Docentes que iluminan: el arte como un motor para enseñar distinto

La UNTREF llevó adelante una nueva instancia de formación docente en el marco de su Programa de Articulación con Escuelas Secundarias, apostando al cruce entre arte, tecnología y pedagogía.

07-07-2025

En la Sede Caseros II no hubo ni Power Point, ni largas exposiciones. En cambio, hubo papel, pliegues, luces y muchas preguntas. Fue en el marco del taller “El arte como estrategia didáctica”, una propuesta de la Secretaría Académica a través de su Programa de Articulación con Escuelas Secundarias, que reunió a más de 30 docentes de 12 escuelas públicas de Tres de Febrero. La conclusión: la enseñanza es un acto creativo y no repetitivo. Y el arte, cuando se cruza con la tecnología y la pedagogía, se convierte en una llave para abrir nuevas formas de imaginar el aula. Esta iniciativa tuvo como objetivo pensar al arte no como algo aislado o accesorio, sino como un lenguaje transversal que puede atravesar todas las áreas del conocimiento.

Para la integrante del Programa de Articulación con Escuelas Secundarias de la UNTREF Claudia Stracquadaini, “la idea fue proponer estrategias de enseñanza situadas, que tengan en cuenta a las y los estudiantes del territorio y a sus comunidades”. El encuentro, en formato de taller, estuvo coordinado con el artista plástico Sebastián Pasquel.

En Caseros II la jornada arrancó con una pregunta que muchas veces se da por sentada: ¿para qué enseñamos arte en la escuela? A partir de ahí, se abrió un espacio de reflexión sobre el rol de la educación artística en la formación integral de los estudiantes, su vínculo con la construcción de sentido y su potencia como derecho educativo.

Luego vino el momento de ensuciarse las manos. Literalmente. Cada docente trabajó con papel y LEDs para construir una figura de origami iluminada. Pero no era solo una manualidad: cada doblez venía con una consigna escrita que invitaba a repensar el vínculo con los estudiantes, los valores que guían la enseñanza, las tensiones cotidianas en el aula. Al final, el pequeño circuito eléctrico que encendía la figura funcionó como metáfora visual de eso que buscan cada día en clase: generar algo que prenda, que conecte.

“El arte se manifestó en la creación del origami y en la escritura poética de frases personales. La ciencia y la tecnología, en el armado del circuito. Pero lo más valioso fue cómo todo eso se integró para que el objeto final –el pez de papel iluminado- reflejara el sentido de nuestra práctica docente”, señaló Sebastián Pasquel. “Fue muy emocionante. Cuando vimos todos los peces iluminados en el centro del aula, quedó claro lo importante que es trabajar en conjunto, unir para sumar. Ya hay profes que están pensando cómo incorporar lo aprendido en sus clases”, compartió el artista a cargo de la actividad.

Entre las herramientas concretas que se llevaron, además del conocimiento técnico para armar un pequeño circuito eléctrico, se destacó algo más difícil de medir pero igual de importante: una nueva manera de pensar la clase. “El origami nos hizo recordar a la geometría. Cada doblez venía con una pregunta y, a medida que la figura tomaba forma, también se complejizaba nuestra reflexión sobre la enseñanza”, dijo Pasquel.

¿Y ahora qué? El proyecto tiene previstas al menos dos jornadas más. Cecilia Collavini, que también colaboró en la organización y coordina actualmente la Diplomatura en Enseñanza de Arte Escénico y Cultura Popular con Orientación en Danzas Folklóricas, adelantó que en la próxima oportunidad se abordará la relación entre corporalidad y música, con la participación de docentes de la Licenciatura en Música Autóctona, Clásica y Popular de América de la UNTREF. “La idea es seguir ampliando el repertorio de estrategias didácticas que pongan en diálogo distintas disciplinas, con el arte como hilo conductor”, remarcó Collavini.

Porque, al final, se trata de eso: encontrar nuevas formas de enseñar que prendan. Como esos pequeños peces de papel que se iluminaron al final del taller.