Becas: un programa que acompaña historias de esfuerzo y superación
29-05-2017
El Programa de Becas impulsado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) acompaña a miles de estudiantes a alcanzar la meta de obtener un título universitario. Solamente en los últimos cinco años, el programa benefició a 2256 alumnos, según datos de la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil. Las becas que se otorgan son de tres tipos: anual, para los que llevan más de un año de cursada; ampliatoria, para los que recién comienzan su carrera; y becas Ministerio, propiciadas por el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Además, desde ese sector se gestionan las becas correspondientes a prácticas preprofesionales, que les permiten a los estudiantes hacer actividades remuneradas en institutos y centros dependientes de la universidad y algunos organismos externos. El requisito para acceder a las becas es presentar dificultades socioeconómicas y, mediante una entrevista personal con los responsables del área, se decide su asignación o no.
Con esta ayuda y mucho empeño, los alumnos sueñan con poder graduarse, como la chaqueña Lía Waimer, estudiante de la Tecnicatura en Enfermería y beneficiaria del programa. Con 45 años, madre de dos hijos, Lía afirma con convicción: “Cueste lo que cueste me voy a recibir”.
Aunque se cruzó con gente que le porfiaba que estaba grande para la universidad, cuenta que es un objetivo que siempre quiso cumplir y que en la UNTREF “los profes valoran mucho el esfuerzo que hacemos los estudiantes de mi edad”. Para ella, cada final es un desafío y cuesta el doble.
Segunda casa
“La UNTREF es mi segunda casa, paso muchas horas del día cursando y estudiando acá”, agrega. “He sacrificado tiempo con los chicos y mi marido por el estudio, pero cuando aprobás una materia el sentimiento con el que te quedás es que valió la pena”, confiesa. Nacida en el pueblo Hermoso Campo, en Chaco, Lía se crió en el seno de una familia humilde. La imposibilidad de acceder a estudios universitarios y de fraguarse un futuro económico, hizo que viajara a Buenos Aires en busca de esa oportunidad.
“Cuando llegué acá me puse a trabajar como empleada doméstica, y seguí limpiando casas hasta la primera parte de la carrera”, comenta. Después, con el sostén de su esposo y la obtención de la beca, con la que costea apuntes, viáticos y otros gastos diarios, se volcó de lleno al estudio. “En mi familia no había universitarios, fui la primera en ir a una universidad”, dice con orgullo.
Pero aquellos años en su pueblo natal fueron decisivos, porque ahí se despertó su vocación. Según relata, en Hermoso Campo había una salita de primeros auxilios. “Mi vieja ayudaba en los partos, les enseñaba a las mamás a bañar a los bebés y cómo atenderlos en los primeros días de vida. También trabajó con mucha gente moribunda, y yo estaba al lado, para mí era algo normal, tenía 10 u 11 años”.
Salud comunitaria
Lía sostiene que a partir de esas experiencias comenzó a preocuparse por las poblaciones más vulnerables. “Será por eso que me gusta tanto la salud comunitaria”, explica. Y en eso también destaca el tipo de capacitación que brinda la UNTREF. “Esta es una universidad con una formación muy humanística, que te ayuda a abrir la cabeza y a encarar de otra manera al paciente, a tratarlo con respeto. No importa de dónde venga, la religión que profese o si es joven o viejo”, acota.
Para terminar la tecnicatura le faltan cinco materias, y dice que su próxima meta es completar la licenciatura. Si querés conocer más de su historia de vida, mirá la entrevista completa que le hizo UNTREF Media, la productora de contenidos de la universidad.