• Presentación

    El Año Bicentenario puede ser uno más en la historia de nuestro país, con los hechos positivos y negativos que nos caracterizan o, por el contrario, podría ser un punto de inflexión en nuestro devenir si nos planteamos utilizarlo para repensarnos en tanto sociedad y para definir un proyecto de país para el porvenir. Quienes integramos la UNTREF creemos que así debe ser y pretendemos jugar un rol en dicho replanteo. Por ello hemos elegido iniciar el año con la obra de Daniel Santoro, que suma a su irreverente originalidad y valores estéticos una calidad expresiva que, en la mezcla de imaginación y realidad, le permite, a través de imágenes oníricas, hacer que su arte aparezca como “transmisor del pasado, presente y oráculo del futuro”. Esta “Realidad, Sueño y Elegía” no sólo nos mostrará imágenes que nos permitirán recordar una década que se trató de destruir y de olvidar sino que se constituirá en un ejemplo de cómo con el mejor lenguaje artístico se puede también servir a la recuperación de la memoria. ANÍBAL Y. JOZAMI Rector UNTREF / Director MUNTREF
  • Sobre la muestra

    Mito, leyenda, historia? Presentar una muestra antológica de Daniel Santoro: pinturas, tintas, dibujos, objetos y libros del artista –sin excluir la magnífi ca película “Pulqui, un instante en la patria de la felicidad” que realizó Alejandro Fernández Mouján– implica mostrar un conjunto importante de una de las más relevantes y originales creaciones que se hayan producido en nuestro medio, desde aquella primera exposición referida al “mundo peronista” que el artista en el año 2001 presentó en el Centro Cultural Recoleta. Desde entonces, su arte ha crecido notablemente hasta constituir hoy, un singular monumento que se yergue solitario para revelar al fin un deslumbrante mundo simbólico. El proyecto artístico de Daniel Santoro confi gura una sostenida iconografía visual imposible de ubicar en cualquiera de las tendencias o “ismos” que han atravesado hasta la actualidad las artes plásticas en nuestro país. Su propuesta carece de antecedentes con los cuales se puede comparar o confrontar. Partiendo de nuestro legado histórico y de nuestra herencia simbólica, su inspirada amalgama de estética y política despliega una extravagante invención que pone en obra, apelando a los más variados recursos de su imaginación, ese vasto mundo peronista, extendiendo osadía, humor, ironía y tragedia sin descartar otros condimentos. La confluencia de dibujos, tintas, pinturas y objetos transmiten con la contundencia de lo real, no obstante tratarse de construcciones alegóricas, los climas y ritmos de aquella época, los clamores y elocuencias de aquella vida. Pocas veces los espacios de estas obras son naturalistas, pues Santoro no ilustra una realidad, sino que la crea con claves que parecieran provenir del sueño o la pesadilla, al transmitirnos una “siniestra” ambigüedad entre lo familiar y lo extraño. En sus barrocas y monumentales visiones, entramos a intrincadas escenas, donde se van haciendo visibles las caras de aquella realidad. Pero este mundo no ha sido el resultado de espontáneas inspiraciones, sino de un largo proceso de investigaciones y reconocimientos. Con insaciable curiosidad el artista recorrió y consultó durante años los materiales que lo actualizaron con ese pasado: documentos, revistas como “Mundo Peronista” o “Mundo Atómico”, afiches que proclaman las distintas realizaciones y preocupaciones del gobierno –en la hasta entonces inédita manera de mantener una constante comunicación con el pueblo– y todo tipo de gráficas que significaron verdaderos hallazgos y dieron por resultado la edición en el 2006 del pequeño libro editado por “La Marca” que recopiló gran parte de aquella gráfi ca con el título Perón mediante. Fueron también fundamentales para Santoro libros como los Planes Quinquenales, que lo actualizaron sobre las realizaciones de aquella década. Así comenzó a atisbar la signifi cación de ese Estado protector que irrumpió en la historia como una cumplida utopía, al menos para una gran mayoría. Y no sólo atisbó aquel Estado, sino también la irrupción de una estética donde a través de la radiofonía, de sus arquitecturas, de sus festejos y apariciones públicas flotaba indeterminado. No hay duda de que el propósito del artista sigue siendo el de darle unidad y entidad a toda aquella estética flotante, tal como afirmó en alguno de sus textos: “En muchos de mis trabajos (…) busco lograr acercamiento visual, al menos dibujar los contornos de lo que podría ser el justicialismo. Esto sin duda es un desafío, tal búsqueda siempre fue un enigma para sociólogos, politólogos, economistas, etc…”. Es evidente que el artista propone su poética visual como una llave que sirva para volver a abrir las compuertas de aquella época a la castigada memoria de la actualidad.

    RAÚL SANTANA
    Curador