Género y color: dos factores que generan restricción académica
En un conversatorio online tres investigadoras de Argentina, Brasil y Ecuador expusieron la realidad que viven las mujeres afrodescendientes en la educación superior con el fin de visibilizar la lucha antirracista.
07-06-2024
Discursos sobre igualdad, propuestas de integración, relevamientos que incluyen a todos y todas, promoción de lenguajes inclusivos, todas estas acciones y muchas más proponen las instituciones de educación superior. Pero, a pesar de esto, cabe preguntarse: ¿dónde están las investigaciones realizadas por mujeres afrodescendientes?, ¿qué ámbitos laborales ocupan?, ¿qué lugar se les da a las afrodescendientes en la currícula universitaria? La respuesta que se dio en el conversatorio Mujeres afrodescendientes y educación superior en América Latina fue: por mujeres y por negras se restringe e invisibiliza su acción académica y profesional.
Por primera vez en la historia argentina el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas registró a personas afrodescendientes, dando como resultado que el 0.7% (un poco más de 300 mil personas) de la población argentina se reconoce dentro de estas comunidades.
“La realidad que viven nuestros países es diversa ya que, por ejemplo, en Bahía, estado en el que se encuentra la universidad en la que dicto un doctorado, la población afrodescendiente representa el 80% y en el estado en el que está la otra institución a la que pertenezco, la de Rio Grande do Sul, el porcentaje es del 16%. Pese a estas diferencias el racismo es estructural en los tres países”, indicó Loiva Mara de Oliveira, Doctora en Trabajo Social de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul. La docente brasilera indicó que las mujeres negras sufren una triple discriminación: por ser negras, por ser mujeres y por pertenecer a la clase trabajadora. Asimismo, sostuvo que en la producción de textos académicos universitarios sigue vigente el darwinismo social, teoría que propicia desigualdades sociales y raciales ya que postula que hay un grupo de personas más aptas que otras.
Por su parte, Patricia Gomes, profesora de la Cátedra Derechos de las Comunidades Negras en Argentina de la Universidad de Buenos Aires manifestó: “Cuando una mujer afrodescendiente transita una carrera de grado lo hace desde la soledad y tiene que sortear obstáculos de índole económica, laboral y/o relacional, lo que genera un escenario bastante complejo”. La investigadora argentina, que además es abogada y activista antirracista y afrofeminista, explicó que si bien el Censo Nacional dio cuenta del porcentaje de personas afrodescendientes que viven en la Argentina, se desconoce la tasa de graduación y de deserción que tienen aquellos que emprenden una carrera universitaria y su nivel de inserción real en el ámbito laboral.
“Más allá de que observamos avances vemos que en nuestra propia Constitución Nacional persiste el artículo 25 que indica que el gobierno nacional fomentará una inmigración blanca y europea. En este sentido, la academia no difiere de este posicionamiento y es reproductora de discursos hegemónicos que promueven una Argentina blanca”, expresó Gomes.
La cátedra que integra fue descripta por Gomes como un espacio de resistencia a estos problemas y consideró: “Hemos logrado conquistar espacios en las universidades que, anteriormente, estaban restringidos y continuamos con nuestra misión de ennegrecer la universidad”.
En el evento organizado por la Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina y transmitido por el Canal de YouTube de la UNTREF, la consultora del Observatorio de Justicia Afrodescendiente en Latinoamérica de la Universidad Internacional de Florida Francia Jenny Moreno dio cuenta del contexto ecuatoriano en relación con las posibilidades de formación, investigación y docencia de los afrodescendientes. Explicó que en 2008, tras una serie de reclamos llevados a cabo por los movimientos indígenas y afroecuatorianos, la Constitución de Ecuador reconoció a este país como plurinacional e intercultural. “Se generó una serie de acciones afirmativas que permitieron que los afrodescendientes puedan acceder a la educación superior, como becas y ayudas para fortalecer el talento de estos pueblos”, dijo Moreno. Sin embargo, la especialista ecuatoriana reconoció que actualmente, a casi 15 años de implementación de estas políticas, se advierte que “los espacios laborales de afrodescencientes con formación universitaria, la cantidad de profesores e investigadores afrodescendientes y los resultados de sus investigaciones y publicaciones son mínimos”.