• La vulnerabilidad del confort

    Artista: Pablo Logiovine (ARG)

    Curaduría: Equipo MUNTREF Centro de Arte y Ciencia

    Imagen: La persistencia del presente (Uniformes Militares Históricos) #1 , Pablo Logiovine

  • Texto curatorial

    La exposición “La vulnerabilidad del confort” de Pablo Logiovine invita a una reflexión profunda sobre la relación entre los seres humanos y los organismos no humanos, explorando las interacciones bioartísticas a través de una variedad de medios y enfoques interdisciplinarios. Este proyecto nace de “La incomodidad de lo que nos rodea”, donde una colonia de caracoles se integró en una obra artística que fue expandiéndose hasta desarrollar una compleja instalación con diversos organismos y herramientas tecnológicas. 

    El trabajo de Logiovine con moluscos de tierra no solo subraya la importancia de la cooperación inter-especie, sino que también pone en tensión conceptos como “post- humanismo” y “antropoceno”. Utilizando tecnologías y métodos biológicos, el artista crea hábitats complejos que permiten observar la coexistencia y los rastros de estas criaturas en ambientes artificiales. Este enfoque bioartístico se extiende al uso de sensores y dispositivos tecnológicos que registran y visualizan las actividades y los movimientos de los moluscos, transformando estos registros en patrones sonoros y visuales que redefinen el espacio expositivo.

    Estos proyectos destacan la fragilidad y dependencia mutua entre los seres vivos y su entorno. Al presentar la interacción de especies tan distintas en entornos creados por el ser humano, Logiovine nos recuerda que el confort humano se sostiene sobre complejas interacciones biológicas y ecológicas. Las colonias de caracoles y babosas, así como las dinámicas de reciclaje orgánico, ponen en evidencia cómo nuestras comodidades y la vida moderna están intrínsecamente conectadas a procesos naturales que a menudo damos por sentados.

    La obra desafía a reconsiderar nuestro lugar en el mundo no como dominadores, sino como participantes en un sistema más amplio y colaborativo. Nos invita a reconocer que nuestra existencia y bienestar dependen de estas relaciones simbióticas, y que la comprensión y el respeto por ellas son esenciales para un futuro sostenible. Así, la muestra se convierte en un espacio de diálogo entre arte y ciencia, entre tecnología y naturaleza, donde cada instalación es una pieza de un rompecabezas que invita a los espectadores a cuestionar y reimaginar su relación con lo no humano. 

    Sebastian Pasquel