La pandemia le insufla nueva fuerza al movimiento de Derechos Humanos
Especialistas afirmaron que los procesos judiciales por delitos de lesa humanidad continúan e incluso con actuaciones que marcan un antes y un después. También abordaron las contribuciones de la perspectiva de género a los desafíos futuros.
21-08-2020
Aunque la irrupción del coronavirus generó un cambio sustancial en el funcionamiento de la justicia y provocó al comienzo ciertas dilaciones que podían amenazar la continuidad de los procesos por delitos de lesa humanidad, lo cierto es que las causas no se han frenado y que la digitalización viene dando respuesta a las demandas de las víctimas. Para el titular del Juzgado Criminal y Correccional Federal Número 3 de la Ciudad de Buenos Aires, Daniel Rafecas, la pandemia abrió nuevas oportunidades.
“Por lo menos en la etapa de instrucción, no hay prácticamente nada que no se pueda hacer por vía remota, con buena voluntad y buena fe”, explicó en la videoconferencia Memoria y Derechos Humanos. Desafíos en el contexto actual organizada por el Centro de Estudios de Memoria e Historia del Tiempo Presente (CEM) de la UNTREF, y dijo que de hecho se consiguieron logros muy relevantes en tiempos de aislamiento social.
Uno de ellos fue la identificación de un centro clandestino que funcionaba bajo la órbita del Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE) en la calle Bacacay de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y el otro la elevación a juicio oral de un tramo importante de la causa del Primer Cuerpo del Ejército, conocido como la Masacre del Pabellón Séptimo, en el que personal del servicio penitenciario de la cárcel de Devoto dejó que se expanda dolosamente un incendio que acabó con la vida de 65 personas.
“Esto marca la pauta de que el trabajo se puede hacer perfectamente, incluso mejor, porque antes materialmente era imposible participar de todas las audiencias. Ahora eso está resuelto, uno tiene de propia mano la impresión de cada uno de los testigos. En el caso del centro de la calle Bacacay declararon víctimas desde Montevideo, y también hemos tomado indagatoria a represores”, comentó el magistrado sobre las posibilidades de las plataformas digitales.
Sin embargo, apuntó que el sistema no es perfecto y que si se quiere mejorar el servicio de justicia se requieren inversiones. “Creo que van a llegar más temprano que tarde, porque estoy convencido de que el modelo es este. Si alguien creyó que la cuarentena iba a ralentizar estos procesos, se equivocó”, aseguró.
Otra de las invitadas, la presidenta del Instituto de Desarrollo Económico y Social, Elizabeth Jelin, analizó los aportes de la perspectiva de género a la causa de los Derechos Humanos. “Si bien en una primera etapa hablar de derechos humanos era pensar en los derechos civiles de una manera universalista, a lo largo de estas décadas hubo muchos reconocimientos particulares”, indicó la socióloga, y dijo que entre ellos está el de caracterizar a la violación sexual en períodos bélicos y dictaduras como crímenes específicos y no involucrados directamente en la noción de tortura.
La experta también señaló que en estos años fueron apareciendo otros temas invisibilizados, como los vinculados a las disidencias sexuales, y ejemplificó con el movimiento conocido como 30.000 + 400, llamado así porque se considera que son 400 personas del colectivo LGBT que fueron desaparecidas en la última dictadura por su condición sexual. “Sabemos que, especialmente en el liberalismo, una noción universal es una noción masculina, y este reconocimiento de diversidades y especificidades lo que hizo fue ampliar la perspectiva de derechos”, evalúo en el encuentro virtual que contó con la moderación del investigador del CEM, Matías Cerezo.
Para Jelin, sin embargo, este momento de confinamiento es decisivo y necesita otras miradas. La investigadora estimó que mientras el movimiento feminista despliega toda su fuerza, las mujeres padecen la sobrecarga de trabajo en sus hogares, crece la violencia doméstica y se mantiene su subordinación.
“Haber incorporado las reivindicaciones específicas en clave de Derechos Humanos ha sido uno de los grandes logros de la sociedad, pero esta pandemia nos plantea un desafío complementario, que es el de los deberes y responsabilidades. Lo que estamos viviendo nos lleva a sumar una nueva noción de responsabilidad que tiene que ver con el cuidado de las personas y nuestros grupos humanos”, ponderó.
El director del CEM y director nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa de la Nación, Eduardo Jozami, retomó algunas de las líneas de pensamiento de sus colegas y planteó que el futuro es auspicioso. Sobre el procesamiento de los responsables de la Masacre del Pabellón Séptimo a cargo del juez Rafecas, Jozami opinó que se trata de un hecho histórico. “El del sistema penitenciario era una deuda pendiente, porque no cesan las denuncias sobre el maltrato en las cárceles, bien lejos de lo que establece el artículo 18 de la Constitución Nacional. Esto simboliza el ingreso de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia en el sistema penitenciario”, afirmó sobre la actuación judicial.
También se refirió a los aportes del feminismo y de las diversidades sexuales. “El dinamismo del movimiento de Derechos Humanos le permite constantemente tomar nuevas denuncias y banderas e incorporar nuevas perspectivas como la de género, revisando relaciones pasadas con los feminismos y las disidencias sexuales y aunando las luchas en el presente”, expresó. Según el directo del CEM, el coronavirus ha profundizado algunos problemas estructurales del país pero también ha instalado una nueva concepción del Estado, que está ahí para ayudar.
“El virus puso en primer plano las desigualdades, discriminaciones y carencias de la sociedad argentina, y al mismo tiempo ha naturalizado la creciente presencia del Estado como único modo de asegurar no solo una más equitativa prestación de la atención a la salud, sino también para paliar la alarmante expansión del desempleo y la pobreza”, remarcó. En esa confluencia de las políticas públicas con eje en el respeto de los derechos de todos y las luchas de diversos colectivos es donde, para Jozami, hay que pensar el horizonte del movimiento de Derechos Humanos.
“Esta creciente presencia de lo público y la reivindicación de la igualdad, así como la incorporación a la agenda publica de las demandas feministas, de las diversidades y el ambientalismo, junto a otras tradicionales vinculadas al trabajo y la justicia social, son avances significativos hacia una profundización de la democracia que tenga a las Derechos Humanos en su más amplia acepción como referencia principal”, reflexionó.