La necesaria participación de los jóvenes en el armado de políticas públicas

Expertos en infancia y adolescencias analizaron las consecuencias de la pandemia en esta población y consideraron fundamental incluirlos en la construcción de políticas que mejoren su presente y futuro.

05-11-2021

En un nuevo encuentro del ciclo Sociedad y Pandemia, los especialistas concluyeron que la salud mental de los niños, niñas y adolescentes fue vapuleada durante la pandemia. Asimismo, las desigualdades que sufrieron en el acceso a la educación y la imposibilidad de contactarse con sus pares en etapas formativas de su personalidad los convirtieronen uno de los grupos poblacionales más vulnerados durante el 2020 y parte del 2021. Por ello, explicaron, urge pensar en una pospandemia que los incluya en el armado de políticas públicas que satisfagan sus necesidades y protejan sus derechos más esenciales.

En la charla que fue transmitida vía streaming por el Canal de YouTube de la UNTREF, participaron los integrantes del Ministerio de Salud de la Nación, Juan Carlos Escobar y Lucas Grimson; la especialista del Consejo Consultivo Adolescente de la provincia de Chaco, Candela ArmandAmeri; el secretario nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Gabriel Lerner; el director adjunto de la Especialización en Gestión de Políticas para la Infancia y Adolescencia, Alberto Minujín, y la integrante del Comité Académico de esta carrera, Irene Konterllnik.

"En nuestro país hay una amplia participación juvenil que puede ser vista en las múltiples militancias y en la presencia de los jóvenes en charlas, actividades y propuestas, pero lo que es necesario –tras haber sufrido los impactos de la pandemia–es que estos mismos jóvenes participen en la construcción de políticas destinadas a mejorar sus condiciones de vida", sostuvo Gabriel Lerner, quien a su vez mencionó las dificultades que atravesaron los niños, niñas y adolescentes y sus familias durante la crisis sanitaria.

El funcionario contó que en los encuentros que organizó la secretaría que dirige con los jóvenes se dilucidaron algunas cuestiones: la dificultad de sostener cuidados sanitarios en barrios pobres y vulnerables; la conversión de la educación en un sistema unilateral carente de contacto e interacción entre docentes y alumnos; y el desigual acceso a la conectividad.

"Yo creo que es urgente que los chicos que dejaron la escuela vuelvan a ella, pero también hay que pensar en una escuela que entienda sus necesidades y se adapte a ellos. Que los jóvenes vuelvan a la escuela debe ser una gesta social", manifestó Lerner.

Por su parte, el director de Adolescencias y Juventud del Ministerio de Salud de la Nación, Juan Carlos Escobar, recordó que la pandemia provocó un fuerte impacto en la salud mental de los menores que se vio representado en situaciones de stress, enojo, irritabilidad e intentos y consumación de suicidios. "Lo que vimos es que esta situación empeora a medida que aumenta la edad. En personas de 24 años, por ejemplo, tuvieron mayor efecto negativo que chicos de 16", explicó.

Al mismo tiempo, Escobar comentó que entre las dificultades en el acceso a la educación por la cada vez más creciente brecha tecnológica hay que tener en cuenta a aquellos estudiantes que dejaron la escuela para salir a trabajar o que debieron quedarse al cuidado de sus hermanos menores. "El desafío está en trabajar sobre la salud mental y emocional de estos miles de niños y niñas que abandonaron la escuela", precisó el funcionario.

En el evento organizado conjuntamente entre el Centro de Investigaciones en Políticas Sociales Urbanas (CEIPSU) y la Red Interuniversitaria de Posgrados en Políticas Sociales (RIPPSO) los especialistas introdujeron una realidad: la estigmatización potenciada por los medios masivos de comunicación hacia los jóvenes, vistos éstos como una población carente de cuidados y responsabilidades. En este aspecto, el integrante Adolescencias y Juventud del Ministerio de Salud de la Nación, Lucas Grimson, consideró que "vivimos en una sociedad adultocéntrica que no tiene en cuenta las necesidades de los jóvenes".

Grimson explicó también que la juventud no puede ser vista desde una única lógica u óptica ya que existe una diversidad de jóvenes que tiene que ver con el territorio y la cultura en la que habita cada uno de ellos, algo que debe ser tenido en cuenta a la hora de proponer nuevas políticas. "La participación de los jóvenes tiene que ser real, no puede ser únicamente para la foto", declaró.

Depresión, ansiedad, angustia, aumento en la precarización laboral, aumento de consumo de psicofármacos e incertidumbre en relación a futuros proyectos son las consecuencias que generó la pandemia en los menores, según el análisis de Candela ArmandAmeri, quien al igual que Grimson resaltó la interculturalidad de esta población y la permanente estigmatización a la que se exponen. "Los jóvenes demostraron altos niveles de responsabilidad y compromiso en una circunstancia sumamente desfavorable", dijo.

Finalmente, tanto Alberto Minujín como Irene Konterllnik remarcaron la importancia de la relación colaborativa entre Estado, universidades y sociedad, a la vez que consideraron fundamental la participación de las instituciones educativas a la hora de defender el derecho de los niños, niñas y adolescentes y sus familias.

Mientras que Konterllnik dijo que "no es posible hacer frente a la complejidad de la vida social sin los aportes esenciales de las instituciones", el director de la Especialización que se dicta en la UNTREF se mostró preocupado por las consecuencias que la pandemia dejará, principalmente, en la primera infancia y concluyó que "las Universidades tienen una responsabilidad que no puede evadirse para darle voz a los que no la tienen".