Las obras que presento en esta exposición se realizaron entre 1972 y 2012. Fueron llevadas a cabo con materiales y técnicas, argumentos y maneras de hacer diferentes entre sí.
Cuando en la década del setenta hacía y exponía mis obras, privilegiaba la claridad y concisión en la lectura de las mismas. La cuestión era evitar cualquier asomo de hermetismo. Al contrario, hoy me interesan las obras que presentan obstáculos, restos irreducibles o dimensiones ocultas. Vale decir, obras que no develan sus secretos y que procuran eludir la homogeneización generalizada, la percepción distraída y el conformismo sin atenuantes del momento que nos toca vivir.
Tanto ayer como hoy, mis trabajos siempre fueron el resultado de sustracciones y no de adiciones: considero que con menos cosas se pueden decir más cosas, tal como sugirieren las obras de Kassimir Malevich, Marcel Duchamp y Lucio Fontana.
En años recientes, siento y pienso más las relaciones entre las cosas que las cosas en sí mismas. En particular, los vínculos reales, imaginarios y simbólicos entre imágenes, palabras, signos y objetos del mundo circundante.
Desde mis convicciones estéticas efímeras, ensayo lo que quiero hacer y decir una y otra vez, antes de saber lo que haré y diré. Aun así, siento que mis obras están terminadas aunque pienso que les falta. Pienso que mi práctica artística tiene sentido aunque siento que es inefable.
HORACIO ZABALA
¿Qué puede el arte? La producción de Horacio Zabala convoca y actualiza, de manera obstinada, esta pregunta. De la interpelación crítica de las condiciones de mediación institucional de lo artístico y la consideración del espacio del arte como dispositivo disciplinario (como “cárcel”), la obra de Zabala desplaza su productividad disidente a la interrogación de las articulaciones de poder y los pactos de sentido naturalizados que ordenan y reglamentan el cotidiano. En las fugas y desamarres de los signos que hace proliferar desafiantemente, la obra de Zabala introduce la sospecha y el misterio, el humor y la contradicción, el accidente y el desvío, la detención y el intervalo como provocativos desplazamientos micropolíticos que desorganizan nuestras relaciones con los objetos y las imágenes, así como las representaciones, imaginarios e identificaciones a ellos asociados. Para Zabala, el arte ensaya sus proyecciones poético-políticas en los descalces que la obra moviliza tácticamente al desobedecer el orden de lo visible normalizado e imaginar la invención de otros universos de sentido posibles.
FERNANDO DAVIS
Curador
Con esta muestra, quienes tenemos la responsabilidad de dirigir un museo anclado en una institución universitaria pero con influencia nacional sentimos que seguimos contribuyendo a reponer imágenes y voces dentro de la historia del arte de nuestro país, al tiempo de proseguir en la profundización de los ricos vínculos entre arte y política.
Horacio Zabala instala su práctica artística en el sitio del cuestionamiento de las reglas de la institución artística con sus cartografías intervenidas o los anteproyectos de cárceles imaginarias entre otros proyectos y trabajos, que aúnan a su sentido último un contenido estético y de belleza que aumentan su receptividad.
Zabala integró en los años 70 el colectivo CAYC junto a Luis Fernando Benedit, Víctor Grippo y Juan Carlos Romero entre otros y protagonizó, con Edgardo Vigo, la Red internacional de arte correo. A lo largo de cuatro décadas, su trabajo en la Argentina y Europa tuvo una fuerte proyección. Como dice Fernando Davis, curador de esta muestra a quien agradecemos su dedicación, sus obras son articulaciones poético-políticas que movilizan la imaginación y la memoria en la invención desobediente de otros universos de sentido posibles.
Imaginación, desobediencia, creación, belleza y sentido social y político forman parte también de las consignas de nuestra tarea como gestores democratizadores de cultura. Por esto damos la bienvenida a Zabala a nuestro Muntref.
ANÍBAL Y. JOZAMI
Rector Untref / Director Muntref