Promueven experiencias colaborativas a la hora de hacer ciencia
Comenzó el ciclo Herramientas de apoyo a la innovación, un espacio que intenta fortalecer a los investigadores y a la comunidad y aportar instrumentos que contribuyan al desarrollo de propuestas beneficiosas para la sociedad.
30-06-2023
Los especialistas reunidos en el 1º encuentro del ciclo de charlas Herramientas de apoyo a la innovación destacaron que es primordial que los investigadores, a la hora de promover proyectos científicos, derriben los conceptos relacionados con el saber absoluto o las verdades únicas y se posicionen en una actitud más receptiva y permeable a la colaboración de parte de expertos en otras áreas. En este sentido la interdisciplina, precisaron, juega un papel fundamental.
En la renovada Sede Aromos la responsable de la Oficina de Vigilancia Tecnológica y Propiedad Intelectual, Marcela Ricosta, y la investigadora egresada de Ingeniería Ambiental que forma parte de este espacio y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Sara Montenegro, brindaron una charla de sensibilización titulada Vigilancia tecnológica e inteligencia estratégica. En ella dieron cuenta de la importancia de maximizar oportunidades, mitigar riesgos y mejorar la toma de decisiones en la planificación y en los procesos de presentación de proyectos de investigación o desarrollo tecnológico.
“La vigilancia tecnológica y la inteligencia estratégica apoyan los proyectos de investigación de nuestra universidad, aquellos en los que hace falta tener toda la información posible sobre los antecedentes de determinados temas y disciplinas”, manifestó Marcela Ricosta. La especialista destacó que la función del área que dirige se orienta a proveerles a los investigadores “todo tipo de información estratégica sobre las tendencias, noticias tecnológicas, avances científicos, el mercado, las marcas e, incluso, en forma más profunda, las solicitudes de patentes que están siendo tendencia en el mundo y las publicaciones científicas que las respaldan”. En este aspecto, a la Oficina de Vigilancia Tecnológica y Propiedad Intelectual acuden quienes tuvieron una iniciativa y desean saber en qué medida dicha propuesta ya fue elaborada en otras instituciones, qué resultados obtuvo, cuál fue el proceso mediante el que se llevó a cabo, qué bibliografía abarca dicho tema y qué posibilidades concretas de ejecutarla existen.
En plena pandemia de COVID – 19 Sara Montenegro y su equipo de investigación Aeromat emprendieron un novedoso proyecto: con impresión 3D y materiales biodegradables crearon un sensor para medir la calidad del aire en tiempo real, según el nivel de dióxido de carbono presente en el ambiente. A partir de un sistema de alarmas visuales y sonoras, lograron corroborar si la renovación de aire que se producía al abrir puertas o ventanas era la adecuada, con el fin de reducir la posibilidad de contagio en espacios cerrados como aulas, oficinas y salas de espera. “Los productos resultantes de este proyecto conformaron las primeras solicitudes de patentes de la Universidad. Asistimos a Aeromat y les indicamos que no solamente podíamos hacer un trabajo de vigilancia sino que les informamos la posibilidad de patentar dicho invento”, explicó Ricosta. Para Montenegro: “Esta experiencia fue un salto de calidad enorme y nos permitió empezar a meternos en este mundo de la protección intelectual. Al trabajar además en la oficina puedo aportar desde los dos lados, analizar todo lo referido a la vigilancia tecnológica y desarrollar, a su vez, investigaciones orientadas a resolver demandas sociales”.
De la actividad participó, también, el docente e investigador graduado en Ingeniería de Sonido Esteban Lombera, titular del proyecto Implementación de un sensor acústico de bajo costo para el partido de Tres de Febrero. Esta iniciativa mide el ruido ambiental en el distrito a partir del trabajo de seis sensores e intenta que el ruido proveniente de la industria electromecánica de la región no llegue a niveles altos ni conflictivos para los vecinos. El investigador acudió a la Oficina para consultar qué valor podría tener el proyecto en términos de protección del resultado y en innovación. Se hizo un análisis y se definió que la propuesta tenía posibilidades de patentarse, tratándose ésta de la primera patente 100% UNTREF. “Al investigador se le dice que lo más importante es publicar en tal o cual revista científica pero se deja de lado, muchas veces, la idea de transferir conocimiento o de patentar el desarrollo. En este aspecto, este espacio es muy importante y es fundamental que los investigadores lo conozcan”, destacó Lombera.
La Oficina de Vigilancia Tecnológica y Propiedad Intelectual asiste a investigadores y docentes de la UNTREF pero además ofrece sus servicios a requerimientos externos. Tal es el caso de la directora del Centro de Formación Profesional 402 de Tres de Febrero, Patricia Carmen Pace, que se acercó a la Sede Aromos para solicitar asesoramiento sobre una propuesta orientada a innovar planes de estudio y herramientas didácticas y pedagógicas para que los estudiantes del instituto que dirige puedan estar preparados para los empleos del futuro. “Nuestros estudiantes necesitan que los orientemos con nuevas metodologías y con herramientas que sean más acordes con los tiempos que se vienen. Por ello, creemos que la innovación aplicada específicamente a este nivel educativo es primordial. Desde la Oficina, seguramente, me orientarán sobre los trabajos en curso en torno a este tema o los antecedentes que hay a la hora de presentar proyectos vinculados con mi preocupación”, destacó Pace.
El próximo encuentro del ciclo tendrá lugar en el mes de agosto y tratará sobre la protección. Para la directora de Desarrollo de la UNTREF Beatriz González Selmi, una de las organizadoras de la actividad, este ciclo se genera para difundir de forma más profunda las actividades que se promueven desde la Secretaría de Investigación y Desarrollo (SID).
Quienes deseen más información sobre esta propuesta pueden escribir a desarrollo@untref.edu.ar.