BIENAL DE LA IMAGEN EN MOVIMIENTO – 6° edición 

Del 10 de noviembre al 29 de diciembre


Artistas: Emanuel Licha, Elisa Giardina Papa, Ileana Dell’Unti, Anto Milotta, Fernando Domínguez

Curadores: Andrés Denegri – Gabriela Golder – Cristina Voto

Diez años atrás, quienes dirigimos la UNTREF recibimos la propuesta de Andrés Denegri y Gabriela Golder para crear la Bienal de la Imagen en Movimiento.

Como es habitual ante las propuestas superadoras que se originan en los claustros, la apoyamos y rápidamente se realizó la primera edición con gran éxito, como sucedió también en las ediciones posteriores.

Tanto la jerarquía de los artistas que participaron, como la de los diversos invitados para diálogos e intercambios, enriqueció no solo a este proyecto sino a nuestra universidad en su conjunto y contribuyó a la imagen que la UNTREF tiene en la escena cultural a nivel nacional e internacional.

Felicito a todas y todos los que hacen posible la realización de la BIM, muy especialmente a la directora de Arte y Cultura de la UNTREF, Diana Wechsler, y a quienes pensaron y crearon este proyecto exitoso: Andrés Denegri y Gabriela Golder.

Aníbal Jozami

Rector UNTREF

Director general MUNTREF

¿Dónde vivir cuando la casa está en llamas? Cuando el humo envuelva toda la ciudad, ¿dónde estar? Y en el momento en que el calor, con su potencia, arrase desde el centro de la Tierra, ¿dónde encontrar el oxígeno para seguir ardiendo? El hogar, la metrópolis, las montañas, los ríos, los humedales, los valles, los suelos crujen a ritmo de una hoguera de la que somos, al mismo tiempo, combustible y resto. Es la lógica del capitalismo: la crisis habitacional, el hacinamiento, los desplazamientos forzados, la despiadada lucha por la supervivencia. Es una herida, nuestra herida, que late, grita y muerde en una llama blanca y deslumbrante que todo lo consume, sin dejar más que ceniza fértil sobre la tierra oscura y ferviente. Que las civilizaciones prendan fuego es una ley de la historia como la gravedad es una ley de la física. Y lo que queda después de la quemazón es una maraña de polvos culturales y de esas fuerzas que siempre han estado ahí, más profundas que los cimientos de los muros: el deseo de existir y el deseo de sentir. 

Esos son los deseos que buscamos cuando nos preguntamos dónde vivir, cuando coexistimos con la materia orgánica que nos rodea –lo vegetal, lo animal y todos sus intersticios–, cuando devenimos en un único espacio-tiempo vivo del que buscamos salvar ese fuego, para cuidarlo, alimentarlo y para que su calor nos reúna en un abrazo más allá de lo humano. Dónde vivir es la inquietud que nos surge como cuerpo colectivo, como organismo plural que nunca ha dejado de brillar por combustión propia y ajena, por querer reaccionar frente a lo injusto y rugir frente al olvido.

 

Cristina Voto – Gabriela Golder