Para erradicar el odio es necesario mejorar las condiciones sociales

El investigador y director del Centro de Estudios sobre Genocidio, Daniel Feierstein, dijo que los motivos por los cuales proliferan en la sociedad los discursos de odio son la pobreza, la inequidad y la frustración personal.

16-09-2022

Tras el intento de magnicidio de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, políticos y militantes reclamaron la sanción de una ley que limite los llamados discursos de odio, siendo estos ideas propagadas por ciertos sectores de poder que generan que la sociedad adopte medidas discriminatorias y peyorativas hacia terceros. Para Feierstein: “El odio sirve como herramienta de proyección de nuestras frustraciones personales por la que le terminamos echando la culpa de lo que nos está pasando a otros que sufren tanto o más que nosotros”.

El director del Centro de Estudios sobre Genocidio (CEG) explicó que el odio se nutre de situaciones de desigualdad social y de una baja calidad de vida. Asimismo, afirmó que se malinterpreta cuál sería la función del Estado ante la proliferación de estos discursos: “La intervención estatal no pasa por prohibir o censurar sino por entender que detrás del odio hay sufrimiento por las malas condiciones de vida. Es necesario para evitar el odio que el Estado genere situaciones de igualdad y reduzca el nivel de pobreza de la población”.

Para Feierstein, los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel fundamental en estos sucesos. Los primeros, por poseer el poder necesario para manipular la población mediante editoriales, anuncios, adjetivaciones y formas de narrar las noticias; las redes porque considera que significan “un cambio negativo por el fenómeno que generan sus algoritmos cuando interactuamos en tal o cual plataforma”. “Nosotros actuamos públicamente desde un espacio de intimidad. Cuando hacemos click estamos solos pero esto incide en la lógica del algoritmo y se convierte en un fenómeno social. Lo que generan las redes es que nos dan la sensación de que nadie nos mira por lo que lo peor de nosotros tiende a emerger. Son cosas que hacemos porque estamos solos frente a la computadora o el celular pero, en realidad, son acciones sociales”, destacó el entrevistado.

Más allá de considerar a los medios y a las redes como “usinas” que facilitan la propagación de discursos de odio, Feierstein dijo que en este contexto, también, influye la desconfianza social que hay en relación con las instituciones. “La utilización política del odio se hace más fácil cuando se destruye la confianza institucional”, aclaró. El principal problema que tiene esta circunstancia radica en que puede constituirse como base o germen para cualquier práctica genocida. Feierstein, experto en esta temática, dijo que el odio está siempre presente en actitudes que, posteriormente, llevan a cometer actos de discriminación, estigmatización y hasta genocidio hacia ciertos grupos. “Siempre constituyen el primer momento necesario de cualquier práctica genocida. No hay genocidio sin un primer momento de instrumentación política del odio. Por lo tanto, este es el momento exacto en el que hay que actuar”, sostuvo el especialista. Además agregó que el objeto del odio (afrodescendientes, judíos, homosexuales, árabes o beneficiarios de planes sociales) “es irrelevante ya que viene a jugar el papel de aquel que tiene la culpa de lo que me está pasando”.   

Por último, manifestó que cuando crece la protesta política el odio tiene menos posibilidad, porque esa protesta se articula frente al problema que existe y genera una organización para resolverlo”. Cuando no hay una organización colectiva, entonces hay que buscar quién tiene la culpa”, cerró.