Los feminismos de la segunda ola y sus ecos en el presente

El legado de los movimientos de mujeres surgidos al calor de las décadas del 60 y 70 fue analizado en un seminario que recorrió las luchas por la legalización del aborto, las denuncias contra el patriarcado y su vínculo con el capitalismo.

11-05-2021

La variedad y riqueza de las teorías feministas de la segunda ola y su resonancia en la actualidad fueron el tema del primer encuentro de un seminario organizado por la Especialización en Gestión de Políticas para la Infancia y la Adolescencia y el Centro de Estudios e Investigación en Políticas Sociales Urbanas (CEIPSU), donde se destacó la contribución que tuvieron en la lucha por los derechos corporales y la legalización del aborto y en la visibilidad de la opresión cultural y económica que padecen las mujeres, entre otros puntos. 
 
Bajo el nombre Género y política: la dimensión pública del mundo privado, el curso inició con una clase de la licenciada María Elisa Gutiérrez de la Universidad de Buenos Aires, quien remarcó la importancia del feminismo liberal para denunciar los estereotipos femeninos y plantear la igualdad en el plano jurídico. La docente se refirió a la obra de Betty Friedan, psicóloga y trabajadora social que advirtió que las mujeres con las que trabajaba tenían “un problema que no tenía nombre”, en pleno auge de la expansión económica de Estados Unidos y las políticas keynesianas. 

“Ella lo que ve es que les pasa algo, tienen ropa linda, la casa preciosa en el suburbio, un marido que las mantiene, los electrodomésticos, pero tienen un problema que no tiene nombre y que las lleva a situaciones de depresión y suicidio”, explicó Gutiérrez. Ese problema innominado, continuó, era su reclusión en el hogar “bajo la mística de que son las grandes cuidadoras”, algo que las llevaba a vivir en “condiciones de total subordinación a un rol y un lugar que las corría de sus deseos y necesidades”. 
 
Para salir de esa mística, explicó la docente, las feministas liberales plantearon la vuelta al trabajo, el estudio y la vida pública de las mujeres, tomando como principal interlocutor al Estado y buscando la equidad en el campo legislativo. “Ahí es donde van a tener un lugar muy importante lo que son las luchas por el derecho a decidir. La anticoncepción les da una enorme autonomía a las mujeres, fue una revolución la píldora. Es el tiempo de las luchas por el aborto legal, en toda Europa y Estados Unidos durante los 70, luchas de enorme concentración”, refirió.

Pero de acuerdo a la experta, lo que no había visto esta corriente del feminismo era que esa igualdad en el plano de los derechos no derramaba hacia el ámbito privado, y es sobre ese problema donde las llamadas feministas radicales van a poner el acento. “Esta segunda corriente se centra en la denuncia de la estructura de poder entre hombres y mujeres. Para ellas, la estructura de dominación y opresión de las mujeres responde fundamentalmente al ejercicio del poder masculino presente en todos los contextos de la vida, públicos y privados”, indicó la académica. 

Así aparece el concepto de patriarcado, acuñado por Kate Millett, para explicar esa dominación que tiene sus raíces en la cultura y en donde la familia ocupa un lugar clave. “Para esta autora es en la familia donde el patriarcado tiene su origen y ejerce su fuerza mayor, a través de la asignación de roles de género. Los roles asignados a mujeres son siempre infravalorados con respecto a los roles masculinos y siempre están en función de las necesidades y los deseos de los varones”, acotó Gutiérrez. 

Además, en la clase se mencionó que fueron las radicales quienes llevaron adelante los grupos de autoconciencia, espacios en los que se reunían las mujeres para hablar de sus problemas. “El origen del encuentro nacional de mujeres en Argentina en el 1986 tuvo que ver con eso, con promover el encuentro con otras y entender que no soy yo sola, por eso tanta negativa a que no estén los varones, porque su presencia inhibe un montón de planteos de las mujeres y la posibilidad de tener una voz propia”, subrayó. 

La docente comentó que para las feministas radicales el patriarcado se adapta a diferentes sistemas económicos, políticos y sociales, y que esa universalidad precisamente es la que va a ser criticada por las feministas socialistas. “Las socialistas toman en consideración el concepto de clase y van a introducir como condición de la opresión la producción pero también la reproducción, por eso proponen una teoría dual”, apuntó.  

Entre las representantes de esta vertiente, dijo, se encuentra Zillah Eisenstein, que si bien reconoce que el patriarcado tiene una existencia universal, dice que su origen histórico es concreto y se ubica en la segunda mitad del siglo XVIII en Inglaterra y en la segunda mitad del siglo XIX en Estados Unidos, de donde se desprende la noción de patriarcado capitalista. “En el patriarcado capitalista hay una relación dialéctica entre la estructura de clases capitalista y la estructuración sexual jerarquizada. Estas dos dimensiones de la opresión funcionan conjuntamente y refuerzan su dominación conjuntamente”, concluyó Gutiérrez. 
 
Los próximos encuentros del seminario contarán con la participación de la magíster Josefina Fernández, del Ministerio Público de la Defensa CABA, y sus ejes conceptuales serán género, mujer y procesos emancipatorios en jaque; género y ciudadanía; y la construcción de la sexualidad, los cuerpos y el control social.