la voz en la puesta en escena genera dos temporalidades que se entraman y recorren el circuito diegético desde adentro y afuera al mismo tiempo. El resto de la banda sonora se compone a partir de otros elementos: los sonidos de la naturaleza, los pájaros, el constante ladrido del perro, los truenos. La disociación entre sonido e imagen se constituye en la metáfora del relato: la convivencia entre las pequeñas historias con la gran historia, la historia de Cándida y Ramón con la historia del Paraguay, la historia de los habitantes de la selva con la gran historia de la naturaleza; de una cultura, la guaraní, que los envuelve. Encina nos muestra, a través del sonido, de las voces de Cándida y Ramón, de las voces de sus muertos, las de la gran historia. Son voces continuas, estiradas en el tiempo. Es difícil saber si estas voces son internas o externas, si pertenecen al presente de la escena (a los personajes) o se trata de voces del pasado o tal vez de sonidos que preanuncian un inexorable futuro. No es posible determinar la fuente de donde provienen ni la materia que atraviesan. Parece como si se condensaran en los planos de las nubes a punto de estallar; como si estas nubes fueran, a la vez, la fuente y el medio por el cual estas voces nos alcanzan. 8

12 de junio de 1935. Al mando del gran estratega, el coronel Estigarribia, los paraguayos logran una gran e inesperada victoria. 9 Gran parte de esa victoria se debió a la transmisión de códigos radiales en lengua guaraní. A partir de esto, el guaraní se instala como segunda lengua nacional. A pesar de la victoria, la guerra les deja a los paraguayos un gusto amargo: de los 140.000 movilizados, 36.000 jamás volvieron.

Es éste el contexto histórico en que se desarrolla Hamaca paraguaya. Paz Encina no exalta la pericia de Estigarribia ni el espíritu democrático de las instituciones. 10 La historia que se narra en Hamaca es una historia sin derecho a imagen ni a escritura. Por el contrario, es una historia que se mantiene a través del misterio de la oralidad. Dicho de otro modo, Hamaca es la historia de los hijos que se fueron y no van a volver, es, en definitiva, el relato de una derrota: la de los que no volvieron.

s Ramón: Eh, Don Jacinto, ¿sabe alguna noticia de la guerra?
Jacinto: ¿Guerra? ¿De la guerra?
Ramón: ¿No sabe nada?
Jacinto: La guerra Don Ramón. ¿No supo? ¡Se terminó la guerra! le ganamos a los bolivianos. Dicen que terminó el 12, hace dos días, Ramón.
Ramón: ¿Y no sabe nada de la guerra?
Jacinto: ¡Se terminó la guerra!
Ramón: ¿Y qué día es hoy?
Jacinto: el 14 de junio, Ramón, hace dos días...
Ramón: Mi hijo, Don Jacinto... no volvió... 11

Hamaca narra una historia sin fechas ni aconteciemientos. La narra con voces sin estridencia, sin altos ni bajos, con palabras que no tienen fuerza de ley, 12 con personajes que se integran y se entraman visual y discursivamente con la naturaleza. Como dicen Gilles Deleuze y Felix Guatari: a diferencia de la historia escrita que siempre se ha escrito desde el punto de vista de los sedentarios, en nombre de un aparato único de estado… (…) lo que no existe es una nomadología, justo lo contrario de una historia. 13 En Hamaca justamente no se relatan sucesos que se transforman, sino que se describe una existencia, un paisaje, una “naturaleza muerta”, una vida quieta, inmóvil. 14 Una presencia en el tiempo. Es la oralidad del guaraní que se escapa de la rigidez que marcan los acontecimientos, que parece viajar a través de las nubes 15 , atravesando el tiempo, trayendo otras voces, disolviendo las miríadas de Cándidas y Ramones en esa geometría móvil delineada por la hamaca paraguaya.

2. ¿De dónde vienen las voces?

“…uno debería renunciar a la noción trivial de una realidad primordial, plenamente constituida, donde la vista y el oído se complementan armoniosamente entre sí: en cuanto ingresamos al orden simbólico, una hiancia insalvable separa para siempre el cuerpo humano de “su” voz. La voz adquiere una autonomía espectral, nunca termina de pertenecer del todo al cuerpo que vemos, de modo que incluso cuando vemos hablar a una persona en vivo, siempre hay un mínimo de ventrilocuismo en juego: es como si la propia voz del hablante lo vaciara y de algún modo hablara “por sí misma”, a través de él. En otras palabras, su relación es mediada por una imposibilidad: en última instancia, oímos cosas porque no podemos ver todo.
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Esta distancia entre la voz y el cuerpo a la que se refiere Zizeck en el párrafo de arriba está puesta en forma en Hamaca generando una autonomía para el campo visual y otra para el campo sonoro. Esa autonomía espectral que nunca termina de pertenecer al cuerpo se traslada a través del tiempo. Las voces de Cándida y Ramón vienen de lejos y se materializan en su duración. Es como si en sus voces estuviesen contenidas otras, que también esperan en vano.
Imagen y SonidoImagen Y Sonido