En un 2020 sin competencias, los estudiantes deportistas mostraron su perfil más solidario
Los alumnos que integran los equipos de vóley y fútbol de la UNTREF se comprometieron con la comunidad y emprendieron acciones solidarias para aliviar el impacto de la pandemia en los sectores más vulnerables.
01-02-2021
Los estudiantes que conforman los equipos de fútbol y vóley de la Universidad llevaron a cabo acciones solidarias para instituciones y vecinos del partido de Tres de Febrero. En un año en el que la competencia presencial finalizó en marzo, los alumnos colaboraron –mediante la entrega de alimentos no perecederos, útiles escolares, vestimenta y artículos de limpieza– con merenderos y familias de barrios carenciados.
Leandro Figarra integra el plantel de fútbol y es estudiante de Higiene y Seguridad del Trabajo. Según contó, la idea de fomentar acciones solidarias surgió tras una charla con su compañero de equipo Leandro Yanacón, quien ya poseía experiencia comunitaria a través de la organización de ollas populares.
Si bien en un primer momento la intención era replicar estas acciones, Figarra comentó que el hecho de vivir lejos unos de otros y la convivencia de algunos jugadores con pacientes de riesgo hicieron imposible armar una olla popular propia, por lo que se decidieron apoyar a los merenderos de los barrios que necesitaban ayuda. "Desde el inicio todo el grupo se sumó a esta movida, lo que habla de la calidad de personas que conforman el equipo", explicó.
En la localidad de Pablo Podestá, en el partido de Tres de Febrero, se encuentra la Villa La Esperanza, un barrio que consta de 380 viviendas y una población cercana a las 3500 personas quienes, en su gran mayoría, se alimentan de ollas populares que se disponen en el merendero Color Esperanza, situado en la manzana 1 del asentamiento. Allí fueron los futbolistas de la Universidad con alimentos, ropa, artículos de limpieza y útiles escolares. "Hay que destacar que todos aportaron un rato de su tiempo para retirar las donaciones, acercarlas, separarlas y llevarlas hasta el merendero", sostuvo Figarra, quien agregó que la solidaridad fue tal que "llegamos al punto de no tener lugar donde seguir guardando la mercadería y prácticamente no cabían en los autos en la que la trasladábamos".
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en el primer semestre de 2020 y en medio de la pandemia, la pobreza subió al 41 % y la indigencia superó al 10 %. Figarra comentó que más allá de la preocupación lógica por evitar el contagio de la covid-19, la inquietud del equipo se vinculó siempre con colaborar a que los más necesitados sufran el menor impacto posible por la pérdida de fuentes de trabajo generada por la pandemia. "Quizás suene utópico, pero como estudiantes de una universidad tenemos el deseo de que ya no se necesiten estas actividades, que todos los chicos tengan un plato de comida, un abrigo y una infancia feliz", afirmó Figarra.
Además de Yanacón y Figarra, los futbolistas que participaron de estas acciones fueron Omar Luquez, Gastón Marson e Ignacio Cuartelli. "Tenemos un sentido de pertenencia muy grande con el equipo y con la Universidad, y esta unión nos permite realizar actividades que de otra forma no serían posibles", concluyó Figarra. El director del área de Deportes, Esteban Símaro, remarcó el carácter colectivo y horizontal de las acciones solidarias y el hecho de que las mismas hayan nacido de los propios estudiantes al indicar que todos demostraron un compromiso muy fuerte con la comunidad y se pusieron a disposición de aquellas personas que la estaban pasando realmente mal.
“El sentimiento de equipo y de hermandad que genera el deporte va más allá de la cancha y sus valores trascienden, generando una fuerte pertenencia tanto para con su equipo como para con el resto de la sociedad", evocó Símaro. Conocido popularmente como Fuerte Apache, en el sector norte de la localidad de Ciudadela se encuentra el Barrio Ejército de los Andes, un complejo habitacional compuesto por casi 6 mil viviendas y en el que viven actualmente cerca de 40 mil personas. Luego de uno de los habituales entrenamientos por Zoom, los entrenadores y delegados del vóley amateur de la Universidad les plantearon la idea a sus jugadores: ayudar a las familias del equipo que necesitaban ayuda, dos de las cuales eran residentes de dicha urbanización.
"La propuesta fue aceptada unánimemente por los jugadores y jugadoras. Se recolectaron 93 kilos de mercadería y dispusimos tres puntos de donación para facilitar su traslado: uno en Capital Federal, en la casa del entrenador Ignacio Riera; otro en Lynch, en el domicilio de la entrenadora Cecilia Stang; y uno en mi vivienda, en Villa Bosch", comentó el delegado del vóley amateur de la UNTREF, Juan Pablo D’Astolfo, quien fue el encargado final de recopilar todas las donaciones y trasladarlas a las familias asistidas.
Según comentó el delegado, un punto a destacar, más allá del espíritu solidario de las donaciones, se relacionó con la predisposición y el rol activo de todos los jugadores para movilizarse y juntar la mercadería –ropa, alimentos y artículos de limpieza– en un momento en el que las restricciones a la circulación eran más estrictas. "Esto sucedió cerca de la llegada del invierno, cuando muy pocos se atrevían a salir de sus casas. Los chicos hicieron un gran esfuerzo, siempre cuidando su salud y la de los demás, para colaborar con quienes más lo necesitaban", comentó D’Astolfo.
En un año que los encontró alejados de las competencias deportivas, los estudiantes mostraron un perfil solidario y, en palabras de Símaro, lograron que la comunidad se sintiera orgullosa de ellos. "Esto demuestra que los valores que queremos sembrar a través del deporte están dando sus frutos y nos hace ver que somos uno como equipo y también como institución, replicando el compromiso social que tiene la Universidad para con la comunidad", concluyó el director.